Esenciales para todos en el confinamiento

Sin parar. Así han estado los 60 camiones de Teletransporte Aragón desde que empezó la crisis del coronavirus. «Ha habido días en que los vehículos no paraban en las 24 horas transportando hasta mil toneladas de alimentos a diario», señala Javier Hernández, director de esta empresa, que cuenta con un centenar de chóferes, entre plantilla fija y autónomos, y que cumplirá su 30 aniversario en octubre. «Ha habido tiendas de Alcampo, Mercadona, Bon Àrea, etc., que les llevabas un pedido y a las dos horas tenías que volver con otro camión y eso que llevamos 15.000 kilos por viaje». Ha sido impresionante, reconoce este directivo.

«Lo que más nos ha preocupado es que al principio no había mascarillas ni guantes por ningún lado. Ahora el Ministerio de Transporte nos ha dado dos unidades por camión, pero aunque se usen varios días, es insuficiente». En su caso, a través de un importador han conseguido un millar que les van a llegar en los próximos días para poder hacer el trabajo con garantías de seguridad. «Cuesta mucho», reconoce, «concienciar al personal de que cuando deja de usar el camión tiene que higienizar todo lo que ha tocado desde la puerta al volante o la palanca de cambios. Es primordial porque lo van a coger hasta dos o tres conductores», afirma, y siempre se corren riesgos porque les toca llevar fruta a residencias. «Ahora parece que se está normalizando el uso de mascarillas, pero hacen faltan más. De momento, aún hay pocos camiones circulando».

«En Aragón tenemos unos 6.000 camiones. Pues estará rodando solo entre el 30% y el 40%. Pese a lo que se piensa, únicamente los que se dedican a la distribución de alimentos y de piensos para las granjas están trabajando a tope. El resto está parado», asegura Carmelo González, presidente de la Federación de empresas de transporte de Zaragoza (Fetraz). «En Vía Augusta aún estamos trabajando un 20% porque transportamos gas y combustible, pero la industria mueve mucho y al estar la automoción parada muchos camiones siguen aparcados», añade el también director general de esta empresa.

«La gente piensa que nos estamos haciendo de oro y en mi caso, y el de muchos autónomos, llevo parado desde el 15 de marzo ya que Volkswagen y todos los constructores de coches dejaron de producir», dice José Antonio Moliner, presidente de Tradime. Los únicos con carga de trabajo son los que transportan comida y bebida. «Algunos asociados te cuentan que los primeros días del Covid-19 en Mercazaragoza parecía Navidad», comenta Moliner.

Es el caso de Carreras. Al comienzo de la crisis del coronavirus, con una flota de unos 1.300 camiones (entre propios y contratados) empezó repartiendo más de 20 millones de kilos de alimentos al día desde 42 centros que tiene en España y Portugal. «Los primeros días, del efecto ‘bunker’, cuando subió la demanda de alimentos básicos, nuestros conductores sufrieron una situación muy complicada ya que no tenían dónde comer ni ir al baño. Aún sigue siendo problemática», admiten desde la dirección del Grupo Carreras.

En cuanto a si disponen de EPIs suficientes, aseguran que están consiguiendo algunos, pero «siguen necesitando más». Calificando la actuación del Gobierno central de «manifiestamente mejorable», ya que solo les han facilitado dos mascarillas por conductor propio y nada para los trabajadores de los centros logísticos, Carreras sí aplaude el apoyo del Ejecutivo autonómico a ‘Aragón en Marcha’, la iniciativa de CEOE Aragón. Un «éxito», valoran desde el grupo aragonés, al que han contribuido al ceder parte de su nave en Plaza como centro logístico de la DGA que reparte desde ahí el material a hospitales y residencias.

El gran consumo, señala la dirección del Grupo Carreras, está paliando en parte la caída que están sufriendo otras divisiones del negocio: «transporte de carga completa industrial e internacional, paletería, logística industrial y canal Horeca», además de que sus filiales transitaria, gestión de punto de venta, Portugal y Francia, también están cayendo, así como otras empresas del grupo como Eizasa Hoteles», reconocen.

Aunque «es verdad que los atascos en puntos de entrega, los trabajos en fin de semana y el aumento importante del absentismo por bajas les llevó al principio a contratar más personal, ahora ya no», explican desde Carreras. Además, han presentado ERTE en transporte de aprovisionamientos para empresas industriales. Desde Carreras alertan de que «cuanto más dure esto menos empresas podrán sobrevivir».

«La pandemia económica que va a sufrir el sector es brutal. La industria va a arrancar pero a un ritmo muy lento. Casi todas las empresas hemos pedido ERTE, pero si esto no se reactiva al ritmo que debiera no se qué pasará», advierte Carmelo González. «El daño está siendo importante» y a ello se suma el malestar de que no nos hayan proporcionado hasta hace unos días lo mínimo para trabajar con seguridad». Y lo achaca a que «el transporte está a la sombra: No somos sanitarios, desde luego, pero el Gobierno nos tiene que escuchar. Si no nos apoya, caeremos en cierres y despidos», avisa, a la vez que pide un cambio en la ley de contrato de transporte para que cuando el conductor llegue al punto de descarga, deje la mercancía y se marche.

