Los sistemas Mando y Control: el gran desastre del Ejército de Putin

Los misiles contracarro y los drones han sido las armas que han permitido a las fuerzas ucranianas frenar el avance de los convoyes rusos, no obstante hay otro factor que ha posibilitado, aún más, el desastre del Ejército de Putin en la guerra de Ucrania: la ausencia y obsolescencia de su sistema de Mando y Control.

Pero, para empezar, ¿qué es el Mando y Control en un campo de batalla?. Hay dos partes diferenciadas: la estructura de toma de decisiones desde el nivel político a los militares de alto rango y de estos en orden descendente hacia la tropa; y los Sistemas de Información y Telecomunicaciones (CIS, en el argot militar) que permiten la transmisión de esas órdenes.

«Estamos sorprendidos»

En ambas esferas, la estrategia rusa –que se ha saldado con doce generales abatidos

directamente en la línea del frente, algo inaudito en la guerra moderna– revela la deficiente y obsoleta maquinaria de guerra rusa en este aspecto. Además, cuando las telecomunicaciones fallan, el liderazgo de las unidades subordinadas debe salir a relucir. Aquí el ejército de Putin, sin una escala de suboficiales eficiente, ha fallado más si cabe.

«Estamos sorprendidos. No es lo que esperábamos», apunta una fuente militar española sobre el mal desempeño ruso en esta faceta, sobre todo al hacerse evidente que invadían un país sin utilizar una red segura de comunicaciones militares propia. «Han utilizado la GSM ucraniana, es decir la red comercial de telefonía móvil. Esto ha tenido dos efectos: la geolocalización de sus dispositivos que ha propiciado ataques ucranianos y la imposibilidad de destruir esa GSM local para impedir las propias comunicaciones internas de Ucrania, sencillamente no podían atacar las telecomunicaciones ucranianas porque se quedaban sin ‘cobertura’», explica la misma fuente militar.

Todo ello deriva de los obsoletos ‘artilugios’ utilizados por las unidades rusas para sus comunicaciones: «Ahora entendemos por qué carros de combate se perdían, por ejemplo».

Para Javier Jordán, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Granada y especialista en Estudios Estratégicos y Militares, «antes que por una cuestión tecnológica los problemas iniciales de mando y control ruso tuvieron que ver con la estructura de mando y el diseño de la operación. Al comienzo, las operaciones se dirigían simultáneamente desde cuatro cuarteles generales, lo que dificultaba el mando y control. Ahora lo han unificado».

Además, el empleo del nivel de batallón (unos 700-1.000 soldados) con una muy escasa capacidad de mando y control y de inteligencia respecto al empleo del nivel brigada (3.000-5.000 soldados) sobrecargó esos cuarteles generales de nivel superior. Sencillamente, decisiones que debían tomarse en el campo de batalla se tomaban a cientos de kilómetros y sin buenas comunicaciones.

Móviles robados a civiles

Para Jordan no hay duda de que «el sistema de radios encriptadas Azart y Akveduk no han funcionado bien en condiciones de combate real y han tenido problemas de alcance. Por otra parte, su sistema de telefonía militar depende de la infraestructura de comunicaciones civil. Y al destruir las torres en algunos avances, tampoco podían utilizarlo. Como consecuencia echaron mano de sus propios teléfonos móviles o de móviles robados a civiles ucranianos que no eran seguros».

Esa falta de seguridad de las comunicaciones rusas sencillamente facilitó la labor de la inteligencia militar ucraniana que ha contado, presumiblemente, con la ayuda de inteligencia de comunicaciones y de señales de países de la OTAN: «Con aviones de inteligencia volando constantemente cerca de la frontera. Esto también ayuda a explicar las pérdidas de mandos rusos localizados. Se habla también de treinta coroneles muertos, lo que también degrada la calidad del mando y control ruso», explica Jordán.

Efectivamente, Estados Unidos envió en marzo a Alemania aviones EA-18G Growler de la US Navy. Son aviones de combate F-18 especializados en guerra electrónica para captar dichas comunicaciones o impedirlas, por ejemplo, sin tener que entrar en el espacio aéreo de Ucrania. Algunos de estos aparatos han sido localizados en Polonia.

