Los médicos piden fórmulas para cubrir las plazas en el mundo rural

El proceso, de nuevo, ha puesto de relieve el problema existente para cubrir todas las plazas que se ofertan, pero el problema que tiene la Administración no es sencillo de solucionar. Y así lo aseguran los propios médicos y los sindicatos: «No conocemos el número de plazas vacantes, pero es un problema que llevamos denunciando mucho tiempo. En el plan estratégico de ordenación de recursos humanos se estimaba que el 30% de la plantilla de médicos de familia se jubilaría en el 2020. Y la pandemia ha acelerado muchas jubilaciones», explica Asún Gracia Aznar, médico de familia y delegada sindical de Cemsatse, que reconoce que ya existen incentivos para cubrir las plazas en el mundo rural pero que el problema es que «son insuficientes y cortoplacistas». «Hay falta de previsión», asegura.+

«Es un círculo vicioso»

«Es un problema complejo. Es un círculo vicioso», afirma otro profesional del sector, Luis Miguel García, presidente de la Sociedad Aragonesa de Medicina de Familia y Comunitaria. «Apenas quedan médicos de los de toda la vida, de los que han llevado a los mismos pacientes a lo largo de muchos años y se conocen a todos. En la ciudad se están jubilando, y entonces vienen a cubrir sus plazas los médicos del mundo rural, que se evitan así desplazarse hasta los pueblos, porque muchos viven en Zaragoza. Y así constantemente», explica el doctor.

En su opinión, se deberían fomentar una serie de incentivos que generarán atracción hacia el entorno rural. «Ya existen, pero no son eficaces para que la gente se quede en sus plazas. Tendrían que implantarse sistemas de turnos rotatorios y facilitar el teletrabajo para que los médicos no tuvieran que desplazarse todos los días de la semana hasta el pueblo en el que trabajan. No hace falta que estén todos los días todos los médicos. Podrían turnarse la presencialidad con la teleasistencia», opina García.

Coincide su visión con la de Asún Gracia, que señala además tendrían que aumentar «los incentivos económicos», además de «facilitar el teletrabajo y la flexibilidad horaria».

En la actualidad, uno de los incentivos para los médicos en el mundo rural es que si permanecen dos años en sus puestos generan más puntos para la bolsa, lo que hace que después tengan un acceso más sencillo a las plazas de la capital, más cotizadas. Esto provoca que la falta de médicos en los pueblos sea un problema constante, porque aunque se cubran plazas, estas quedan vacantes después de no mucho tiempo.

El problema de la falta de médicos, de todas formas, no solo afecta a los pueblos, y es que cada vez hay menos profesionales dispuestos a ejercer de tutores de los residentes, por lo que no hay capacidad para formar a más MIR, afirma otro doctor, Antonio Martínez Barseló, que pertenece a la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria. «Los residentes desconocen por completo la medicina rural. No se les enseña y apenas hacen prácticas en los pueblos. Están acostumbrados a aprender en el hospital y eso es muy diferente a la labor del médico de familia. Se tiene que dar a conocer esta profesión para hacerla atractiva», dice Martínez, que lleva 22 años como médico en Híjar.

No todo iba a ser el dinero

Cada vez son más las plazas consideradas sensibles y de difícil cobertura adscritas al plan operativo de incentivos para profesionales que busca fomentar que no queden vacantes en los centros de salud fuera de la capital aragonesa. Esta misma semana se han incorporado Alcorisa y Andorra, Illueca, Utrillas, Bujaraloz, Luna, La Almunia y Tarazona a una lista en la que ya había 29 zonas. Los médicos que ocupen puestos en estos centros de salud acumularán más puntos para después poder acceder a puestos más altos o más cotizados, pero aun así cuesta que los jóvenes residentes se decidan a asumir estos empleos.

«Hay que buscar alternativas, y subirles el sueldo no creo que funcione, porque al cabo de los años dejará de compensar y volverán a pedir más», opina Luis Miguel García, presidente de la Sociedad Aragonesa de Medicina de Familia y Comunitaria.

Y es que el dinero no lo es todo, puesto que los puestos de médico en el mundo rural suelen rechazarse por la lejanía con respecto al lugar de residencia de los médicos (ciudades en general y Zaragoza en concreto). «La Administración siempre ha dicho que no podía aumentar el salario base de estos médicos porque eso generaría un agravio comparativo», explica, por su parte, Antonio Martínez Barseló, que lleva 22 años en Híjar y es un férreo defensor de la medicina rural.

«Es totalmente diferente a la urbana. No tiene nada que ver. Me conozco a todos mis pacientes y eso que puedo atender a 40 o 45 cada día. Y cuando salgo de trabajar, cuando voy caminando por la calle y me acuerdo de alguno que hace mucho que no veo, llamo a la puerta y les atiendo en sus casas. No hace falta que llamen. Eso en la ciudad no se puede hacer», explica Martínez Barseló, que hace todos los días 160 kilómetros para desplazarse hasta su puesto de trabajo.

«Tienen que buscar incentivos para los jóvenes. Más dinero o más días de vacaciones. Pero aun así esto merece la pena. Hace unos años saqué plaza en el centro de salud de Sagasta, en Zaragoza, muy cerca de mi casa. Y me tuve que inventar una excusa ante mi familia para decir que no, porque yo quería quedarme en mi plaza», asegura el doctor, que se acerca ya a la edad de jubilación. «Tienen que conocerlo para saber cómo es», pide a los jóvenes.