La crisis se lleva por delante 5.600 empresas aragonesas en un año

El Instituto Nacional de Estadística (INE) arroja nuevas cifras sobre los estragos que ha hecho el coronavirus en el tejido productivo. El pasado año se perdieron en Aragón 5.661 unidades empleadoras, lo que supone el 17% de las que había al inicio del ejercicio, y se dieron de baja 10.758 autónomos (el 13%), según el estudio Coyuntura demográfica de empresas. En concreto, el 1 de enero del 2020, cuando el coronavirus era todavía algo desconocido, la comunidad contaba con 33.323 negocios generadores de empleo. Un año después, tras el vendaval económico, quedaban 27.662. De esta manera, una de cada seis compañías con trabajadores no ha sobrevivido o ha despedido a todo el personal.

A pesar del fuerte deterioro, el quebranto ha sido mayor en el conjunto de España, donde el porcentaje de empresas empleadoras que no ha resistido los embates de la crisis sanitaria llega al 20% (tres puntos más que en Aragón), con casi 240.000 firmas menos (de 1.190.870 a 952.502).

Se trata de una radiografía aproximada del brusco deterioro del tejido productivo, pero hay que puntualizar que en estas cifras no aparecen las nuevas altas que simultáneamente se fueron dando a lo largo del año, que compensan parte del desplome. El INE detalla que las bajas no suponen a la fuerza que la empresa haya desaparecido definitivamente, sino que se ha suprimido el factor empleo, determinante en la estadística.

El drástico descenso no implica tampoco que el tejido productivo de Aragón haya caído a esos niveles ya que la foto fija que ofrece el INE a 1 de octubre, cerrado el tercer trimestre, arrojaba 31.981 empresas empleadoras en la comunidad, fruto de las altas y posibles reactivaciones registradas en meses anteriores.

Evolución trimestre a trimestre

El grueso del descenso, como cabía esperar, se registró en el primer y segundo trimestre. La pandemia estalló en marzo y el confinamiento se prolongó hasta final de mayo. El mayor golpe se produjo en apenas unos días, desde que declaró el estado de alarma el 14 de marzo y hasta el 31 de ese mes, cuando se perdieron 3.121 empresas empleadoras. 

Entre marzo y junio, los cierres bajaron hasta 1.135 y la reactivación de la economía permitió reabrir 732 empresas cerradas de enero a marzo. Sin embargo, en el tercer trimestre, la frustrada recuperación que se preveía en verano hizo que repuntara la sangría, con 1.374 negocios menos y solo 251 reactivaciones. Y en el último cuarto del ejercicio, marcado por la tercera ola del virus y la suspensión de la campaña de nieve, los ceses subieron todavía más, hasta 1.586.

El tamaño importa

Como ya vienen apuntando otros estudios, las micropymes concentran el golpe de la crisis del coronavirus, algo lógico además teniendo en cuenta que son el formato predominante el tejido productivo de la comunidad. Así, de las 5.661 empresas que dieron de baja su actividad, 5.130 (es decir, nueve de cada diez) fueron firmas de hasta cinco trabajadores. De las 24.619 firmas de este segmento que estaban dadas de alta en Aragón al comienzo del 2020, sobreviven 19.489, con lo que han desaparecido casi el 21%.

De las empresas de entre seis y diez empleados cayeron el 7,5% (de 3.525 a 3.261), mientras que las compañías de mayor tamaño aguantaron mejor la crisis. De las que tenían entre diez y cien empleados, se esfumaron el 5,5% y cierran el año con 4.553; y de las 371 que superaban el centenar de trabajadores al inicio del 2020, solo se perdieron 12.

Por sectores

Por sectores, los pequeños negocios vinculados a los servicios de comidas y bebidas son los más perjudicados. De hecho, la hostelería acapara casi el 40% de los negocios que no sobrevivieron el año del coronavirus, con la desaparición de 1.239 firmas. Le siguen el comercio minorista, que pierde 725 empresas (el 23% de todas las que han cerrado); las actividades ligadas a la construcción, que sufre 716 cierres (el 23%); el transporte terrestre, con 330 bajas (el 10,5%); la educación, con 316 menos (el 10%); el epígrafe de otros servicios personales, donde se encuadran las peluquerías, con 248 (el 8%) y actividades deportivas, con 225 (el 7%).

El informe del INE también pone de relieve el efecto positivo que han jugado los ertes, que han paliada de forma importante la mortalidad empresarial. Además de haber protegido a miles de trabajadores. Prueba de ellos que de los 1.586 negocios que se dieron de baja en Aragón en el cuarto trimestre del año, el 94% no habían recurrido a esta mecanismo de ayuda pública para ajustar su plantilla de forma temporal.

El colectivo de autónomos también ha sufrido un duro mazazo. De los 82.794 trabajadores por cuenta propia que había en activo al inicio del 2020, 10.758 no pudieron mantenerse a flote al cierre del año, es decir, un 13% no sobrevivió. No obstante, al igual que ocurre con las empresas, las nuevas altas compensaron la caída. El 1 de octubre, por ejemplo, el volumen total de efectivo era de 80.822.