La UE insta a levantar las prohibiciones al turismo de forma gradual, sin cuarentenas ni pasaporte sanitario

Hay una ley no escrita en Bruselas que establece que la importancia de un anuncio es inversamente proporcional al número de comisarios o altos cargos que la presentan. Este miércoles, en el pódium del edificio Berlaymont, había nada menos que cinco, en dos tandas. En la primera, la vicepresidenta y responsable de Competencia, Margrethe Vestager, y el francés Thierry Breton, titular de Interior, para hablar de las «orientaciones estratégicas del Paquete de Turismo y Transporte». Y acto seguido, los comisarios Kyriakides, Johansson y Vlean para abordar las recomendaciones prácticas.

El Covid 19 ha mostrado todas las limitaciones de la Comisión. No hay competencias europeas en temas de Sanidad o de fronteras. El grueso de las decisiones económicas las ha tomado el Eurogrupo y el Consejo Europeo. Y el poco debate que está habiendo tiene más bien lugar en los márgenes de un Parlamento Europeo confinado. La Comisión quiere reivindicar su papel, sacar pecho cuando puede. Lo intentó hace unas semanas presentando una hoja de ruta para una salida lo más coordinada posible del confinamiento y los estados de alarma o emergencia y lo intenta de nuevo hoy con unas guías para coordinar la desescalada ante la temporada de verano y los posibles efectos devastadores sobre el turismo. Instando a levantar las prohibiciones al turismo de forma gradual, sin cuarentenas forzosas a quien venga del extranjero ni imponiendo el uso de pasaporte sanitario

«Las orientaciones de la Comisión tienen como objetivo ofrecer a las personas la oportunidad de descansar, relajarse y respirar aire fresco. Tan pronto como la situación sanitaria lo permita, los ciudadanos deberían poder ponerse al día con amigos y familiares, en su propio país o a través de las fronteras, con todas las medidas de seguridad y precaución necesarias», dice la comunicación. Para ello, nada muy original: «la prohibición generalizada a la libre circulación debería ser reemplazada por medidas más específicas. Si la situación de salud no justifica un levantamiento general de las restricciones», dice el texto, pues con un sistema «por fases y coordinado».

Las líneas maestras son conocidas: ir levantando las medidas si hay un control de la epidemia, los contagios no aumentan y siguiendo las consignas del ECDC, el Centro Europeo de Prevención de Enfermedades. En segundo lugar, «aplicar medidas de contención» durante todos los desplazamientos, incluyendo salvaguardas adicionales allí donde la distancia social sea más difícil de garantizar». Y por último, «consideraciones económicas y sociales» que den proporcionalidad a toda decisión.

La UE habla de tres fases. La primera es la actual, con medidas muy restrictivas salvo para trabajadores como transportistas, empleadores de fronteras, transfronterizos o temporeros esenciales. La segunda (Fase 1) es cuando deberían levantarse paulatinamente las prohibiciones más severas, «empezando por las regiones, áreas y Estados Miembros con una evolución positiva y una situación epidemiológica similar». Bruselas cree que en esta fase, «se debería facilitar el tránsito por razones profesionales, personales y turísticas».

En la última, la Fase 2, todas las limitaciones y controles fronterizos desaparecerían, pero manteniendo las medidas sanitarias apropiadas. Y el movimiento en toda la UE debería estar permitido. El paso de una situación a otra debería ser cauteloso y flexible, explican, permitiendo el retroceso si fuera necesario.

Se podría resumir el paquete presentado hoy haciendo dos listas. Por un lado, lo que incluye: una invitación a la desescalada gradual. Una apuesta por establecer corredores entre zonas razonablemente seguras, que pueden corresponder a países o a regiones. Usando la información en ‘tiempo real’ disponible. Hay una llamada a gritos para evitar la discriminación por razón de pasaporte, que asusta mucho en Bruselas. Cualquier limitación, explican, debe ser por lugar de residencia, no por nacionalidad.

Hay recomendaciones concretas para cada medio de transporte, desde reducir el número de personas en trenes, autobuses o aviones (pero no forzosamente prescindir del asiento del medio), que no haya venta a bordo, hacer obligatorio el acceso a gel desinfectante, compra de billetes sólo por internet cuando sea posible, apertura y cierre automático de puertas, sin botones.

La Comisión apunta al uso de sus recursos digitales para recoger en tiempo real toda la información de países, focos, situación de las fronteras. Y un protocolo pactado con las capitales para «garantizar la interoperabilidad transfronteriza entre las aplicaciones de rastreo para que los ciudadanos puedan ser advertidos de una posible infección con coronavirus también cuando viajan en la UE«. Una idea podría ser que de la misma forma que ahora se recibe un mensaje de texto de la operadora al cruzar una frontera, se reciba otro con las instrucciones específicas sanitarias de la región o la situación sanitaria. Y alertas en caso de infecciones en la zona.

Sobre las aplicaciones en así, para rastrear casos, la Comisión explica que «deben ser voluntarias, transparentes, temporales, de seguridad cibernética, utilizando datos anónimos, deben depender de la tecnología Bluetooth y ser interoperables a través de las fronteras, así como a través de los sistemas operativos».

Sobre los lugares de vacaciones, el protocolo de la Comisión para hoteles y apartamentos aboga por normas claras para todos, enviadas incluso antes de la llegada de turistas. Con todos los esfuerzos para promover la distancia social, incluyendo por ejemplo el hacer turnos y reservas de los espacios comunes, como «piscinas o gimnasios».

¿Que no tiene el plan de la Comisión? Cuarentenas, por ejemplo. La Comisión cree que no son una buena solución y que carecen de sentido o de proporcionalidad cuando se habla de países vecinos, en situación epidemiológica similar y que han aplicado medidas d confinamiento o distanciamiento social equivalentes.

No hay tampoco referencias a un pasaporte sanitario como requisito o herramienta para poder viajar al extranjero, mediante el que sólo quienes han desarrollado inmunidad y tengan análisis médico puedan desplazarse.

La Comisión tampoco cree que sea necesario el uso de mascarillas en todos los lugares públicos. Sí en el transporte público, si bien no son necesarias «mascarillas médicas», salvo para los profesionales que trabajan en el sector.

Compensaciones por cancelaciones

En el paquete de hoy hay también un epígrafe dedicado a uno de los aspectos que más polémica ha generado en las últimas semanas: los derechos de los ciudadanos a recuperar su dinero tras las cancelaciones de viajes o paquetes turísticos. Según las normas de la UE, los viajeros tienen derecho a elegir entre cupones o un reembolso en efectivo por cada cancelación de billete o paquetes de viaje. Pero algunos países han pedido que las empresas pudieran ofrecer cheques en vez de efectivo, para intentar paliar las pérdidas del sector.

«Si bien reafirma este derecho de los ciudadanos, la recomendación de la Comisión apunta a garantizar que los cupones se conviertan en una alternativa viable y más atractiva al reembolso de los viajes cancelados en el contexto de la pandemia actual, que también ha ejercido fuertes presiones financieras para los operadores de viajes», apunta el texto.

La idea es que los recibos deben estar protegidos contra la insolvencia del emisor con un período mínimo de validez de 12 meses, y ser reembolsables después de un año como máximo, si no se canjean. «También deberían proporcionar a los pasajeros suficiente flexibilidad, permitiendo que los pasajeros viajen en la misma ruta y bajo las mismas condiciones de servicio o que los viajeros reserven un contrato de viaje combinado con el mismo tipo de servicios o de calidad equivalente. También deberían ser transferibles a otro viajero«, sugiere la Comisión.