La UE no financiará alambradas en la frontera con Bielorrusia

La Unión Europea va a mantener la presión sobre el dictador bielorruso, Alexander Lukashenko, para intentar detener el flujo de migrantes de su país, incluyendo nuevas tandas de sanciones, pero no financiará alambradas o muros como exigía Polonia, el país más afectado por este fenómeno que la mayoría de países consideran ya como «un ataque híbrido» para desestabilizar a las instituciones comunitarias.

El debate sobre migración en los últimos compases del Consejo Europeo que terminó ayer en Bruselas se extendió varias horas más de lo previsto en un campo lleno de trampas políticas y técnicas que demuestran hasta qué punto esta estratagema de Lukashenko es realmente una maniobra hostil muy efectiva y relativamente barata para causar dolores de cabeza a sus vecinos occidentales.

Los líderes europeos se comprometieron a seguir contrarrestando lo que la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, calificó como una operación de «contrabando de migrantes patrocinado por el Estado» y varios países han sugerido que la UE financie la construcción de algún tipo de barreras físicas para proteger su territorio. Von der Leyen admitió que los fondos europeos se pueden usar para la gestión de fronteras, incluido el equipo, el personal y la logística, pero también que «no habrá financiación para concertinas y muros».

El presidente francés, Emmanuel Macron, salió en su defensa al reconocer que «como lo han considerado varios países, la migración se ha convertido en un instrumento de desestabilización de Europa y por eso debemos protegernos. Pero no debemos hacerlo abandonando nuestros valores».

La construcción de esa barrera física puede convertirse en un nuevo agravante de las relaciones entre Polonoa y la UE ya muy tensas por los problemas de respeto al Estado de derecho, porque a primeros de mes, el Gobierno polaco aprobó un proyecto de ley que permitirá la construcción de una barrera con sensores de movimiento en toda la frontera con Bielorrusia para disuadir a las personas de cruzar. En el documento de conclusiones, los líderes invitaron finalmente a la Comisión a proponer «los cambios necesarios en el marco legal de la UE y tomar medidas concretas respaldadas por un apoyo financiero adecuado», como había pedido el presidente lituano, Gitanas Nauseda, y por ello al final de la reunión lo celebró diciendo que con este acuerdo «el régimen de Lukashenko verá ahora que la Unión Europea es capaz de reaccionar, puede tomar las decisiones y está lista para defenderse».

Miles de inmigrantes de países de Oriente Próximo y Asia Central (sobre todo Irak, Irán, Siria y Afganistán) han sido atraídos a Bielorrusia con visas de turista y se les ha animado a cruzar clandestinamente la frontera. No pocos han han muerto de agotamiento en la frontera polaco-bielorrusa desde agosto, cuando la dictadura de Lukashenko puso en marcha esta estrategia para vengarse de las sanciones que le había impuesto la UE por su acoso a la oposición democrática.