Tropas españolas a 200 kilómetros de Rusia: «Misiones como la de Letonia acaban con nuestros complejos»

El Teniente Coronel Fernando Fuentesal García, jefe del contingente español que forma el ‘Battle Group’ de la OTAN, considera que ahora mismo «no hay ninguna operación con mayor retorno»: «Disuadimos preparándonos para defender»

En medio de una guerra entre Rusia y Ucrania y a escasos días de que se celebre en Madrid una cumbre de países de la OTAN que será decisiva para el devenir del conflicto armado y el futuro de la Alianza, la base de Adazi (en Letonia), tiene más actividad que nunca. Acaban de llegar 85 soldados del ejército español, que se suman a los 506 que ya se encuentran aquí. Ellos se encargarán de manipular los misiles antiaéreos que en los próximos días llegarán a estos dos kilómetros de base que, junto a los ocho que componen los campos de maniobras, destaca por ser la más grande de todos los asentamientos que hay en los países del Báltico.

España es el segundo país que más afectivos aporta a Letonia, por detrás de Canadá -líder de la formación- y por delante de Italia. Antes de que Putin invadiera Ucrania, había 347 soldados. Desde entonces, contando con las nuevas incorporaciones, han llegado otros 244 soldados españoles a esta misión permanente de la OTAN, suyos efectivos, al menos en el caso de España, rotan cada seis meses. Mantener la disuasión frente a cualquier agresión que puedan sufrir Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, los países del Báltico. Este es el mandato de la misión permanente ‘Enhanced Forward Presence’ (eFP) de la OTAN, que consiste en la formación de cuatro grupos de combate multinacionales liderados por el Reino Unido, Canadá, Alemania y Estados Unidos. La formación de estos ‘Battle Group’ y la decisión de la OTAN de aumentar sus efectivos tras la invasión rusa en Ucrania deja claro que un ataque a un aliado será considerado un ataque a toda la Alianza.

«Aquí seguimos haciendo instrucción de lo que hacemos en España. De alguna forma, es una oportunidad única para mejorar nuestras capacidades», explica el Teniente Coronel Fernando Fuentesal García, jefe del contingente español que forma el ‘Battle Group’ de Letonia. Fuentesal considera que aquí las tropas aprenden en seis meses lo que en España en dos años, por eso «ahora mismo no hay ninguna operación con mayor retorno en cuanto a preparación, operatividad y profesionalidad»: «La imagen de España aumenta exponencialmente con esta misión. Aquí disuadimos preparándonos para defender».

El capitán Antonio Cortés
El capitán Antonio Cortés – E.T

El capitán Francisco Izquierdo sigue al Teniente Coronel unos pasos por detrás. Va indicando a la prensa las «zonas sensibles» de Adazi, que bajo ningún concepto se pueden grabar ni fotografiar, como edificios, vallas o cámaras de seguridad. Nadie olvida que esta base, la más importante de la OTAN en la región, se encuentra a 200 kilómetros de la frontera con Rusia, por lo que no deja de ser un potencial objetivo para Putin. Pese a ello, en la base se respira tranquilidad, y eso que la guerra comenzó cuando este destacamento acababa de llegar a Letonia. «Aquí la guerra no nos ha afectado. Nosotros, tal y como vinimos, hemos seguido con nuestra misión, que es proteger a Letonia en caso de necesidad. Y estamos más que preparados», cuenta a ABC el capitán Antonio Cortés (31 años), minutos después de haber dirigido la detonación de 200 gramos de explosivos por parte de un grupo de soldados españoles de la compañía de ingenieros para derribar una puerta.