«La clave es que esto no dure más de dos meses. Confío en que a final de mayo vaya restableciéndose», dice Javier Hernández. «Esta crisis no es como la de 2008. Ahora el consumo sigue ahí, estaba antes del coronavirus y se recuperará». No se muestra tan optimista el director general de Vía Augusta: «Somos un sector duro, sacrificado, que da el callo, pero nos costará salir. Dependerá mucho de cómo tire la industria».

«Si esto se alarga, a muchos transportistas les irá mal. Los pequeños aguantaremos porque no sabemos hacer otra cosa, es vocacional, pero a las grandes empresas con flotas tremendas no sé cómo le irá a más de una», vaticina por su parte Javier Escuer.

«Que nos traten como personas siempre y no como héroes ahora»

Javier Escuer, camionero de toda la vida, se siente afortunado porque lo suyo es el transporte de piensos y de animales y no ha parado de trabajar. Pero lamenta que algunos compañeros suyos lo estén pasando mal con apenas un viaje a la semana o ninguno. «Encima muchos llevan la carga a Logroño o Levante y tienen que volverse de vacío con el coste que eso supone», dice. En su caso, al hacer trayectos no muy largos no ha tenido problemas de manutención ni de aseo, pero otros camioneros, admite, «no han encontrado ni dónde comer ni lavarse». «Parece que lo van arreglando», admite, y reclama para cuando esto pase más respeto: «Que no nos traten de héroes ahora sino como personas y profesionales todo el año, ya que a veces te toca ir a empresas y hasta que te descargan te dejan ahí horas en la cabina sin salir o en un rincón».

Caída en el 85% del consumo de gasolina y abriendo en pérdidas

Casi un mes, hasta que se publicó la orden ministerial el 11 de abril en el BOE, ha tardado el Gobierno en regular los servicios mínimos en gasolineras y áreas de servicio en España. «Abrir hay que abrir, pero al restringirse la movilidad, los consumos han bajado más del 85% en las estaciones de servicio en carretera y el 90% en las de ciudad y, por tanto, no tenía sentido seguir abiertos con los horarios de siempre de 18 o 24 horas», cuestiona Pilar Soto, presidenta de Aesar –con 103 asociados– y también de la Confederación española de gasolineras.

«Le hemos hecho saber a la Secretaría de Estado de Energía que es insuficiente la orden que decreta unos servicios mínimos para el 37% de las 12.000 gasolineras que existen en España (unas 400 en Aragón), al entender que «no es necesario abrir 18 horas un fin de semana cuando no se vende casi nada». Propietaria de la gasolinera situada en la A-68 a la entrada a Zaragoza por La Cartuja, Soto, que ha tenido que cerrar el restaurante contiguo, asegura ser consciente de que «hay que suministrar, pero si se paralizan casi en su totalidad las actividades empresariales no es razonable tener que estar abiertos tantas horas. Aunque la orden indica unas que tienen que abrir sí o sí en el horario de siempre (18 a 24 horas), otras pueden reducírselo y a unas terceras se les da flexibilidad con un mínimo de 30 horas, «no es normal», según Soto, «tener a nuestra plantilla expuesta a todas horas para vender tan poco».

Esta empresaria critica que «estén abriendo en pérdidas la mayoría porque sobre todo en fin de semana no viene nadie». Soto insiste en que «quieren hacérselo ver con datos al Gobierno para que rectifique». Además de solicitarle más EPIs. «Al dar el servicio de baños y ser una obligación desinfectarlos, nos tienen que dar equipos de protección. Somos pymes. Nos hemos ido buscando la vida, pero es difícil conseguirlos», admite.

Juan Moisés, al frente de seis estaciones de servicio Ágreda Automoción –dos ubicadas en la avenida de Valencia y de Ranillas–, confiesa que «las primeras semanas del Covid-19 estuvimos con los horarios habituales de 24 horas en las de ciudad y 16 en las de carretera cuando con el reajuste actual, 12 horas o menos hubiera bastando ya que ha habido un descenso drástico de las ventas, de hasta el 85%, y tenemos las tiendas y restaurantes cerrados».

En su caso, indica, han solicitado un ERTE para la mitad de la plantilla por causas organizativas y económicas a expensas de ver como evoluciona todo y si a mitad de mayo las ventas van mejorando algo. «Desde el sector habríamos necesitado que se establecieran antes unos servicios mínimos porque todo ha caído un montón, no solo la demanda de carburante sino reparaciones en de turismos, al 80%; de furgonetas al 60%; y de camiones, al 40%. Ninguno cubrimos el coste de apertura», dice. «Nos está costando dinero tener que abrir cada día», si bien, confiesa «al ser un negocio de pesetitas, no nos hemos endeudado y resistimos mejor».

En cuanto a las críticas formuladas por la patronal del transporte de que muchas estaciones de servicio han dejado desatendidos a los camioneros, indica que no es su caso. «Nosotros tenemos una relación muy directa con ellos tanto en la estación que tenemos en el kilómetro 175 de la carretera de Madrid a Valencia como en la de Nueno en Huesca y siempre hemos procurado cuidar a la gente que está trabajando y más en estos momentos», concluye.