Jaume Giró, de las sombras del poder a consejero de Economía de Pere Aragonès

Habituado a moverse entre las sombras del poder en Cataluña, con gran influencia y capacidad de convicción durante su etapa como director general de la Fundación La Caixa, desde donde repartía partidas publicitarias entre la galaxia de medios de comunicación catalanes, Jaume Giró ocupará la consejería de Ecomomía en el nuevo gobierno catalán, después de la renuncia de Elsa Artadi, aunque sin ser vicepresidente.

Con su inesperada elección, no entraba en las habituales quinielas de formación de gobierno ya que hasta la fecha había preferido mostrar sus afinidades políticas sobre todo en reservados de restaurantes de postín, este licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra, que mostró durante treinta años una habilidad escaladora sin igual en el sinuoso mundo financiero, regresa a uno de los centros de mando de Cataluña después de que en 2019 fuera apartado de la dirección general de la Fundación La Caixa, con una millonaria indemnización, por -aseguran – su afán independentista.

Esta simpatía por la causa del procés , y cercanía a algunos de sus actores políticos y mediáticos más destacados, nunca le impidió cultivar estrechas relaciones con importantes dirigentes y empresarios del conjunto de España. La boda de su hijo en la coqueta localidad de Palafrugell (Gerona), en mayo de 2019, fue la fotografía de esa red de amistades e intereses. Asistieron, entre otros, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, el ex portavoz de CiU en el Congreso y actual presidente de Foment, Josep Sánchez Llibre, los periodistas Pilar Rahola y Pedro J. Ramírez, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, el expresidente de la Generalitat Artur Mas y el actual presidente Pere Aragonès, quien fue entonces duramente criticado por la CUP y el independentismo de izquierdas.

Elegido por JxCat como independiente en el gobierno de cohabitación con ERC -fue Jordi Sánchez quien contactó con él durante el pasado lunes para hacerle la propuesta-, Giró había formado parte en marzo de la candidatura de Joan Laporta para la presidencia del Fútbol Club Barcelona, con la misión de sanear una entidad en quiebra económica. Pero tras la victoria en los comicios, y después de aparecer sin mascarilla junto a Laporta en la eufórica y nocturna celebración, anunció horas después su renuncia. Sin dar una explicación clara ni oficial.

Esta huida de escena muchos la interpretaron como el final de la vida pública de un personaje al que en importantes despachos de Madrid han colocado hace tiempo en la lista de cerebros del independentismo. Aunque su talante «dialogante» puede ser utilizado por el Ejecutivo de Aragonès, con graves problemas de financiación, para recabar el apoyo de sectores económicos de la capital de España con la promesa del retorno del pragmatismo del viejo Pujolismo. Una manera de hacer y entender la política que la élite catalana añora, tras una década de ruinoso procés, y que se mueve con más comodidad en los despachos enmoquetados que detrás de la pancarta reivindicativa.

Con todo, la apuesta de ERC y JxCat por Giró abre la duda sobre la reacción que pueda tener la muchachada radical de la CUP, uno de los pilares del nuevo Ejecutivo y de la investidura de Aragonés, y que ha hecho gala estos últimos años de su desprecio por las entidades financieras y especialmente por La Caixa.