Benzema brilla en su reaparición

A sus 33 años está en la flor de su carrera profesional. A su veteranía suma sabiduría y un liderazgo en el ataque del Real Madrid que no pudo ejercer cuando Cristiano monopolizaba el estilo de juego del equipo. Cuando no juega, Zidane le echa de menos, porque aporta una calidad que nadie puede sustituir. Faltó frente a la Real Sociedad, por lesión, y los blancos empataron. Se llama Karim Benzema y ayer salvó las opciones ligueras del campeón al marcar el tanto del empate tres minutos después de fallar una clara oportunidad que el ariete lamentaba en una autocrítica ejemplar. «Estoy un poquito enfadado por ello». Eso demuestra que el «nueve» es humano, terrenal. Para muchos aficionados, el mejor futbolista del Real Madrid.

Ha renovado por un año más, hasta 2022. La entidad le ofreció incluso firmar hasta 2023, con un aumento de sueldo, pero el «nueve» prefiere decidirlo en 2022

El adiós de Cristiano le ha otorgado al francés una libertad de acción que ha desvelado cualidades antes oscurecidas por vivir en segundo plano. Entonces trabajaba para el portugués, le hacía pasillos, se llevaba defensas a los flancos y no brillaba en plenitud. Ahora luce sin freno. No tiene que rendir para un compañero, ayuda a todo el equipo y lo hace con una generosidad pasmosa. Benzema baja al centro del campo, crea jugadas con los centrocampistas, da goles y los firma.

Autopase genial, de pierna a pierna

Ayer dio vida al Real Madrid al conseguir la igualada al filo de lo imposible en una preciosa jugada personal, una combinación fabricada con un autopase de pierna a pierna que rompió la muralla rojiblanca, para rubricar la faena con un centro preciso a Casemiro que el brasileño le devolvió para que fusilara a Oblak. El abrazo entre ambos desveló que era una jugada ensayada.

La felicidad del «nueve» tras marcar en su reaparición decía muchas cosas. Suma 18 dianas esta campaña, 13 en Liga, en una línea regular que mantiene desde que Ronaldo le dejó sitio. Antes se jugaba tácticamente para el luso y ahora se juega estratégicamente con «Karim», como le llama el vestuario, como epicentro.

Agarrados a la Liga

Su gol significaba que el Real Madrid se agarraba otra vez a las opciones ligueras. «Seguimos luchando por ella». Y ponía sobre la mesa el dilema del problema crónico del equipo blanco, la falta de acierto en el remate. «No sé si falta gol, pero podemos hacer más, porque ocasiones las creamos». Es el hándicap del conjunto madridista en la actualidad, genera ocasiones y no son rematadas por nadie. El propio Benzema se aleja en muchos momentos del área para construir jugadas con los mediocampistas y se observa que no hay un delantero centro cerca del área rival.

En el club manifiestan con sinceridad que «Karim es un diez que juega de nueve». Es el máximo artillero de Zidane, pero no es suficiente para el equipo. Casi todos los partidos los acaba el Real Madrid con un gol, a veces dos. No suele pasar de ahí.

El francés ha renovado por un año más, hasta 2022, contrato que no se ha hecho público. La entidad le ofreció incluso firmar hasta 2023, con un aumento de sueldo, pero el «nueve» no quiso extender tanto el acuerdo para valorar la próxima temporada si se siente en condiciones de continuar en el Real Madrid otro curso más. Cuando no se vea en condiciones de rendir a este nivel se irá, como hizo Zidane en 2006. Por eso prefiere esperar. Es muy parecido a su jefe, a su amigo, a su antiguo consejero personal, en esa honestidad profesional.

El tanto del ariete supuso que Zizou continúe sin perder en el Metropolitano. Su amigo le ha salvado en muchas ocasiones. Benzema no apareció en el primer tiempo porque el Real Madrid se vio dominado por el líder. Aunque bajaba a ayudar, Kroos y Modric no tenían el balón. Lo consiguieron controlar por fin cuando Vinicius y Valverde inyectaron velocidad y potencia al campeón vigente. El centrocampista alemán cogió entonces la batuta y el «nueve» se transformó en el mejor solista de una orquesta que, una vez más, demostró su irregularidad. El talento del francés, por el contrario, es perenne.