Aluvión de multas durante el puente por incumplir las normas covid

Zaragoza se ha desmadrado en su primer fin de semana con la hostelería abierta hasta las 22.00 horas. Solo durante el día de la Cincormazada la Policía Local firmó 163 multas, 50 en El Tubo, que ayer se triplicaron en esta zona de tapeo del centro de la capital hasta alcanzar las 150 (al cierre de esta edición) por incumplir la normativa y no llevar la mascarilla bien puesta, fumar en las terrazas de los bares, no respetar las distancias o superar el número de personas que pueden estar reunidas, seis al aire libre y cuatro en el interior. También hubo más de una por incumplir los aforos permitidos o por hacer botellón.

La jornada de ayer se esperaba algo más tranquila. Esa era la percepción de los agentes sobre las cinco de la tarde y después de llevar varias horas controlando que se cumplían las normas en los puntos más calientes de la ciudad, como El Tubo o los parques, escenario de múltiples botellones. Pero no fue así.

La necesidad  de respirar aire fresco se percibía en las terrazas del centro de la ciudad. También de disfrutar del sol y del jolgorio, pero pasó de hacerse de una forma responsable a no respetar las distancias o prescindir de la mascarilla, esas que nos protegen.

La hostelería llevaba semanas pidiendo a gritos que se ampliara su horario y la respuesta de la ciudadanía ha sido la  deseada por el sector. Las terrazas han permanecido llenas viernes y el sábado. Eran muchos los veladores en los que se podía ver a grupos (de menos de seis, claro), esperando a que se despejara alguna mesa.

Zona de peligro

Uno de los puntos más conflictivos de la jornada del viernes fue El Tubo, donde se formalizaron más de medio centenar de multas. Los agentes que ayer vigilaban al detalle cada mesa explicaron que la mayoría de las sanciones se firmaron por fumar sin respetar las distancias de seguridad y por no llevar bien colocada la mascarilla. Las aglomeraciones, magnificada por la estrechez de las calles de la zona, se produjeron entre las 20.00 y las 22.00 horas. Fueron los momentos más tensos, de mayor concentración y de más incumplimientos.

Según explicaron los agentes, el viernes, al ser festivo, estaban las tiendas y centros comerciales cerrados, por lo que la oferta de ocio se redujo a la hostelería. Sumado al buen tiempo y las ganas de recuperar cierta normalidad, el centro absorbió la mayoría de ese ocio. En cambio, ayer se repartió entre aquellos que tenían ganas de vermú y sobremesa y entre los que preferían disfrutar de una tarde de compras. El paseo Independencia era el mejor reflejo, repleto durante todo el día. También las calles de El Tubo, que mostraron caras muy distintas. Por ejemplo, en la de Manifestación no había mesa ni taburete libre, pero se podía pasear con tranquilidad, en cambio, la calle Estébanes estaba a rebosar, igual que la de Cinegio, donde además de en las mesas se agolpaban muchos jóvenes de pie. En la confluencia de ambas vías había fila para entrar a la terraza de El Plata, la más grande de este cogollo del Casco Histórico y la más demandada.

Los parques han sido otro de los puntos más vigilados durante los dos primeros días del puente. Los restos de botellón en algunos lugares, como en el Parque del Agua, daban muestra del incumplimiento por parte de algunos de las normas. Entre otras cosas, porque la ordenanza los prohíbe.