«Si Rusia reaccionara por nuestro ingreso en la OTAN, Finlandia estaría preparada»

Está a punto de empezar una nueva era en Finlandia, uno de los países que atraerá la atención en la cumbre de la OTAN que se celebra en Madrid el 29 y 30 de junio por su reciente solicitud de ingreso en la Alianza Atlántica. La embajadora de Finlandia en España, Sari Rautio, que lleva algo menos de un año en Madrid, presume, en un español nítido, de cómo su país ha gestionado el proceso. Su presidente, Saul Niinistö, tiene hilo directo con el líder ruso, Vladimir Putin, a quien informó de la decisión de entrar en la OTAN. Finlandia, que comparte 1.300 kilómetros de frontera con Rusia, formó parte del Imperio Ruso y se independizó en 1917 en plena revolución bolchevique. Después de dos guerras con la URSS tuvo que ceder el diez por ciento de su territorio. Seis meses después de que cayera la URSS, Finlandia llamó a las puertas de la Unión Europea. Es miembro de la UE desde 1995. Hasta ahora Finlandia era un país asociado de la OTAN, al igual que Suecia, que también ha llamado a las puertas de los aliados, pero la invasión de Ucrania ha cambiado el tablero de la seguridad europea y los dos países acaban de solicitar su ingreso en la Alianza Atlántica. En el Parlamento finlandés la decisión se aprobó con solo ocho votos en contra y tres abstenciones.

Los 30 aliados han de dar su visto bueno. De hecho, Finlandia, con más del 2% del presupuesto en defensa, cumple los requisitos y es compatible con las capacidades de la OTAN. Turquía ha presentado objeciones por la presencia de refugiados kurdos, sospechosos de terrorismo para Ankara, en Suecia y Finlandia. La embajadora de Finlandia, que trabajó como diplomática tres años en Moscú, está contenta por el interés en que el proceso culmine en la cumbre de Madrid, a la que asistirá el presidente, Saul Niinistö, quien lleva las riendas de la política exterior. Explica el paso dado por su país porque Rusia es ahora «un país imprevisible» y añade que en caso de que hubiera una reacción en contra del Kremlin, Finlandia «estaría preparada».

Pregunta.- ¿Qué significado tiene para Finlandia la cumbre de Madrid y qué esperan de este encuentro histórico?

Respuesta.- Estamos invitados como asociados de la OTAN como hemos hecho en otras ocasiones. Esta cumbre es especial porque ya hemos solicitado el ingreso. Hemos escuchado muchos mensajes de bienvenida y ojalá haya más. Según las expectativas, nuestra solicitud de ingreso será uno de los temas de la cumbre. El tema más importantes será fortalecer la seguridad de la Alianza, y hacerlo en coordinación con los asociados.

P.- ¿Qué va a aportar Finlandia a la OTAN y qué va a recibir Finlandia de la OTAN una vez consumado el ingreso?

R.- Contribuimos mucho a la seguridad de la OTAN. Vamos a ser un país muy poderoso en Fuerzas Armadas. Tenemos mucho conocimiento de la zona norte de Europa, del Ártico, y también de Rusia. Defendemos nuestro territorio en el norte. Además, tenemos mucha experiencia y conocimiento en cómo luchar contra las amenazas híbridas y cibernéticas. La OTAN nos fortalece por el artículo 5, que es una garantía de seguridad para los aliados. Cualquier país cuenta con el resto en caso de agresión. La OTAN ha cambiado mucho, ha desarrollado mucho su actividad en los últimos años, es una poderosa alianza de defensa. Tiene muchos conocimientos y capacidades en seguridad cibernética, híbrida, el ciberespacio… La OTAN fortalecerá mucho nuestra seguridad.

P.- ¿Se sentían amenazados los finlandeses después de la invasión rusa de Ucrania y por eso hemos visto ese cambio brusco en la opinión pública? Hace unos años apenas había un 20% a favor de entrar y ahora es la mayor la que apoya este paso.

R.- El gobierno finlandés no siente una amenaza militar directa de Rusia hacia Finlandia. Hay ciudadanos que sí se sienten amenazados, otros no. Pero, según las encuestas, después de la invasión los ciudadanos han llegado a la conclusión de que nuestra seguridad necesitaba el ingreso en la OTAN. Muchos sí sienten esa amenaza directa por parte de Rusia.

