Noruega, una alternativa al gas ruso con problemas de conciencia

En 2015, la serie “Occupied” narraba cómo Noruega es invadida por Rusia tras decidir poner fin a la explotación de energías fósiles. En su lugar, el Gobierno ecologista que había asumido el poder promovía las energías limpias, entre ellas la nuclear con torio, un elemento químico menos dañino que el uranio y el plutonio. En la serie, La UE, adicta al gas y al petróleo noruegos que hacían funcionar su economía, apoyó al ocupante ruso para regresar al “statu quo”.

Lo que hace siete años parecía un imaginativo “thriller” político, hoy reviste visos de realidad tras la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero. Si bien los motivos son distinto, la dependencia energética es la misma y Noruega, principal productor de gas y petróleo de Europa occidental, vuelve a estar en el punto de mira. Actualmente, el 20-25% del gas importado por la UE es noruego, frente al 45-50% ruso. Más de la mitad, el 55,6% de las exportaciones noruegas van dirigidas a Reino Unido, Bélgica y Países Bajos, mientras que solo el 2% es vendido a Alemania, según Nordea Market.

Mientras EE UU representa el 44% de la exportaciones mundiales de gas y Rusia un 16%, Noruega aporta un 2,5%. Sin embargo, su producción es crucial para limitar una dependencia energética con Moscú que permite al Kremlin financiar la guerra con nuestro dinero.

El país nórdico de 5,3 millones de habitantes, que ha asentado su riqueza en las exportaciones de gas y petróleo desde que descubrieron los primeros yacimientos en el mar del Norte a finales de los años sesenta. Los hidrocarburos suman el 40% de sus exportaciones y ocupan al 40% de la población activa.

Noruega, que no es miembro de la UE tras rechazarlo en sendos referéndum en 1972 y 1994, pero sí del Espacio Económico Europeo (EEE), ha escuchado la llamada europea de ayuda, pero prefiere rebajar las expectativas. “Noruega produce tanto gas como es posible y no tiene mucho más que ofrecer a largo plazo. Estamos a toda máquina”, explicó gráficamente el ministro de Energía, Terje Aasland, en la reciente conferencia anual de la patronal noruega del petróleo y el gas.

Noruega maximizará su producción de gas durante el verano, que suele ser cuando las empresas reducen la producción debido a la baja demanda para realizar el mantenimiento de sus plataformas marinas. Según las estimaciones de organismos noruegos, de mantenerse el ritmo actual, se podría cerrar el año con una exportación de 123.000 millones de metros cúbicos, un 5% más que el récord de 2017 y casi un 9% más que en 2021.

El primer ministro  noruego, Jonas Gahr Støre, escucha el discurso telemático del presidente ucraniano, Volodomir Zelenski al Parlamento el 30 de marzo

El primer ministro noruego, Jonas Gahr Støre, escucha el discurso telemático del presidente ucraniano, Volodomir Zelenski al Parlamento el 30 de marzo FOTO: Torstein Boe EFE

“Las compañías noruegas suministran todo lo que pueden y hacen ajustes para suministrar aún más. Pero no podemos aumentar el volumen de forma significativa”, advertía hace días en Oslo el primer ministro noruego, el laborista Jonas Gahr Støre, durante la visita del ministro de Economía alemán, Robert Habeck. ansioso por encontrar suministradores alternativos al oso ruso.

Las palabras de las autoridades del país nórdico no parecen ser suficientes para el presidente ucraniano. Durante un discurso ante el Parlamento noruego la semana pasada, Volomir Zelenski insto a “garantizar una gestión responsable y a largo plazo de los ingresos procedentes de los recursos petrolíferos y gasísticos, para que esta riqueza beneficie tanto a las generaciones actuales como a las futuras”.

Como los Veintisiete, Noruega se ha sumado a las sanciones contra Rusia por la invasión de Ucrania y ha proporcionado ayuda militar a Kiev. Sin embargo, el hecho de enriquecerse gracias a una tragedia como la guerra crea dudas entre la población y las autoridades del país nórdico que concede anualmente el Nobel de la Paz. Según las estimaciones, Los beneficios por las exportaciones de gas y petróleo pasarán de 29.000 millones de euros a 179.000 millones de euros si Rusia es excluida del mercado energético. “Hay momentos en los que no es divertido ganar dinero y, dada la situación, este es uno de ellos”, confesaba a la cadena TV2 el ministro noruego de Petróleo y Energía.

De ahí que se haya originado un debate nacional sobre si estas ganancias extraordinarias deberían invertirse parcial o totalmente en la reconstrucción de Ucrania en vez de en el conocido como Fondo Gubernamental de Pensiones Global, una especie de hucha donde Noruega invierte la riqueza generada por los hidrocarburos para las nuevas generaciones. Una exitosa fórmula que ha evitado que el país nórdico haya caído en la conocida como “maldición del petróleo”, es decir una economía dependiente exclusivamente del oro negro.

Como primera medida, Gahr Støre ha prometido que el fondo del petróleo, el mayor fondo soberano del mundo, se retirará del mercado ruso, donde posee bonos del Estado y acciones en 47 empresas.

En 2018, Noruega fue el 14º mayor productor de petróleo del mundo y el 8º mayor productor de gas natural, según las últimas cifras de la Administración de Información de Energía de EE UU. Pese a las recelos medioambientales, la coalición de Gobierno entre socialdemócratas y centristas formada tras las elecciones generales de septiembre promete conceder el año que viene nuevas licitaciones para nuevas prospecciones. “El acceso a nuevos y atractivos acres de exploración es un pilar en la política del gobierno para un mayor desarrollo de la industria petrolera”, anunció en marzo Terje Aasland. “Los nuevos descubrimientos son cruciales para garantizar puestos de trabajo, creación de valor y producción”, explicó el ministro de Petróleo y Energía.