La cobardía condena a Real Zaragoza y Mallorca a empatar a nada (0-0)

Horroroso partido de fútbol el ofrecido en La Romareda por Real Zaragoza y Real Mallorca, en un choque con contadísimas ocasiones que desembocó en un 0-0 lógico al finalizar. Los maños siguen sin ver puerta, ni siquiera generan oportunidades y, por tanto, pueden dar por bueno el punto frente a una escuadra, la balear, a la que le faltó valentía para buscar los tres puntos, aunque tuvo en las botas de Mboula la mejor alternativa.

En el once de Baraja una gran novedad: el debut de Francho en la medular como titular, formando pareja con Javi Ros. El resto más de lo mismo que en choques anteriores, con el doble lateral zurdo y con el “Toro” Fernández en la punta del ataque. Enfrente, un Mallorca que llegaba en una dinámica sobresaliente y situado en ascenso directo. Algo que se notó desde el arranque, con un equipo visitante dominador.

De hecho, en apenas diez minutos ya había realizado tres internadas con peligro en el área, a pesar de que sus disparos no encontraban ni siquiera los tres palos. Uno de ellos del ex zaragocista Febas. Hubo que esperar al minuto 19 para las dos primeras llegadas mañas. Primero fue Francho el que probaba con la zurda desde fuera del área, pero se marchó desviado su intento. A los pocos segundos, acción individual de Chavarría con inocente resultado a las manos de Reina.

Había reaccionado el cuadro de Baraja y, al menos, se despejaba de encima el inconcluyente dominio bermellón. Era Chavarría por entonces el mejor de largo del equipo, al menos el único que tenía la valentía para buscar la sangre. En otra maniobra individual, el zurdo sacaba un gran centro al corazón del área pequeña al que el “Toro” no llegaba a impactar por centímetros cuando Reina poco hubiera podido hacer para evitar el tanto.

Era el minuto 35 y la primera parte, de bostezo absoluto, entraba en su recta final. Lo hacía carente de ritmo, con corazón, pero nulas ideas y con la evidencia de que, un día más, el plan de Rubén Baraja funciona a ratos a nivel defensivo, pero está muy lejos de ser exitoso a nivel ofensivo. Sobre todo, si tiene que ser el “Toro” Fernández el que genere juego a 50 metros de portería. El Mallorca sí prometía algo más, pero se fue diluyendo como un azucarillo muy pronto.

Segunda parte

Parecía satisfecho con lo visto Baraja, sin aportar cambios desde el banquillo al descanso. Sí aumentó en ritmo el choque en el arranque, pero ni Cristian ni Reina se veían obligados a intervenir en ningún momento. De hecho, fue en el 63 el primer acercamiento con peligro, obra del Mallorca. Mboula conducía y con un simple quiebro dejaba atrás a Bermejo y Tejero, pero su disparo, completamente solo y ante Cristian, ser marchó a la grada.

Hombre por hombre, Igbekeme al campo por Ros, con amarilla, en el 66. Aunque en fuera de juego, Amath también daba un susto a la endeble zaga blanquilla plantándose ante Cristian, pero ni siquiera había acertado en la definición el ex del Getafe. Por entonces, los visitantes ya estaban inclinando el campo hacia la portería de Cristian. La segunda permuta de Baraja pasaba por dar ingreso a Vuckic por Fernández, en otro partido aciago del uruguayo.

Para ver al esloveno tenía que pasar lo que hasta el momento era un imposible: ver al Real Zaragoza internarse en ataque. El que sí lo hacía era el Mallorca en otra buena jugada de Mboula, centro al corazón del área y Abdón Prats remataba topándose con el milagroso cuerpo de Cristian. Los maños se rompían físicamente, especialmente por bandas, y por ello Baraja trataba de darle nuevos bríos a los costados con Zanimacchia y Larrazabal en detrimento de Chavarría y Bermejo, completamente exhaustos de correr detrás de la pelota.

Lo más interesante en ataque de los blanquillos se observó en el 84. Primero con un disparo de Igbekeme que se marchaba prácticamente a la Cámara de Comercio, pero no dejaba de ser el primer conato de tiro en la segunda parte del Real Zaragoza. Después, buena contra por banda derecha, pero el centro de Larrazabal no encontraba ni a Vuckic ni a Zanimacchia.

Con 0-0 finalizaba el encuentro y, visto lo visto, casi se podía dar por bueno en un Real Zaragoza incapaz de generar peligro, de amenazar a Reina y, por tanto, de dar un paso adelante respecto a choques previos. Cuarto choque consecutivo sin ver puerta, récord que no se había vivido todavía en este largo periplo en Segunda, y los problemas siguen creciendo sin que Rubén Baraja parezca tener el remedio para aliviarlos.