El año 2023 arranca con la pérdida de 215.000 afiliados y 70.700 personas más en paro

El mercado laboral sufrió por el final de la campaña navideña en medio de una coyuntura complicada. En esta ocasión, el sector público también contribuyó a la caída del empleo

Enero suele ser un mes tradicionalmente malo para el mercado laboral y esta vez no fue la excepción. Tras el fin de la campaña navideña, muchos trabajadores de temporada se van al paro y no se reenganchan hasta la primavera. En esta ocasión, la Seguridad Social perdió 215.047 afiliados, una cifra que supone empeorar los registros del último ciclo expansivo de la economía española (2014-2019) en casi 25.000 personas, y también es un dato peor al de enero de 2022, cuando se perdieron 198.000 empleos. Estos datos muestran las dificultades del mercado laboral debido a la coyuntura económica tan complicada que viven los países desarrollados y al agotamiento de la recuperación del empleo una vez que se han superado los 20 millones de cotizantes.

De hecho, el ritmo de crecimiento del empleo en tasa interanual siguió frenándose hasta el 2,31%. En los últimos 12 meses, se han creado 454.000 empleos, lo que supone el peor dato desde el final de las restricciones del covid. Hace poco más de medio año (en mayo), el ritmo de crecimiento de la ocupación era de más del doble, con casi un millón de empleos creados en 12 meses.

Enero suele ser el mes más bajo del año en términos de afiliación, por lo que es de esperar que España consiga retener los 20 millones de cotizantes. Sin embargo, la coyuntura económica sigue suponiendo una amenaza para la evolución del empleo. La nueva serie desestacionalizada que publica la Seguridad Social arroja un crecimiento de la ocupación de 57.700 personas. Este es el primer dato mensual desde que el ministerio cambió el cálculo de la desestacionalización introduciendo un nuevo patrón que mejora notablemente los datos de la primera mitad del año y empeora los de la segunda mitad.

Una de las particularidades de la evolución del mercado laboral en este mes de enero fue la destrucción de empleo público. En la sanidad, por ejemplo, se perdieron algo más de 17.000 cotizantes, cifra que contrasta con los apenas 1.700 de enero de 2022. También se destruyó empleo intensamente en la Administración pública (incluyendo Defensa y Seguridad Social), donde se perdieron casi 13.000 cotizantes, el doble que en 2022.

En el sector privado, los peores datos se los llevó el comercio, como suele ser habitual tras el fin de la campaña navideña. En total perdió 39.600 empleos, 5.000 más que hace un año. La hostelería destruyó algo más de 43.000 empleos, pero esta cifra es mejor que la del año pasado en 11.000 personas. Pero no todo fueron malos datos. La industria y la construcción, aunque perdieron empleo (7.200 y 3.200 cotizantes menos, respectivamente), se comportaron mejor de lo que suelen hacerlo en los meses de enero.

La destrucción de empleo fue generalizada por todo el país. Los peores datos se registraron en comunidades autónomas con modelos productivos muy diferentes como son Extremadura, Comunidad Valenciana y Cantabria. Las tres perdieron a más del 1,4% de sus cotizantes. En el extremo opuesto se situaron Aragón y Madrid, con una caída del empleo inferior al 0,8%.

El reflejo de esta destrucción de empleo se observa en el paro registrado. A lo largo del mes de enero, se incrementó en 70.700 personas, una cifra que mejora levemente los datos del último ciclo expansivo, aunque es mucho peor que la de enero de 2022, cuando apenas aumentó el desempleo en 17.200 personas. Con esta alza del desempleo, el número total de personas apuntadas al paro en las oficinas de empleo asciende a 2,9 millones. En cualquier caso, el ritmo de este indicador es poco representativo de la evolución del empleo, ya que está muy influido por el crecimiento del número de fijos discontinuos y por los incentivos que tengan los desempleados a estar apuntados.