El circuito hípico más importante de Europa se blinda por el covid: 400 jinetes en siete semanas

El coqueto término municipal de Vejer de la Frontera, conocido por su casco antiguo plagado de fachadas encaladas y por las vírgenes playas de El Palmar, es la Meca de cuantos se dedican a la hípica desde hace 27 años. Justo el tiempo que la hacienda de Montenmedio, situada junto a un espacio museístico al aire libre dedicado al arte contemporáneo, lleva acogiendo las pruebas del Sunshine Tour, el circuito hípico más importante de Europa. También la cita más cálida del invierno que, ni siquiera este año marcado por el covid-19, han querido perderse 400 jinetes y sus 2.000 caballos procedentes de 40 países.

Eva ha pasado del frío de los Países Bajos al calor de la provincia de Cádiz en menos de tres días. Es amazona y una más en el equipo de cinco personas del jinete olímpico Manuel Fernández Saro, ‘Fanfa’. Con 18 caballos, han recorrido miles de kilómetros y atravesado la frontera de varios países —bien pertrechados con test PCR negativos y todos los papeles en regla— hasta llegar a Montenmedio. “No nos ha parado nadie en las fronteras”, explica aliviada, no por temor, pero sí por evitarse dar explicaciones.

Las amables temperaturas del sur de España son bien agradecidas por aquellos que vienen del norte del continente. Muchos de quienes ya han llegado al Sunshine no hablan español; allí, los mensajes que suenan por la megafonía recordando a los participantes la obligación de llevar mascarilla se radian también en inglés, el idioma que todos manejan.

El Sunshine, el Circuito Hípico del Sol, es una burbuja, es un oasis, una anomalía dentro de la comarca de la Janda, que se refuerza especialmente en esta edición por aquello del covid-19. Y un centenar de trabajadores se apresuran en ultimar los detalles en los prolegómenos del circuito, que arrancó el martes 9 de febrero y acaba el 28 de marzo. De momento, sus 967 boxes fijos no han colgado el cartel de completo, aunque lo harán también en esta vigesimoséptima edición.

Un empleado de seguridad, termómetro en mano, da la bienvenida a quienes pretenden acceder a la finca de 500 hectáreas en la que, además de un hotel y un campo de golf, hay 12 pistas de arena, otras nueve verdes, 15 kilómetros para paseo o entrenamiento y siete restaurantes que solo dan servicio de recogida.

Un circuito seguro

“Aquí, si quieres estar cerca de alguien es porque quieres, porque más espacio no puede haber”, asegura el jinete olímpico Fanfa. “Yo no quiero contagiarme, ni tampoco quiero que nadie de mi equipo se contagie —sigue—; pero por lo que veo aquí se está más seguro que en cualquier otro sitio”.

Lamenta el olímpico sevillano que la temporada de las competiciones ‘indoor’, que se celebra en picaderos cubiertos, haya pasado en blanco. “Ninguno de nivel, todos se suspendieron”, explica. “Por eso es tan importante que podamos competir en este circuito, porque además del número de concursos de cuatro estrellas [el segundo en importancia, por detrás de las cinco estrellas], estas instalaciones no tienen comparación en todo el mundo”, asegura Fernández Saro.

El Sunshine Tour es una competición de saltos de obstáculos que se ha convertido en un auténtico referente internacional. En parte, gracias a que se disputa en la mayor instalación hípica de Europa. El circuito, de siete semanas de competición con 38 pruebas ‘ranking’, reparte más de dos millones de euros en premios.

“A este circuito no se puede no venir, porque puedes traer caballos jóvenes que pueden saltar varios días en semana por 19 pistas, con lo que supone eso para ganar la experiencia que de otra forma solo conseguirías yendo a 19 concursos, lo que supone 19 viajes y 19 fines de semana, con todos sus gastos de desplazamiento”, razona Fanfa. “Los caballos aprenden aquí una barbaridad —insiste—; para un profesional, lo que inviertes en venir aquí lo recuperas con creces”.

Más dinero para los ganadores

En el terreno deportivo, la organización ha añadido una semana más al concurso, que se celebrará sin público y a puerta cerrada por la pandemia; además, ha aumentado la categoría de los concursos con cuatro de cuatro estrellas y su correspondiente incremento de las cuantías económicas que recibirán los ganadores. Un reclamo más para los jinetes.

“La clientela es fiel y el comité ha querido darle lo mejor que le podía dar, pese a que eso implique más esfuerzo”, explica Joaquín Medina, abogado, juez internacional y miembro de la organización. Él explica que en ningún momento se ha dudado a la hora de celebrar el circuito. “Primero, porque así lo autoriza la normativa, ya que son pruebas que se hacen para profesionales de alto nivel del deporte y, por tanto, se pueden celebrar”, confirma.

“Además —sigue—, hay otras razones de índole más cotidiano: el impacto que supone en la economía de la zona, los puestos de trabajo que genera en la zona y por la tradición que ha conseguido a lo largo de 27 años”. Según la organización, el impacto económico del circuito en la comarca de la Janda está estimado en 40 millones de euros, a los que se suman 1.200 puestos de trabajo, entre empleos directos e indirectos.

La Sunshine Tour cuenta con el apoyo institucional y patrocinio de la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía, la Diputación de Cádiz y un amplio grupo de empresas de prestigio. Se trata de una competición con una gran repercusión mediática que es seguida en más de 200 países, con una audiencia estimada en televisión de más de medio millón de espectadores. Además, la organización cuenta con el visto bueno del Consejo Superior de Deportes y la Real Federación Hípica Española, que junto con el Ministerio de Sanidad han participado en la elaboración de los protocolos por el covid-19.

