El consumo se desmorona y pone en jaque al ‘Black Friday’ y la Navidad

Las empresas logísticas prevén una importante caída de la paquetería por la pérdida de poder adquisitivo

Comercios y supermercados se quedan sin capacidad de ofrecer grandes ofertas y afrontan una campaña difícil

Y el lobo llegó. Las empresas ya contienen el aliento por la acuciante caída del consumo que se precipita sobre ellas. En los últimos meses ya batallaban contra los cambios de hábito en el consumidor, pero no contra un fuerte retraimiento del bolsillo. Ahora, algunos de los principales sectores económicos reconocen una coyuntura complicada. Ocurre a las puertas del ‘Black Friday’ y la campaña de Navidad, los momentos de más facturación del año. Supermercados, tiendas de ropa y compañías logísticas y de transporte ya alertan sobre la incertidumbre que acecha.

Uno de los síntomas más claros se refleja en el bajón de los envíos de paquetes. UNO, la patronal de las empresas logísticas, así lo prevé de cara a los meses de noviembre y diciembre, los más importantes para sus firmas. El sector no dejaba de crecer en los últimos años durante esta época al ritmo del auge del comercio electrónico, pero para esta temporada pronostica un descenso del 5,3% de envíos respecto al año pasado: en lugar de los 106 millones de expediciones que se gestionaron en el ‘Cyber Monday’, ‘Black Friday’ y Navidad de 2021, para esta campaña se prevén unos 100 millones.

Su presidente, Francisco Aranda, señala que durante la elaboración del pronóstico han detectado hasta cuatro indicadores que señalan «lo mal que lo están pasando las familias» con la escalada de precios. «Ya vemos cómo están adelantando lo máximo posible las compras para aprovechar las campañas de descuentos o que buscan comercios que ofrezcan máxima flexibilidad de financiación; también se incrementan las compras de productos de segunda mano y se buscan ofertas incluso en bienes de consumo de primera necesidad», señala el presidente de UNO. «Todo eso que decíamos que no llegaba, ya está sucediendo», apostilla.

Debilitamiento de la actividad económica

La preocupación es corroborada entre los principales actores de la distribución, que tienen en esta campaña su momento más álgido de ingresos. Esta semana, Ignacio González, presidente de Aecoc, dio el pistoletazo de salida al 37º congreso de la patronal de fabricantes y distribuidores admitiendo la incertidumbre que viven las empresas del gran consumo ante las señales que indican «un debilitamiento de la actividad económica».

De esta forma se mostró «moderadamente pesimista» de cara a la Navidad, sobre todo con los supermercados, para los que prevé «una gran incertidumbre» en su campaña grande. Durante el congreso que la asociación celebró en Santiago de Compostela tampoco se mostró demasiado optimista la CEO de Eroski, Rosa Carabel, que vaticinó unas navidades aceptables, pero no extraordinarias en cuanto a cifras de ventas.

Euforia dopada en verano

Era cuestión de tiempo que el consumo entrara en caída. El verano fue un bálsamo que dejó un récord histórico de gasto turístico, pero esta euforia consumista venía dopada por el ahorro embalsado de dos años de estar en casa por la pandemia.

Una ganancia de poder adquisitivo que la inflación ha devorado antes de tiempo. El economista y profesor de ESIC, Fernando Castelló Sirvent, señala que conforme continúe la escalada de precios este ahorro se acabará liquidando. En este sentido, apunta que aunque estas alzas han empezado a moderar su crecimiento con el IPC de octubre situándose en el 7,3%, esta puede ser susceptible de influir en las expectativas de los consumidores. «Campañas clásicas para la activación del consumo como el ‘Black Friday’ y la Navidad podrían presentar un efecto incierto, todo en función de la evolución del precio de la energía durante los próximos meses», subraya el experto.

El problema de cara a esta campaña también se encuentra en la poca capacidad que tienen los comerciantes para ofrecer promociones que alienten a comprar, lo que a su vez hace que los consumidores guarden la cartera a la espera de encontrar mejores oportunidades en ropa y tecnología durante jornadas como el famoso ‘Viernes Negro’. «En general estamos proyectando un retraso en la toma de decisión de compra, especialmente desde mediados de octubre, a la espera de que los compradores culminen sus adquisiciones el 25 de noviembre», apunta la directora de medios de Rocket Digital, Marta Sánchez.

Pero lo cierto es que todo apunta a que no habrá grandes ofertas de cara a esa fecha. Comercios grandes y pequeños llevan más de un año soportando el incremento de costes y la pérdida de márgenes y no están en disposición de ofrecer gangas. Más bien al revés, «tendríamos que estar subiendo los precios de las prendas», asevera el presidente de la patronal textil Acotex, Eduardo Zamácola.

«Se nos ha incrementado la luz, los costes salariales, la logística y encima tenemos que hacer inversiones en las tiendas (por el decreto de ahorro energético) para cerrar automáticamente las puertas y tener una temperatura que es incómoda para el cliente y para el trabajador», lamenta el empresario, que cree que la compra de ropa durante esta temporada no llegará a niveles prepandemia «ni de lejos». «No tiene pinta de que vaya a haber un fervor en la calle por comprar ropa, más bien lo contrario».

De hecho, ante el escenario previsto de caída de poder adquisitivo, los pequeños comerciantes no disponen de un gran ‘stock’ al que dar salida como explica a este periódico el presidente de la Confederación Española de Comercio (CEC), Rafael Torres, que descarta que vaya a haber promociones y descuentos agresivos. «Cada comercio, en función del sector, tendrá más o menos capacidad, pero en cualquier caso se limitará a determinados artículos», relata.

Con todo, el final de año se antoja complicado y las consecuencias pueden ser letales en el primer trimestre de 2023. Miles de pequeñas y medianas empresas podrían sufrir muchas dificultades para seguir con su actividad y el empleo acusar un duro rejonazo. Para evitar el desastre e incentivar el consumo, desde la distribución piden un IVA superreducido para productos frescos (cuya compra se dispara en Navidad), el aplazamiento de impuestos como el de los plásticos previsto desde el 1 de enero, además de una rebaja del IRPF a los ciudadanos para que vean aumentar su poder de compra.