El BCE seguirá comprando deuda a un ritmo «significativamente más alto»

El BCE cierra el curso con optimismo. Revisa al alza su previsión de crecimiento en la zona euro y anuncia un PIB del 4,6% en 2021 y de un 4,7% en 2022, sensiblemente por encima del 4% y el 4,1% esperados respectivamente. En cuanto a la inflación, calcula un aumento de los precios del 1,9% en 2021 y del 1,5% en 2022. Después del «cataclismo económico de la pandemia», en palabras de la presidenta de la entidad europea, Christine Lagarde, estos datos conforman un paisaje esperanzador. Pero aún así no ha llegado el momento de retirar los estímulos, ni mucho menos.

El BCE no solamente mantiene sin cambios las tasas de interés, tipo cero general y negativo del -0,5% para los depósitos que los bancos realicen en sus cuentas, sino que además continuará con sus compras de deuda a un ritmo acelerado en el tercer trimestre del año, como medida para sostener la recuperación de la actividad económica. El programa de urgencia (PEPP), lanzado al inicio de la pandemia, cubrirá 1,85 billones de euros hasta 2022. «Esperamos que las compras netas durante el trimestre continúen realizándose a un ritmo significativamente más alto que durante los primeros meses de 2021», ha explicado Lagarde, «lo haremos en los próximos tres meses de acuerdo con las condiciones del mercado, que claramente incluyen la estacionalidad. Recordemos que el atributo fundamental de PEPP, que es la flexibilidad».

El motivo de que el BCE mantenga el respirador sobre la economía euro es que «pasamos mucho tiempo mirando las proyecciones trimestrales y profundizamos en todos y cada uno de los elementos. Podría decir que éramos algo más optimistas sobre las perspectivas económicas que hace tres meses». «La última señal que estamos recibiendo es un fuerte repunte en el segundo trimestre y esperamos que se amplifique en el tercer trimestre», ha dicho, pero añadiendo que «también analizamos los cuellos de botella del lado de la oferta… que sin duda crearán algunos vientos en contra», en referencia a insuficiencias de suministros, como en el abastecimiento de semiconductores y chips, que pueden ralentizar la recuperación de la industria europea.

«Todos los puntos clave de la declaración introductoria han sido acordados y considerados aceptables por todos los miembros», ha presumido Lagarde al principio de la rueda de prensa posterior a la reunión del consejo de gobierno, aunque ha reconocido que «debatimos, y eso es lo bueno de que estemos juntos, debatimos si era correcto pasar realmente a este leve riesgo a la baja que teníamos en marzo a una evaluación más equilibrada … y no hubo un consenso general en torno a eso». «Hubo un debate sobre el ritmo de la compra, sobre algunos de los aspectos analíticos del uso de nuestros instrumentos», ha abundado sobre la discusión interna, «por eso utilicé las palabras ‘ampliamente acordado’ por el consejo de gobierno. Hubo aquí y allá un par de puntos de vista divergentes y no hubo un consentimiento unánime en todos los ámbitos».

Los mercados están ansiosos por comenzar a recibir pistas sobre el punto de inflexión de esta política, visto que el crecimiento está en marcha, la inflación preocupa a países como Alemania y la campaña de vacunación permite ya pensar en un retorno a cierta normalidad, pero Lagarde ha decepcionado en este punto y se ha limitado a decir que «no se ha discutido ningún tipo de transición, salida, como se llame», dejando entrever cierto disgusto ante el insistente interés. «Cualquier discusión sobre la salida del PEPP sería prematura, demasiado pronto y llegará a su debido tiempo, pero ciertamente por el momento es demasiado temprano y prematuro, así de simple», ha zanjado la cuestión.

Respecto a la inflación, lagarde ha llamado la atención sobre el hecho de que «también está el movimiento de la inflación subyacente, estamos viendo claramente una mejora y eso se remonta a diciembre». «Asumimos que algunos de los cuellos de botella que conocemos, algunos de esos cuellos de botella se irán eliminando gradualmente», ha tranquilizado. «Estamos viendo alguna mejora en la cifra de inflación y nuestra evaluación para 2021 es de 1,9%, lo que claramente está al norte de nuestra última proyección», ha insistido, justificándose también en el hecho de que «no vemos que suban mucho los precios de los servicios… y eso se debe a que los salarios no han aumentado significativamente. Es posible que veamos un poco más de movimiento, y esperamos ver más».

Lagarde se lleva ahora a los miembros del consejo de gobierno del BCE, entre el 18 y el 20 de junio, a un retiro de tres días en el que se concentrarán en la revisión de la estrategia de la entidad, una reforma que hubo de ser aplazada por la pandemia y que desea relanzar cuanto antes.