P.- Leí que su presidente, Sauli Niinistö, también destacaba cómo hubo una reacción contra el veto de Putin al ingreso de Suecia y Finlandia en la OTAN. Habló de líneas rojas y eso irritó a los finlandeses.

R.- También ha influido. En décadas pasadas Rusia ya había dicho que no le gustaba la idea del ingreso de Finlandia en la OTAN, o que reaccionaría militar o políticamente si lo hacían Finlandia y Suecia. No aceptamos que Rusia intente limitar nuestra libertad de decidir lo que queremos sobre nuestras relaciones internacionales. Y muchos finlandeses han pensado que es el límite, que no necesitamos que Rusia nos diga lo que podemos o no hacer.

P.- ¿Qué relevancia ha tenido para Finlandia que Suecia también quiera entrar en la OTAN?

R.- Tradicionalmente Finlandia y Suecia tienen una coordinación activa en cuestiones de asuntos exteriores, en seguridad y especialmente en defensa. Somos los dos países con el partenariado más estrecho con la OTAN. A esta cooperación se llama 30+2 (por los 30 aliados y los dos asociados). Es natural que también nos coordinaremos para solicitar el ingreso.

P.-  Durante mucho tiempo Rusia sí puso límites a Finlandia.

R.- Rusia no tanto, fue la Unión Soviética. Durante la Guerra Fría, después de la II Guerra Mundial, cuando hubo una guerra con la URSS, firmamos un acuerdo de paz y perdimos un diez por ciento de nuestro territorio. En esa época no teníamos opciones abiertas en nuestra política exterior y de seguridad. Siempre teníamos que tener en cuenta la reacción de la URSS que nos había atacado con su maquinaria de guerra. Después de la Guerra Fría solicitamos el ingreso en la UE. Si no pedimos entrar en la OTAN no fue por Rusia, sino porque no veíamos la necesidad en ese momento. Ese cálculo cambió cuando Rusia invadió Ucrania.

P.- ¿No temen la reacción del Kremlin?

R.- Lo que vemos es que Rusia ha empezado una guerra brutal e injusta en Ucrania. Esto ha cambiado nuestro entorno de seguridad; Rusia es ahora un país imprevisible. Esto es lo más importante. Si hubiera una reacción en contra por parte de Rusia, nosotros estaríamos preparados.

P.- En Finlandia conocen muy bien Rusia, hay cierta cercanía. Comparten una frontera de 1.300 kilómetros. Su presidente ha tratado a Putin más que otros líderes. ¿Esperaban que Rusia invadiera Ucrania en febrero?

R.- Tenemos una cercanía geográfica e histórica: durante 100 años fuimos parte del Imperio Ruso. Pero somos países muy distintos: Finlandia es un país nórdico de bienestar, sin apenas corrupción. Durante años hemos sido el número uno en la lista de Transparencia Internacional como país menos corrupto. Rusia es uno de los más corruptos. El sistema de estado es distinto: somos una democracia y Rusia no lo es y cada vez está más cerca del totalitarismo. Sabíamos que Rusia iba en mala dirección, veíamos la tendencia autocrática, que no respetaba los derechos humanos ni las reglas de la democracia, que no había estado de derecho… La esperanza que teníamos en los 90 de que Rusia se acercara a nosotros en lo que se refiere al Estado de derecho ya se había perdido. Pero no creíamos que iría tan lejos y empezara una guerra absurda en Ucrania. Habíamos visto la movilización de sus Fuerzas Armadas y podíamos esperar que iban a emprender algún tipo de operación, pero estar matando a civiles, violando a mujeres y niños, destruyendo todo el país… No hay manera de entenderlo. Es inaceptable.

P.- Usted ha vivido en Moscú como diplomática. ¿Cómo fue la experiencia?

R.- Fue entre 2005 y 2008 la época en que las cosas empezaron a ir mal. Cuando llegué en 2005 parecía que Rusia podía evolucionar a un país más moderno, que invierte en tecnología e investigación, pero el discurso de la Conferencia de Múnich de Putin en 2007 ya anticipaba por dónde iba: Rusia no estaba contenta con su país en el mundo y quería tomar un papel más beligerante.