“Pero la importancia va más allá: estos concursos sirven para clasificar para los Juegos Olímpicos, para el campeonato de Europa y para los mundiales en las distintas categorías”, argumenta el juez internacional. “Es muy interesante para los jinetes de fuera —continúa—, pero también para los españoles que quieran obtener sus clasificaciones y medirse a nivel internacional”.

La cita está avalada por la Federación Ecuestre Internacional y las fechas, cerradas e incluidas en el calendario de planificación deportiva, “que es necesario respetar”, según indica la organización.

Blindar Montenmedio gracias a una ‘app’

Para blindarse, han desarrollado una aplicación específica con la que se controlan el acceso y movimientos de los jinetes y amazonas, y todo su equipo. Mediante un código QR, se comprueba que cuentan con el test PCR negativo y que han firmado una declaración responsable en la que se comprometen a someterse a un régimen disciplinario privado con el que la organización se reserva la potestad de apartar a quienes incumplan el protocolo. Además, se garantiza la desinfección de las zonas comunes y se han instalado sistemas purificadores de aire.

“Es un circuito seguro, y los participantes se conocen el protocolo desde antes de llegar y están demostrando ser muy responsables y colaboradores con lo que se les pide”, confirma la responsable del protocolo covid-19, Begoña Quirós. Según explica, los test serológicos se repetirán durante el transcurso del concurso y, en caso de detectar un positivo, ya se prevé su confinamiento junto a todo aquel con quien hubiese tenido contacto en los últimos días.

Desde Montenmedio, se ve el pueblo de Vejer de la Frontera sobre una colina. De allí es Juan Sebastián Gallardo, uno de los trabajadores que contrata la organización con motivo del Sunshine Tour. Tiene pareja y dos hijos de 15 y cuatro años, y antes de este contrato estaba desempleado. “Solo trabajo estos tres meses, de enero a marzo, en todo el año, el resto me voy al paro”, comenta.

Juan Manuel ha trabajado en la construcción, en la hostelería y hasta en una empresa cárnica de Tarancón que mata diariamente 7.000 cochinos. Su pareja también está desempleada. Cuando no lo está, trabaja “mal, a deshoras, de lunes a domingo y muy mal pagada”, reconoce el vejeriego.

“¿Miedo a que no se celebrase el circuito? Miedo no, ya bastante miedo estamos pasando con el virus. Pero la incertidumbre es muy mala. Te genera inestabilidad. Inseguridad. Y genera ansiedad”, sentencia. Juan Manuel tiene un préstamo por pagar por su vivienda y, sueldo aparte, la familia se mantiene únicamente con los 430 euros que recibe su novia.

“Si no se celebrase esto, sería un palazo gordo para más de 100 familias que vivimos de esto”, advierte Juan Manuel. “Mira —interrumpe—, en Vejer, está la cosa mal. Hace 10 minutos ha fallecido un tío mío, un hermano de mi padre, y yo estoy aquí. Tengo que seguir adelante, que darle de comer a mi familia, tengo que vivir, tenemos que trabajar”.

Pérdidas económicas en el sector

Más allá del beneficio para las familias de Vejer, la celebración del circuito también lleva aparejada una oportunidad de negocio para las cuadras que acuden al Sunshine Tour. Si bien la principal actividad del circuito es la deportiva, los jinetes aprovechan para comerciar con los caballos. Otro motivo por el que el sector no quiere perderse la cita gaditana.

José Fumero Hernández, jinete tinerfeño afincado en Madrid, lleva desde octubre viviendo en Vejer de la Frontera. Llegó desde Bélgica hasta Montenmedio para aprovechar el final de la temporada pasada, y ahí sigue. Lo acompañan su novia, amazona, y dos mozas de cuadras que ayudan a la pareja a manejar los seis caballos de su propiedad, que actualmente tiene en los boxes. A lo largo de las próximas semanas, le llegarán tres más. Y espera poder vender al menos cinco; en la cita del año pasado, consiguió todas sus ventas en este circuito.

Así se mantiene este licenciado en Derecho. “Porque de jinete solo no se puede vivir, claro que no”, asegura Fumero Hernández, un joven de 27 años. “El caballo más caro que se ha vendido en la hípica ha sido por 15 millones de euros; pero estas no son las cifras que se manejan aquí. Puedes comprar un caballo joven de unos cuatro años por unos 20.000 euros y si se ven cosas buenas en él y tiene buena proyección en la ruta del sol, puedes venderlo en 60.000 u 80.000 euros”, detalla.

“Cuando los compras, tienes que invertir en su educación —explica el jinete—, en que sea agradable para quien lo monte, que tenga buen carácter, que el salto sea bueno. Y si ya tiene buenas cualidades para el salto: fuerza, calidad… Ahí tienes un buen caballo”. Ese es su negocio: comprar barato, producir los caballos y venderlos. Pero sin citas donde contactar con los interesados es difícil salvar el año. Sobre todo, teniendo en cuenta el gasto que se lleva cada caballo: unos 600 euros al mes. “Y al caballo no puedes no mantenerlo”, argumenta.

Él se considera afortunado. Ha podido saber que algunos de sus compañeros no podrán estar en la cita gaditana. La pandemia ha obligado a mover mucho papeleo para los de los países del norte de Europa. “Y en el caso de los jinetes ingleses, el Brexit”, apostilla. Menos competencia para él.

«Sin la ruta del sol, hubiésemos tenido un problema serio”, reconoce el tinerfeño, que más allá del mercadeo de caballos también quiere disputar los jugosos premios en metálico que se reparten. “Pero hay mucha competitividad —zanja—, esto es Montenmedio, esta es la Sunshine Tour”.