Paula Badosa hace historia al meterse en la final de Indian Wells

Paula Badosa ya es historia del tenis español. La jugadora de 23 años, número 27 del mundo, jugará su primera final de Masters 1.000 en Indian Wells tras derrotar a la tunecina Ons Jabeur por 6-3 y 6-3. Es la primera española en acceder a una final en el desierto californiano desde que lo lograra Conchita Martínez en 1996. Ya ha llovido.

Lo logró de forma convincente, sacando de ritmo a su rival y en menos tiempo del previsto, una hora y 21 minutos. No hizo falta siquiera una tercera manga. La contundencia de su tenis desde el fondo de la pista y su concentración fueron suficientes argumentos. Fue mucho más que la brillante jugadora árabe pese a la diferencia actual en el ranking -Jabeur ocupa el puesto número 14- y su mayor experiencia en el circuito.

Badosa empezó con rotundidad y la confianza que da apuntarse un break de inicio, ratificado por un 2-0 con su servicio que pudo haber sido medio set en menos de 10 minutos de haber convertido cualquiera de las dos bolas de ruptura de que dispuso la tenista española. Jabeur salió perdida, agarrotada, pero Badosa no supo rematarla.

La tunecina agradeció el respiro para darle la vuelta a las tornas y comenzar a desplegar su amplio surtido de recursos, con especial énfasis en las dejadas, un arte del que abusa pero que domina con una precisión apabullante. En un abrir y cerrar de ojos se puso por delante en el marcador (3-2) y pareció tener el choque controlado. Badosa sufría. Pero el guion volvió a dar otro vuelco interesante.

A base de derechazos la neoyorquina de padres catalanes se fue abriendo camino hacia el sueño de una final en un Masters 1.000, atenta a los constantes cambios de ritmo de la norteafricana y apoyándose en un buen porcentaje de primeros servicios, un 71%. Disipó las dudas anotándose cinco juegos consecutivos y la primera manga por 6-3.

El siguiente objetivo pasaba por no dejarse arrastrar por el vértigo ni por el favoritismo de Jabeur. Y lo logró sin perder confianza en su tenis, sólida como una roca desde el fondo de la pista pese a los intentos constantes de la africana de hacerse de nuevo con los mandos. Resistió con su servicio en el quinto juego y aceleró en el sexto, forzando dos bolas de break para asomarse al triunfo. Convirtió la segunda para ponerse 4-2.

La de Manhattan supo contener los nervios y apretar los dientes en los dos últimos juegos. Seis bolas de partido le hicieron falta para levantar los brazos al aire en Indian Wells.

El domingo intentará rematar la faena contra la bielorrusaVictoria Azarenka, campeona en 2016. Sería la primera española en lograr semejante gesta.

«Estoy muy emocionada por estar en la final. Todavía no me lo puedo creer. Es una sensación increíble el estar aquí», dijo nada más terminar el partido. Sobre Azarenka, contra la que nunca ha jugado, espera que sea «un partido duro» pero con opciones. «Estoy jugando bien, con confianza y ya veremos cómo nos va»

La final en el considerado como el quinto grande del circuito es un logro que coincide con su mejor momento de forma. Lo atribuye a una combinación de factores. «He mejorado mucho mentalmente, me creo cada punto, trabajo muy duro cada día y estoy progresando un poco cada día», ha dicho a EL MUNDO desde la sala de prensa de Indian Wells.