P.- Teníamos muchas pistas de la deriva de Rusia pero fuimos muy confiados.

R.- Ahora se ve más claro cuando miramos hacia atrás. Hubo quienes demandaban una respuesta más fuerte en 2014, cuando Rusia se anexionó Crimea. Pero la UE es un actor responsable, aunque Rusia quiera una guerra, nosotros no. Deseamos salvaguardar la vida humana, la economía, el bienestar de sus ciudadanos. Es difícil responder a un país al que no le importa la vida, ni la seguridad, ni el bienestar. Esto tenemos que pensarlo. La OTAN no ha intervenido militarmente en el conflicto, sino que es cada Estado el que decide. Pero es muy difícil cuando vemos el sufrimiento de los ucranianos. No podemos hacer todo lo que queremos porque conlleva riesgo de un conflicto más amplio.

P.- Rusia insiste en que la OTAN se ha expandido de forma agresiva y que incluso ha llegado a su territorio.

R.- Cada uno vemos nuestro entorno de manera distinta. El punto de vista es distinto si miras el mundo desde Madrid, Helsinki o Moscú. Por otro lado, Rusia nunca ha reconocido cómo el propio régimen mató a millones de sus ciudadanos. Alemania sí lo hizo. Esto de la expansión es narrativa rusa. Es posible que el régimen ruso no entiende qué es democracia ni la capacidad de decidir libremente. Era una obligación formar parte del Pacto de Varsovia. A la OTAN se accede libremente. Pero Rusia no entiende que no hay una organización que les obligue. Nadie ha atacado a Rusia, ni en 2008, ni en 2014 ni en 2022. Rusia atacó a Georgia, y dos veces a Ucrania. Y dicen que es la OTAN la agresora. Es mentira.

P.- Finlandia está suministrando armamento a Ucrania.

R.- Sí, lo hacemos discretamente.

P.-  Los europeos están sufriendo mucho el impacto de esta guerra. El Papa incluso habla de la III Guerra Mundial por su onda expansiva.

R.- No creo que estemos en una III Guerra Mundial. Los Estados responsables hacemos lo que está en nuestras manos para evitarlo. Pero temo que esta guerra rusa va a continuar durante mucho tiempo porque no veo voluntad en Rusia de negociar a un acuerdo de paz. Busca la destrucción total de Ucrania. Lo que es cierto es que el efecto económico en Europa es importante. Cuanto más ambiciosos son los Estados en la transición a otras fuentes de energía renovables, más armas tienen contra Rusia. Hay que explicar a los ciudadanos que hace falta resiliencia frente a la subida de precios, que es el precio de la democracia y de la libertad.

P.- Hubo un corte del suministro de gas a Finlandia. ¿Qué otros efectos han tenido por su decisión de ingresar en la OTAN?

R.- Estamos preparados con fuentes de energía muy amplia. En el pasado importábamos de Rusia pero lo hemos ido sustituyendo. Cortar el gas o la electricidad de Rusia no nos ha afectado mucho. Los precios, sobre todo de la energía, están subiendo en Finlandia, como en otros países, y eso tiene efecto en nuestra economía. Pero el gobierno y los finlandeses tienen claro que es un precio que hay que pagar. Hay que buscar cómo aliviar el efecto a los ciudadanos y al mismo tiempo no ceder a las amenazas rusas.

P.- Resulta curioso que se hablara al principio de la finlandización de Ucrania y ahora Finlandia se haya desfinlandizado. Sé que a ustedes no le gusta el término.

R.- El término viene de la época en que Finlandia era un país neutral durante la Segunda Guerra Mundial, una neutralidad impuesta por la Unión Soviética. De alguna manera eso nos permitió con pequeños pasos hacia la integración occidental. Somos un país nórdico, democrático, un país de bienestar. Ese fenómeno nació en ese momento determinado, pero no es una política que se pueda exportar a otro país o a otro contexto, y menos Finlandia lo va a recomendar. Cada país debe decidir cómo maneja su relación con un vecino difícil.

P.-  El ingreso en la OTAN sería la culminación de ese proceso de occidentalización.