El sargento José Luis Hidalgo, junto a cabo Cárdenas, el soldado Pastor y el Cabo Esquina, frente al Leopardo
El sargento José Luis Hidalgo, junto a cabo Cárdenas, el soldado Pastor y el Cabo Esquina, frente al Leopardo – E.T

Opina lo mismo el sargento José Luis Hidalgo, jefe de la unidad que integra el carro de combate ‘Leopardo 2E’: «Nuestras familias están tranquilas y nosotros hemos continuado con nuestra instrucción y estamos preparados para cualquier cosa que pueda surgir». Junto al cabo Cárdenas, el soldado Pastor y el cabo Esquina -conductor, tirador y radio cargador, respectivamente, de este carro de combate, que es la primera vez que se despliega fuera de España- Hidalgo hace un balance «muy bueno» de esta misión. Considera que han podido «poner en práctica» todos los conocimientos para los que se han estado instruyendo en España. «En cuanto a ejercicios de tiro, aquí tenemos muchas posibilidades que en territorio nacional no tenemos. Nos llevamos mucha experiencia y aprendizaje», añade. También el honor de conducir el Leopardo por tierras extranjeras. «Es un orgullo poder estar con un carro como estos en Letonia. Y además con gente tan buena a mi lado», apostilla Hidalgo.

La barrera del inglés, cada vez más superada

«Misiones como esta vienen muy bien para quitarse determinados complejos», apunta el Teniente Coronel Fuentesal. Su experiencia dirigiendo otros destacamentos españoles fuera del territorio nacional, le ha hecho constatar que «hasta que uno no sale al extranjero y no trabaja en un cuartel multinacional no se da cuenta de lo mucho que vale». Uno de esos principales complejos tiene que ver con el inglés. «Muchas veces el tema del inglés es una barrera, pero un comandante inglés por lo general no le llega a los tobillos a un comandante español. Primero porque lleva quince años menos en el ejército y porque el bagaje es distinto. Hablan infinitamente mejor inglés que nosotros, pero no saben ni de lejos lo que nosotros sabemos», apunta Fuentesal, al tiempo que añade que «lo mejor que tenemos nosotros son los soldados».

«Un soldado español le da mil vueltas a la mayoría de países en disciplina, instrucción y conocimiento. Pero hasta que uno no sale y se pone a trabajar con un italiano, un americano o cualquier otro, no se da cuenta de que no tenemos nada que envidiarles», reconoce el Teniente Coronel. Saca pecho de las tropas españolas recordando una anécdota con los canadienses en las primeras semanas de la misión: «Se quedaban alucinados cuando nos veían que íbamos a dormir fuera, a la intemperie, sin tienda y sin nada, solo con un poncho. Decían que estábamos locos, pero nosotros tenemos que estar preparados para cualquier cosa».

El fracaso ruso, un aventaja de España

Tan a punto que a este destacamento no se le resiste ni una maniobra tan complicada como el montaje de pontones, lo que demuestra la capacidad de este ‘Battle Group’ en cursos de agua. Un ejercicio que practican con una rapidez pasmosa y con el que Rusia fracasó estrepitosamente el pasado mes de mayo, cuando perdió 70 blindados en el río Donets al no conseguir levantar un puente improvisado para tomar la ciudad de Lysychansk. «Esta es una de las operaciones más complicadas de coordinar y ejecutar», apunta el capitán Cortés. Y concluye: «Este ejercicio hay que tenerlo muy bien planeado y coordinado y dedicar muchos recursos para proteger a los soldados que nos dan el paso al puente y al río. Para ello hay que proteger muy bien la zona con artillería y apoyo aéreo».

El capitán Enrique Pedraza
El capitán Enrique Pedraza – E.T

Cerca del río, un nuevo escenario de batalla lleva al subgrupo táctico mecanizado a efectuar un ejercicio de fuego real, dirigido por el capitán Enrique Pedraza (34 años). En el centro del campo de maniobras hay un personal VIP que debe ser rescatado. Para ello, los tiradores llegan a una posición y empiezan a abatir objetivos. Se suman a ellos varios carros de combate que lanzan misiles contra carro. Pedraza dirige la misión a una altura que permite ver como todos los flancos están más que cubiertos para facilitar el paso del grupo de asalto que ejecutará la acción de rescate. En cuestión de diez minutos, la misión ha terminado. Y con éxito.