El FMI eleva su previsión de crecimiento, pero deja España a la cola en la salida de la crisis

El flamante informe de previsiones del FMI (WEO) deja dos titulares importantes para España. El primero, el optimista, España será el país europeo que más crezca este año y uno de los que más crezca en 2022. Esta posición es consecuencia de la mejora de las previsiones que ha realizado el Fondo para España, de cinco décimas, tres por encima de la eurozona. Esto significa que el organismo prevé una recuperación intensa, que comenzará en los próximos meses.

Sin embargo, y este es titular pesimista, España será, junto con Italia, el país que más tarde salga de la crisis, ya que no lo hará hasta 2023. El resto de socios europeos recuperarán el nivel de actividad previo a la pandemia a finales de este año o a primeros del próximo. Este decalaje es consecuencia de la profundidad de la crisis en España, que al ser la más severa de Europa, obligará a un crecimiento mayor para volver a los niveles económicos anteriores a la pandemia.

En resumen: después de sufrir un desplome del PIB de casi el 11% a lo largo de 2020, la recuperación estimada para 2021 y 2022, del 6,4% y el 4,7% respectivamente, no permitirá regresar a los niveles de actividad previos a la pandemia antes de 2023. El FMI ha elevado en 0,5 puntos su previsión de crecimiento para España este año y ha mantenido intacta su estimación para 2022 en el contexto de una revisión al alza generalizada para casi todos los países del mundo. El motivo de este avance es que los datos de actividad del cierre de 2020 fueron mucho mejores de lo esperado por el Fondo, lo que obliga a una revisión al alza del 2021 por efecto arrastre (‘carry over’).

A pesar de esta mejora, las perspectivas para España no cambian de forma significativa. De hecho, el FMI mantiene que el país tampoco habrá recuperado el nivel de PIB trimestral precrisis (el del cuarto trimestre de 2019) a finales de 2022, ya que seguirá un punto completo por debajo. Este es el peor dato de toda Europa y muestra que, a pesar de la intensidad del crecimiento previsto, la recuperación de España será larga porque tiene mucho camino por remontar.

Los datos del FMI también constatan como China y Estados Unidos se alejan cada vez más de Europa. Desde octubre, el Fondo ha rebajado en 0,8% su previsión de crecimiento para la eurozona este año, igual que para España, sin embargo, para Estados Unidos la ha mejorado en 3,3 puntos, hasta el 6,4%. Eso significa que el crecimiento de EEUU este año será tan intenso como el de España con la diferencia de que su contracción en 2020 fue apenas un tercio de la española. La capacidad de adaptación de la economía estadounidense, la intensa respuesta fiscal de las administraciones de Trump y Biden y los buenos resultados de la campaña de vacunación. El resultado es que el PIB de Estados Unidos de este año será casi un 3% superior al del año previo a la pandemia, según las previsiones del FMI.

En el caso de China, su nivel de actividad ya recuperó los valores previos a la pandemia en 2020. Este año su PIB crecerá un 8,4%, siendo el país con mayor crecimiento del mundo, solo por detrás de la India, pero con la diferencia de que la India sí sufrió una profunda contracción por la crisis, perdiendo un 8% de su producción. Europa, por el contrario, sigue atascada como consecuencia de la lentitud en la vacunación y las medidas de restricción de la actividad. El FMI anticipa un crecimiento del 4,4% para la eurozona en 2021 y del 3,8% en 2022.

El FMI remarca que los países más afectados por la crisis económica derivada del coronavirus son aquellos con una elevada exposición al turismo o a las materias primas, así como aquellos con un margen fiscal reducido para adoptar políticas anticíclicas. España cumple dos de estas tres premisas, lo que explica la magnitud de la crisis.

En este informe de primavera, el Fondo hace especial hincapié en la importancia de las políticas expansivas adoptadas desde el inicio de la pandemia. Casi todos los países del mundo han optado por aplicar medidas anticíclicas de expansión del gasto o reducción de impuestos, estrategia opuesta a la que siguió la Unión Europea en la anterior crisis. El resultado ha sido que el sector público evitó una crisis mucho peor en 2020. Según las estimaciones del FMI, el PIB habría sufrido una contracción tres veces mayor.

Esta respuesta fiscal es importante, ya que minimizar el impacto de las crisis supone, también, contener los efectos de segunda ronda que producen (desplome de la confianza de los agentes, ahorro masivo, destrucción de empleo, problemas de morosidad, etc.). Sin embargo, los países saldrán de la crisis con una posición fiscal muy delicada, lo que obligará a trazar estrategias de contención del déficit cuando se supere la crisis. En ningún momento antes, remarca el FMI, ya que podría revertirse el crecimiento logrado.