R.- Se puede ver así. Personalmente creo que no nos faltaba ese paso para ser un país occidental, porque somos un país cien por cien occidental, pero añade un paso más al integrarnos en una organización occidental.

P.- Falta que Turquía acceda. ¿Qué pide a Finlandia Turquía y que están dispuestos a aceptar?

R.- Turquía ha sido bastante abierta sobre cuáles son sus preocupaciones. Se refieren a legislación sobre terrorismo y la presencia de actividad terrorista en nuestros países. Finlandia nunca ha apoyado a terroristas ni ha sido un refugio de terroristas. Nuestra legislación sobre terrorismo es similar a otros países de la UE que son miembros de la OTAN. Estamos aclarando nuestra legislación y nuestros protocolos para que Turquía sepa cómo es. Hay kurdos en Finlandia que han solicitado asilo pero analizamos caso por caso. El proceso es transparente.

P.- ¿Se esperaban esa reacción de Turquía?

R.- No lo esperábamos porque hubo contactos con todos los países de la OTAN, también con Turquía. Primero no puso objeciones y luego, una vez anunciada la solicitud de ingreso, sí las plantearon.

P.- ¿Y si rechazan a Suecia y aceptan a Finlandia?

R.- Vamos mano a mano. No es aceptable que nadie nos intente dividir.

P.- ¿No se plantearon convocar un referéndum?

R.- En el pasado sí se habló de vez en cuando sobre un referéndum pero al final se decidió que hubiera una discusión abierta. El Parlamento finlandés representa al pueblo. Los ciudadanos y los parlamentarios recibieron un análisis abierto sobre el entorno de seguridad. Se hizo un trabajo muy amplio sobre los elementos que había que fomentar si había que fortalecer la seguridad y una posibilidad era ingresar en la OTAN. Las encuestas indicaban una tendencia clara: en otoño pasado era del 20% el apoyo al ingreso y ahora un 75%. Es muy claro que los finlandeses quieren estar en la OTAN.

P.- ¿Aceptarían que instalaran armas nucleares en territorio de Finlandia?

R.- No es algo que deseamos ni solicitamos ni la OTAN se lo plantea.

P.- Hay voces que señalan que no se puede humillar a Putin porque eso haría imposible una salida. Macron lo dijo y su presidente aludió a que tendrá que acabar con una negociación. ¿Cómo ven el día después de la guerra? ¿Habrá que negociar con Putin?

R.- Va a ser complicado. No sabemos lo que está pasando en Moscú. Con una guerra no se resuelve nada; se puede cambiar de posición en el terreno pero habrá necesidad de negociar. No es importante salvar la cara de nadie. Lo importante no es que Putin sea humillado o no, él es quien se ha humillado con lo que ha hecho y hacen sus Fuerzas Armadas. No podemos cerrar la puerta de una solución negociada pero eso no significa que haya que ser amables con Putin. Hemos de buscar una solución pero no hemos de pensar demasiado en Putin.

P.- ¿Cómo se va a organizar la arquitectura de seguridad europea? ¿Cuáles son las lecciones de esta guerra para la seguridad europea?

R.- Hemos de fortalecer nuestra seguridad en el marco de la UE y de la OTAN. La OTAN es una organización de defensa; la UE es un gigante de regulación, de políticas, de apoyo al desarrollo, una organización de financiación. No se excluyen; actúan con sinergia. Rusia pertenece a la OSCE pero ha violado este orden de seguridad que se fijó en Helsinki. No respeta ese orden europeo de seguridad. Veremos cómo podremos reconstruirlo.

P.- Si Rusia queda excluida totalmente, tendrá otros aliados como China.

R.- Vemos claramente que esta guerra rusa tiene repercusiones en todo el sistema global China está en una posición difícil. No quiere tomar posiciones pero Rusia se apoya en China. Rusia quedará en manos de China. La economía rusa será muy dependiente de China. Vemos riesgos, pero mientras Rusia libra la guerra en Ucrania no podemos pensar cómo mantener a Rusia en nuestro ámbito. Rusia hace todo por salir. No lo entenderían nuestros ciudadanos. Es obligación de Rusia ese acercamiento. La responsabilidad es de Rusia y sería en interés de los rusos.