El pulso cerrado entre Marruecos y Argelia por controlar la llave del gas a Europa

Se abre la veda en la búsqueda de alternativas al gas ruso, y la necesidad de diversificar ha desempolvado proyectos olvidados en un cajón. Es el caso de dos megagasoductos:el que prepara Marruecos con Nigeria y el transahariano de Argelia. Ambos llevarían gas a Europa, compitiendo entre ellos y por obtener el favor de inversores y socios estratégicos. Asimismo hay otros actores como India, Oriente Medio o grupos terroristas que pretenden sacar beneficios en esta nueva pugna por los recursos de África, ya que como recuerda el dicho, a río revuelto, ganancia de pescadores. Mientras que China se extiende empresarialmente en el continente y Rusia tiene a consejeros empotrados en los gobiernos de diversos países africanos.

Y en todo ello, España también tiene un papel, dado las crecientes tensiones en los últimos meses con Argelia, a la vez que se podría disputar con Italia ser la puerta de entrada a Europa de ese recurso.

Jesús García-Luengos, investigador del grupo de estudios africanos de la UAM, detalla que «los megaproyectos suscitan un gran interés en términos de seguridad energética, que es una prioridad absoluta para los miembros de la UE, y para los países del África del oeste. Desde la invasión de Ucrania hay un cambio de postura de la UE. Antes no era partidaria en el marco del cambio climático que África estuviera desarrollando proyectos de petróleo y gas, pero eso ha cambiado».

Además Marruecos y Argelia saben que ganarían influencia sobre el resto de países africanos en Europa, factor que ninguna desea desaprovechar. Pero García-Luengos señala sobre estos proyectos que «en África se dice que cuando dos elefantes luchan es la hierba la que sufre, dado que si bien sobre el papel redundarían en beneficios para la zona, la población africana siempre es la perjudicada».

Al fin y al cabo, África es una gema y como señala Pilar Rangel, Profesora Asociada de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Málaga, «las mayores fuentes se encuentran en el sur del Sáhara, incluyendo Nigeria que tiene un tercio de las reservas, Tanzania o Senegal. Muy poco del gas de África ha sido explotado». Carlos Lopes, profesor en Mandela School of Public Governance, Universidad de la Ciudad del Cabo, matiza «es en esta parte del globo donde tenemos grandes reservas de uranio, potencial de hidrógeno verde, mayor potencial solar, además del gas».

El proyecto de Nigeria con Marruecos, denominado NMGP, es un gasoducto submarino que uniría la costa de África Occidental y llegaría a Europa. Es una ampliación del West African Gas Pipeline. Recorrería 7.000 km y será el gasoducto marino más largo del mundo. Movilizaría hasta 50.000 millones de dólares y prevé pasar por las aguas atlánticas de trece países: Nigeria, Marruecos, Benín, Togo, Ghana, Costa de Marfil, Liberia, Sierra Leona, Guinea, Guinea Bissau, Gambia, Senegal y Mauritania. La idea es compensar la falta del gas argelino del gasoducto de Magreb Europa (GME), que Argel decidió cerrar por la situación del Sáhara Occidental. Desde su clausura, Marruecos recuperó la estrategia energética anunciada por el rey Mohamed VI en 2016. Y su viabilidad va ganando fuerza con la suma de inversores como el Banco Islámico de Desarrollo y la OPEP. La opción marroquí parece más atractiva para España, después del cambio del Gobierno que ha enfurecido a Argelia. Y el proyecto es vendido como un gol por toda la escuadra a Argelia.

Muchas dudas

Su competidor directo es el transahariano (TSGP), que recuperó Argelia poco después de que Marruecos diera luz verde al suyo. El gasoducto de 4.128 km uniría Nigeria con Argelia, pasando por Níger y transportará 30.000 millones de m3 de gas al año a Europa. Sin embargo, García-Luengos cree que es poco viable. No tiene inversores conocidos. Además en Níger y Malí, con la presencia del grupo de mercenarios ruso Wagner y los yihadistas, la falta de seguridad es mayor.

También arroja sombras de duda para los inversores el entendimiento de Rusia con Argelia. El profesor Lopes establece que «Argelia tiene una asociación ambigua con Rusia y, en última instancia, defenderá sus intereses junto con Rusia solo cuando le convenga. Es un país muy firme en su independencia y siempre ha sido un gran impulsor del principio de no alineamiento». Si bien, como destaca Jaume Portell, periodista especializado en economía y relaciones internacionales, Argelia es uno de los principales compradores de armas rusas en África desde la caída de la Unión Soviética.

Y Portell familiarizado con la zona, apunta «Nigeria es el mejor ejemplo de los peligros asociados a la extracción y transporte de energía, donde grupos rebeldes han boicoteado los oleoductos, hasta el punto de que el Estado ha preferido pagarles dinero de forma puntual para que dejen de hacerlo». Sería un proyecto de cara a la galería según el diario Jeune Afrique, buscando entorpecer la propuesta marroquí. Gonzalo Escribano, del Instituto Elcano, ha declarado anteriormente que se imponen más soluciones a corto plazo como los buques metaneros del gas natural licuado (GNL). Y las exportaciones africanas de GNL provienen de Nigeria, Argelia o Egipto.

En ese caso España también puede mover ficha. Es el mayor importador de gas natural licuado (GNL) de la UE, podría convertirse en el próximo granero de GNL, aunque su compra a EE.UU. ha crecido tras el cierre del gasoducto del Magreb. De ahí, el papel invisibilizado que juega África, y ahora se puede cambiar la forma de ver al continente para sumar opciones. Como afirma Pilar Rangel «el nuevo camino a seguir es de Europa a África y de África a Europa».