Las empresas públicas, un botín de los partidos para colocar amigos

Lo sucedido en Indra es un escándalo, pero en ningún caso menor a lo que hemos vivido durante décadas con las empresas públicas o con participación estatal. El PSOE y el PP las consideran un botín para colocar a amigos, con mayores o menores méritos, porque es el derecho del ganador. Ha sido un tema relativamente pacífico y se han perpetrado auténticos disparates, porque la formación y trayectoria profesional eran irrelevantes. Es algo que nos retrotrae, incluso, al clientelismo romano o las redes de amigos y familiares tan características desde entonces.

No hay que olvidar que el Estado es la mayor agencia de colocación de este país y lo habitual es que se actúe de forma arbitraria salvo en los funcionarios de oposición, aunque este gobierno lo ha resuelto bajando el nivel. Es lo habitual en la izquierda y ya lo hizo en el pasado con el acceso a las cátedras y titularidades en la Universidad. La calidad no importa, sino comerse el pastel con zafia glotonería. En esta ocasión, el gobierno se ha tenido que tragar su orgullo y asumir la imposición de los independientes para que el socialista Marc Murtra no tenga competencias ejecutivas y sea un presidente florero.

Los méritos de Murtra, un preclaro ejemplo de la elite pijo progre catalana, son un auténtico arcano. No creo que nunca los conozcamos. No pertenece al socialismo de los obreros llegados con las oleadas migratorias del siglo XX. Es un chico bien, como tantos que he conocido en mi tierra, adscrito al PSC y con una buena formación, al menos es ingeniero industrial y tiene un master en Administración de Empresas por la Universidad de Nueva York. Lo habitual en los proletarios. Es experto en tecnologías y socio en empresas. Hay que reconocer que el perfil no es malo, aunque el problema es el fondo y la forma de lo que ha sucedido. Por supuesto, cuando llegue el PP será despedido de forma fulminante y habrá sido un presidente florero breve, porque asistiremos al asalto que se produce después de unas elecciones.

Más allá de Murtra que, dicho respetuosamente, es una anécdota y me alegro sin conocerlo por el cargo que le ha tocado en la lotería gubernamental, algún día habrá que tomarse en serio la gestión de las empresas públicas y participadas. No me importa si es el PP o el PSOE, porque es un escándalo que se realicen nombramientos políticos en empresas que deberían ser gestionadas profesionalmente.