A tan solo unas semanas de que finalice el año y tras más de nueve rondas de negociación, el Gobierno de España mete prisa a Reino Unido para alcanzar un acuerdo con la UE sobre Gibraltar. El titular de Exteriores, José Manuel Albares, ha comparecido ante los medios de comunicación después de mantener una reunión con los ocho alcaldes del Campo de Gibraltar, el presidente de la Mancomunidad y un representante de la Junta de Andalucía para informarles sobre las negociación y ha advertido de que Londres tiene sobre la mesa una “propuesta y equilibrada” al tiempo que ha subrayado de que “no podemos estar eternamente en esta situación”.
La propuesta que ha defendido el titular de la diplomacia española “es una propuesta global”, según ha descrito, que incluye disposiciones sobre la movilidad de personas, “con el objetivo de la supresión de la Verja y garantizar así la plena fluidez del tránsito de personas”. Esto exige que España pase a controlar, en nombre de Schengen, las fronteras exteriores de Gibraltar y que, para ello, pueda ejercer determinadas funciones y competencias, necesarias para proteger la integridad y seguridad del espacio Schengen. Es decir, que agentes de la Policía estén presentes en estos lugares críticos tanto para la seguridad de las fronteras europeas en colaboración con agentes de Frontex. No en vano, este podría ser uno de los escollos para alcanzar el acuerdo porque Gibraltar se niega a que haya agentes españoles en su territorio.
Además, se propone garantizar la libertad de movimiento de bienes entre la UE y Gibraltar, sin que ello incremente los riesgos para el mercado interior de la UE, muy en particular, para los operadores económicos de la zona en materia de competencia desleal o de tráficos ilícitos, como, por ejemplo, de tabaco. Al igual que en materia de personas, ello exigirá que España, en nombre de la UE, ejerza funciones de control y protección del mercado interior, al desaparecer los controles aduaneros entre España y Gibraltar. De hecho, durante su comparecencia, Albares ha indicado que este acuerdo persigue “unas reglas del juego equivalentes a ambos lados que permitan que la prosperidad de unos no sea en detrimento de otros”.
El texto que ya está en manos de Reino Unido también contempla disposiciones para luchar contra el blanqueo de capitales; disposiciones para garantizar elevados estándares de protección medioambiental y de protección en materia de seguridad nuclear, con el fin de que se establezcan las máximas garantías frente a potenciales daños medioambientales que afectan a toda la zona, así como de evitar una competencia económica desleal y un mecanismo financiero para programas de formación y empleo en la zona.
No en vano, en una reciente entrevista con LA RAZÓN, el embajador birtánico en España, Hugh Elliott, preguntado por el futuro acuerdo hizo hincapié en que “no corresponde que alguien presente un texto y la otra parte tenga que contestar”, dejando entrever que la negociación sigue en marcha y existen escollos todavía por resolver. No en vano, el diplomático británico se mostró “optimista”.
Tras la comparecencia del ministro, ha intervenido el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, una de las voces más críticas con la lentitud para alcanzar un acuerdo que ha puesto en duda que se alance un acuerdo en un futuro próximo. Además, ha reclamado que se cumpla el Plan para Gibraltar, que según denunció no se está cumpliendo. En este sentido, ha pedido que se cuide este territorio ya que la frontera entre España y Gibraltar es la única terrestre, junto con la de Irlanda, que existe ahora entre el Reino Unido y la UE. A diario es cruzada por 15.000 trabajadores, de los que más de 10.000 son españoles de una zona como la del Campo de Gibraltar, donde pocas veces se baja de una tasa de paro del 30%. Por lo tanto, para España también hay mucho en juego. Más allá de la cuestión de la soberanía, el Brexit obliga ahora a Madrid y la Roca a encontrar una solución pragmática de convivencia.
También valoró la reunión el presidente de la mancomunidad de Gibraltar, Juan Lozano, que se mostró más optimista pero apremió al Gobierno a llegar a un acuerdo pronto debido a la dependencia económica de Gibraltar.