El satélite español Ingenio se pierde ocho minutos después del lanzamiento

Un fracaso absoluto. El satélite español SEOSAT-Ingenioel mayor proyecto espacial en el que se había embarcado la industria nacional, se ha perdido poco después de su lanzamiento, aparentemente por un fallo del cohete Vega VV17 que debía ponerlo en órbita al filo de las tres de esta madrugada. Ocho minutos después del despegue desde Kourou, en la Guayana francesa, el cohete, desarrollado por la Agencia Espacial Italiana y la Agencia Espacial Europea (ESA) de forma conjunta, se desvió de su trayectoria por motivos aún desconocidos. El resultado son 200 millones de euros literalmente destruidos y un gran esfuerzo y trabajo lamentablemente desperdiciados. Junto al satélite español se ha perdido el francés Taranis, que también viajaba a bordo.

«¡Vaya disgusto! Horrible». Eva Vega, directora del departamento de Programas Espaciales en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), no disimulaba esta mañana el mal trago que ha supuesto la pérdida del satélite. Ingenio estaba destinado a tomar imágenes de la superficie terrestre con una impresionante resolución de hasta 2,5 metros. Sus fotografías serían utilizadas en múltiples aplicaciones en cartografía, control de cosechas, desarrollo urbano… Además, resultaría muy útil en el seguimiento de emergencias como inundaciones, incendios o terremotos. Una vez en órbita, el INTA asumiría el control rutinario de la misión desde su estación madrileña de Torrejón de Ardoz.

Nada de eso podrá ser. El cohete fue lanzado a la hora programada, a las 2.52 horas peninsular española. Tenía previsto separar el satélite español 54 minutos después del despegue y hacer lo mismo con el galo alrededor de una hora después. Ingenio debía haberse liberado del cohete y situarse en una órbita heliosíncrona (siguiendo la dirección del Sol como si fuera un girasol), a una altitud de aproximadamente 670 kilómetros.

Sin embargo, ocho minutos después del despegue, en el encendido de la cuarta y última etapa del lanzador, «algo ocurrió, vimos que el cohete perdía altura y se cortó la emisión», relata Vega. La estación de New Norcia en Australia, que debía seguir la evolución del cohete en ese momento, ya no pudo escuchar nada. «No sabemos si el motor no se encendió, aunque dijeron que sí, o si tenía poca potencia, pero el cohete no tomó suficiente altura», añade. La trayectoria del artefacto se desvió, «lo que supuso la pérdida de la misión», confirmaron desde la ESA.

La agencia espacial ha comenzado ya a analizar los datos de telemetría para determinar la causa del fallo. Dentro de unas horas, responsables de la ESA y Arianespace, la compañía francesa encargada del desarrollo de Vega, comparecerán en rueda de prensa en el complejo espacial de Kourou para informar sobre lo ocurrido. «Arianespace iniciará una investigación, así que posiblemente no sabremos la causa del fallo en varios meses», señala la responsable del INTA.

Irrecuperable

Pero, ¿qué ha pasado exactamente con Ingenio? «Puede haberse destruido en el aire o caído al mar. Es tremendo», dice Eva Vega. La cuestión es que es irrecuperable. «Los lanzadores tienen una tecnología muy crítica. Un fallo muy pequeño puede crear un problema enorme. Y, desgraciadamente, todos fallan alguna vez, pero nunca quieres que te pase a ti», reconoce.

Algo similar ocurrió en julio del pasado año en el lanzamiento de un satélite de Emiratos Árabes en otro cohete Vega. Pero sus responsables se pusieron en marcha y enviarán al espacio un nuevo proyecto en un par de años. Que Ingenio vuelva a construirse, «es una decisión a alto nivel. La inversión no sería tan alta, porque los desarrollos ya están hechos, pero supone igualmente mucho dinero, tiempo y esfuerzo», explica la directora en el INTA. «Es la primera vez que pasa algo semejante con un proyecto nacional, pero ahora nos ha tocado, alguna vez tenía que pasar», subraya. Afortunadamente, el lanzamiento y el primer año en órbita de Ingenio estaban cubiertos por un seguro, lo que paliará las pérdidas. De momento, el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), que ha liderado el desarrollo del satélite, ha declinado indicar la cantidad.

Consternación

SEOSAT-Ingenio (las siglas hacen referencia a «Satélite Español de Observación de la Tierra») era una especie de hexágono de un metro por un metro comparable en tamaño con una furgoneta pequeña. Tenía una vida útil de siete años, aunque llevaba combustible para diez. La realización del proyecto ha estado a cargo de un consorcio industrial de empresas españolas, entre ellas Airbus Defence and Space, como principal contratista industrial del satélite, y SENER e INDRA, responsables de la carga útil y el segmento terrestre. Desde algunas de estas empresas han expresado su «consternación» por la pérdida del satélite. «Son muchos años de trabajo. Te lo puedes imaginar…», se lamentaban.

El elemento más importante de Ingenio era una cámara dual de alta resolución para tomar imágenes de cualquier punto de la superficie de la Tierra cada tres días. Las cámaras idénticas estaba diseñadas para captar 55 km de un solo vistazo y 2,5 millones de kilómetros cuadrados cada día. Ingenio formaba parte del programa nacional de Observación de la Tierra e iba a cubrir las necesidades ópticas, mientras que el satélite Paz, lanzado en 2018, cubría las de radar. Formaban un tándem envidiable que ya no podrá completarse.