Otra reprimenda empresarial y pinchazo indepe

Las reuniones anuales del Círculo de Economía son un fiable termómetro del momento político y económico de Cataluña. Su conferencia inaugural, en la que tradicionalmente se invita al presidente de la Generalitat, sirve además de prueba del algodón para calibrar el estado de opinión de los todavía influyentes sectores empresariales respecto a las políticas del Govern.

Con la excepción de la edición suspendida de 2020, este examen se ha caracterizado en los últimos tiempos por el ‘repaso’ que los sucesivos presidentes del Círculo han dispensado a los jefes de ejecutivo catalán. Ayer no fue una excepción y el flamante presidente del Govern, Pere Aragonès (ERC), tuvo que escuchar pacientemente la enésima filípica de una clase económica hastiada por un procés en bucle que congela el autogobierno y ahuyenta inversiones.

Ante el presidente, el máximo responsable de la entidad anfitriona, Javier Faus, reclamó «más realismo y menos épica» y una actuación siempre dentro del «marco legal» después de diez años en los que Cataluña, insistió, se ha encallado en la parálisis.

Las advertencias del presidente de la histórica institución no sonaron a novedad en una jornada inaugural en la que el relativo idilio empresarial con el nacionalismo del gobierno ‘business friendly’ del primer Artur Mas quedaba ya lejos. De hecho, las palabras de Faus fueron más en la línea de las reprimendas que tuvo que encajar Carles Puigdemont unos meses antes del 1-O.

Si bien las demandas del empresariado a la administración catalana son conocidas –«fiabilidad, realismo», básicamente– más sorpresa causó el alineamiento claro del Círculo y de su presidente con respecto a la llamada «agenda de concordia» que propugna el Gobierno de Pedro Sánchez y que se traducirá, en pocos días, en la concesión de los indultos a los responsables del 1-O.

Ante Aragonès, Faus resaltó que «cualquier medida amparada en el marco legal» tendrá el apoyo del patriciado catalán. «Y los indultos lo tienen», certificó. En este contexto, y en un tono claramente encuadrado en lo que llegó a conocerse como «tercera vía», por la que el Círculo siempre ha abogado, Faus defendió el diálogo dentro de la legalidad de una Constitución que poco después reivindicó ante el Rey, encargado de presidir la cena de gala que clausuró la primera jornada de esta cita que el Círculo celebró por vez primera en Barcelona tras años desarrollándose en la costera localidad de Sitges.

«Diálogo, acuerdo y renuncias»

Faus ahondó en esta reflexión también en su discurso de bienvenida a Don Felipe, en el que pidió «diálogo, acuerdo y renuncias» en un claro mensaje sobre el proceso catalán.

Más allá del discurso de Faus, que fue una de cal y otra de arena para Aragonès, la imagen más incómoda que dejó al independentismo la cita de ayer fue el fracaso estrepitoso de la concentración contra el Rey convocada por la Assemblea Nacional Catalana a escasos metros del hotel en el que tenía lugar el acto, situado en la céntrica playa de la Barceloneta.

A pesar de ser por la tarde y en un lugar bien comunicado, la cita apenas reunió a un centenar de personas, que hicieron poco ruido, quemaron alguna foto del Rey y se fueron.

Lejos quedaron las marabuntas de jóvenes, encapuchados y radicales que recibieron al Jefe del Estado hace apenas algunos meses. Anoche, ni el odio visceral de los independentistas al Jefe del Estado y al ‘establishment’ económico congregado por el Círculo logró reavivar a un independentismo con los brazos en bajo que parece haber comprado la estrategia de distensión y tempos largos que propone ahora Aragonès.