Arturo Pérez-Reverte, en ‘El Hormiguero’: «¿Me va a cambiar el lenguaje a mí Irene Montero?»

Arturo Pérez-Reverte acudió anoche a ‘El Hormiguero’, el programa de Pablo Motos en Antena 3para hablar de su último libro, ‘El italiano’. La ocasión merecía la pena, por lo que el espacio no contó con ninguna otra sección. El periodista y escritor avisó: «Yo no he venido aquí a dar dogmas; no tengo la verdad». La entrevista dio de sí, pero uno de los momentos más aplaudidos por parte de los espectadores que la comentaron en redes sociales fue cuando Pérez-Reverte habló sobre el lenguaje inclusivo después de que Pablo Motos le preguntara por la diferencia entre censura y corrección política.

«Ninguna feminista seria, filóloga, cae en esos extremos ridículos. ¿Quiénes caen? Los analfabetos, las analfabetas, los ‘mariachis’, los que hacen su negocio de eso, la tonta aquella, el tonto aquel», criticó Arturo Pérez-Reverte en ‘El Hormiguero’, cuya visita congregó a más de 2,2 millones de espectadores, convirtiéndose en el sexto programa más visto de la temporada. Los adolescentes y los mayores fueron los más interesados. «¿Me va a cambiar el lenguaje a mí o me va a escribir esto su novelaIrene Montero? Con todo el respeto, ¡no puede ser! Mire usted, señora, dedíquese a lo suyo, que es la política. Deje usted la lengua española, déjemela tranquila».

Arturo Pérez-Reverte, antes, le refrescó la memoria a Pablo Motos: «Tú sabes que yo he tenido ofensivas muy duras de feministas ultra radicales; no de las normales». El novelista y autor de ‘El italiano’ recuperó algunos de los insultos que recibe en redes sociales («¡Machista, cabrón!») por oponerse desde el principio al lenguaje inclusivo «tal y como lo plantean». « El lenguaje, como la sociedad, se basa en muchas normas y pautas machistas, por supuesto, y debe cambiar; de hecho, cambia y se adapta a los tiempos», concedió. Lo que a Pérez-Reverte no le convence es que los cambios se produzcan «vía decreto» y tiró de comparación: «Si tiras de una planta para arriba para que crezca, se seca. El lenguaje inclusivo es lo mismo».

El periodista explicó por qué el lenguaje inclusivo afecta a su propia profesión: «Yo trabajo con el lenguaje. Necesito que la lengua castellana sea limpia, eficaz y práctica. Necesito poder reservarme el derecho a utilizar las palabras que requiera mi trabajo. Yo soy anti inclusivo radical por defensa propia». Para él, es una complicación no poder emplear la palabra ‘puta’, pero sí ‘mujer que comercia con su cuerpo o explotada sexualmente’. Él solo quiere que le dejen hacer su trabajo.

«Cuando el feminismo ultra radical pretende meterse en estas cosas, yo me burlo, me río o digo ‘¡iros a hacer puñetas!’. Y hay sectores que no perdonan», continuó. Pérez-Reverte negó ser machista: «Quien lea mis novelas sabe que no lo soy». Se limitó a reírse cuando Pablo Motos le preguntó si la RAE  aceptaría acepciones como ‘todes’ o ‘señoro’. El escritor concedió que la Academia, como la sociedad y el lenguaje, es machista, pero que el cambio no puede ser forzado como, por ejemplo, que todo esté integrado por mujeres. «El futuro debe ser distinto».