Las terrazas acaparan el protagonismo en Zaragoza en el primer día de apertura del interior de bares y restaurantes

Las terrazas siguen acaparando el protagonismo en el primer día de apertura del interior de bares y restaurantes. El tiempo ha acompañado en la capital aragonesa, por lo que todavía han sido muchos los que, pese a poder comer bajo techo, han preferido hacerlo acompañados del calor del sol. Por la mañana, cafeterías y establecimientos especializados en desayunos han podido hacer más caja que las jornadas anteriores. La mayoría de los clientes tenían ya ganas de volver a tomar algo a cubierto, o de que volviera a abrir su sitio favorito, pero todavía hay algunos que, por precaución, prefieren seguir al aire libre. Los hosteleros, por su parte, siguen con la mirada hacia un incierto futuro que muchos prevén ya negro y con nuevos cierres.

En el centro de Zaragoza, a la hora de comer eran muchos los veladores que tenían ocupados buena parte de sus mesas. Aquí el aforo es, desde este martes, del 100%, mientras que en el interior de los locales solo se puede alcanzar el 30% de ocupación. Tampoco se permite, tal y como dictó el Gobierno de Aragón, usar la barra. En el centro comercial El Caracol, el restaurante Matarraña ha abierto sus puertas por primera vez en casi dos meses. Es uno de los aproximadamente 2.400 establecimientos hosteleros que cerraron el pasado 26 de octubre en toda la provincia, al no disponer de terraza o no contar con mesas suficientes para poder abrir.

A las 14.00 varias de sus mesas estaban ya ocupadas, aunque las restricciones sanitarias y el gran tamaño del local hacía que pareciese algo vacío. Tras la barra estaba su propietario, Álvaro Lázaro, que en tan solo dos palabras ha resumido el sentimiento que reina entre los empresarios del sector: «resignación» e «incertidumbre». «Estamos a la expectativa de un nuevo cierre, esa es nuestra mayor preocupación», ha expresado. Asimismo, ha lamentado que el tiempo abierto no ha servido para mucho y que este 2020 será un año perdido en cuanto a facturación. «De facto es como si estuviéramos cerrados», ha sentenciado

No obstante, aseguró que entre sus clientes sí que ha percibido ganas de volver a comer a cubierto y que el volumen de reservas ha crecido, ya que con los aforos «la gente tiene miedo» de acudir sin tener una mesa de antemano. «Llevan llamando desde el domingo, han recibido la apertura con alegría», ha enfatizado Lázaro, que sin embargo ha hecho hincapié en el temor de que después del Día de Reyes todo vuelva a desmoronarse.

De vuelta en la calle, tan solo unos metros más allá, las terrazas de la calle de Cádiz también presentaban una buena animación. En los interiores había público, pero el buen tiempo acompañaba y para muchos «apetecía más estar fuera». Por el contrario, otros clientes habían elegido esa opción no por comodidad, sino por precaución ante el coronavirus. Era el caso de Pilar Calvo, que junto a tres amigas estaba a punto de comer en una mesa exterior del bar Chipre, en la plaza de Nuestra Señora del Carmen. Ellas lo tenían muy claro: «Preferimos estar fuera porque es más seguro, de momento seguiremos así».