Varios alcaldes de la ribera del Ebro ven con preocupación el deshielo tras Filomena

Varios alcaldes de la ribera del Ebro ven con preocupación las consecuencias que puede tener el deshielo de la nieve que Filomena ha dejado a su paso si se produce un aumento importante de las temperaturas en los próximos días.

En la comarca de la Ribera Alta, el alcalde de Novillas, Abel Vera (PP), se mostró muy crítico. «El problema de base es que ni siquiera hace falta mucho para que tengamos problemas con el Ebro, con riadas de poco más de 1.000 metros cúbicos por segundo, toda la margen izquierda se ve anegada, y esto nos sucede como mínimo dos veces al año«, aseguró.

Además, lamentó que los mismos agricultores y ganaderos que sacan sus tractores a la calle para fumigar durante la crisis de la covid o para limpiar los accesos a los pueblos cuando hay temporal «ven cómo la Administración les da la espalda año tras año». Reclamó un mantenimiento «ecológicamente sostenible que nos permita vivir en nuestros pueblos».

Vera hizo estas declaraciones con motivo de una visita a la zona del presidente del PP de Zaragoza, Ramón Celma, quien defendió la urgencia de que el Gobierno de Aragón limpie el cauce y drague en puntos concretos. El dirigente popular recordó que en los últimos ochos años se han sufrido tres grandes riadas «con enormes costes públicos y privados» y que las crecidas son «cada vez más dañinas aun cuando el caudal sea menor».

Mientras, desde la Ribera Baja del Ebro, su presidente y alcalde de Quinto, Jesús Morales (PSOE), aseguró que «la preocupación es constante». «Tras esta nevada si el deshielo es lento y progresivo no tiene que producirse una crecida repentina», afirmó. No obstante, aprovechó para volver a pedir la limpieza del cauce fluvial y el refuerzo de las motas y diques en los pueblos. 

Morales reconoció que la Confederación Hidrógráfica del Ebro (CHE) está trabajando pero «se tienen que agilizar las actuaciones». Esta misma semana se presentó el estudio de las medidas a adoptar en el cuarto tramo, entre Osera y Fuentes de Ebro, de los 13 en que se ha dividido el recorrido. 

Para el portavoz de Asafre (Asociación de Afectados por las Riadas del Ebro), Alfonso Barrenas, no se trata de una situación «de alarma», pero sí de un momento en el que hay que observar la evolución del caudal muy de cerca. «Estamos ante un episodio normal que, si suben los termómetros, pueda dar paso a una crecida ordinaria. Pero, en estos momentos, con poco más de 1.000 metros cúbicos por segundo y tras tres décadas sin hacer nada en el cauce los daños son importantes«, recordó.

Mientras, la última predicción del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) apunta que no se esperan cambios importantes en el caudal en los ríos de la cuenca del Ebro, al menos, hasta el lunes. No obstante, recuerda que la importante acumulación de nieve que hay en estos momentos en la margen izquierda incrementa el factor de riesgo de sufrir avenidas de cara al futuro. «En caso de llegar precipitaciones importantes en forma líquida, podrían producirse crecidas importantes», advierte.