Guillem Colom, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Pablo Olavide y codirector del ‘think tank’ ‘Thiber’, también apunta a tecnologías como Starlink –la constelación de satélites que brinda internet de banda ancha y que el empresario Elon Musk puso al servicio de Ucrania– como «un factor importante para que el Mando y Control ucraniano haya podido minimizar el impacto de ciberataques y apoyado la resiliencia de las redes de comunicación ucranianas».

Así, el ‘hackeo’ inicial que hubo contra los servicios de telecomunicaciones de Ucrania fue solucionado rápidamente en los prolegómenos de la invasión rusa. «En este sentido las compañías tecnológicas occidentales han jugado un papel en favor de Ucrania».

Starlink también ha ayudado a seguir operando drones civiles utilizados para misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) y localización de objetivos, además de favorecer la conexión de los civiles y en esta guerra un civil cerca de unidades rusas puede convertirse en un ‘sensor’ válido para la inteligencia ucraniana.

Todo el desbarajuste de comunicaciones del Ejército ruso tenía su traslación al campo de batalla: los mencionados generales muertos, carros y unidades perdidas, ausencia de operaciones conjuntas… daba la sensación de que se enviaron a la guerra batallones por cuenta propia con una autonomía que, paradójicamente, no es una marca de la doctrina militar rusa donde las decisiones son aún más piramidales que en los ejércitos occidentales, donde se da más espacio al liderazgo de esas unidades sobre el terreno.

En este sentido, el diario ‘The Guardian’, citando a fuentes de la inteligencia británica, informó de que el mismísimo Vladímir Putin se habría involucrado en la toma de decisiones a nivel coronel o general de brigada en el último intento fallido de avanzar en el Donbass. La derrota rusa en el cruce del río Donets, cerca de Bilohorivka, ha simbolizado el nuevo fiasco ruso.

Ben Barry, ex general de brigada del ejército británico y experto en guerra terrestre en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, se refería así a esta cuestión: «Un jefe de gobierno debería tener mejores cosas que hacer que tomar decisiones militares. Deberían establecer la estrategia política en lugar de empantanarse en la actividad del día a día».

Otro factor en el plano de la comunicaciones –o para no ser detectado, mejor dicho– ha sido la utilización, por parte de las unidades de operaciones especiales ucranianas, de equipos de ‘jamming’ portátiles tácticos. «España, por ejemplo, no cuenta con ese tipo de equipos. Es un nivel que solo se alcanza cuando te has adiestrado y has estado codo con codo con operaciones especiales de EE.UU., cuando te han ‘apadrinado’», comenta otra fuente militar española.

¿En qué consiste los equipos de ‘jamming’ portátiles? Básicamente para librar la guerra electrónica. Son dispositivos que bloquean señales, ya sea de dispositivos GPS, wifi, 3G, etc., con el objetivo de evitar ser localizados.

En España: Indra y Thales

¿Y España? El Ejército de Tierra por ejemplo cuenta, entre otras capacidades, con una nueva versión del Sistema de Gestión del Campo de Batalla (BMS, ‘Battlefield Management System’) desarrollado por las empresas tecnológicas Indra y Thales con el objetivo de asegurar las comunicaciones. Permite visualizar en tiempo real la posición exacta de cada miembro del grupo mientras avanzan hacia el objetivo.

Entre otras funciones también permite a las unidades de infantería coordinarse mediante mensajería de texto sin necesidad de utilizar la voz. Estas unidades portan una tableta rugerizada (a prueba de golpes) que se conecta por wifi a sus radios tácticas y les comunica con la cadena de mando y colaterales. «Todo el grupo recibe simultáneamente órdenes actualizadas con el plan de la misión junto a imágenes y vídeos del objetivo». Este es un ejemplo de escenario táctico que no se ve en el Mando y Control ruso: el gran desastre del ejército de Putin.