«Necesitamos un hotel medicalizado para sanitarios que dan positivo pero la consejería se niega»

–¿Cómo valora la situación actual en cuanto a la incidencia de la pandemia en Aragón?
–No hemos alcanzado el pico en Aragón, ni mucho menos, pero es cierto que no estamos como Madrid o Barcelona porque nuestra cantidad de población por metro cuadrado es muy distinta y porque aquí ha llegado más tarde que en las dos principales puertas de entrada al país. Estamos en una situación tensa, pero todavía manejable.

–¿Entonces cree que lo peor está por venir?
–El problema es que aún estamos subiendo, aunque el incremento no es tan significativo ya. Todos los marcadores indican que seguimos con un número importante de contagios con el problema añadido de que no sabemos el número real. El confinamiento ha hecho que esa cantidad diaria de infectados baje pero, por ejemplo, tenemos 452 profesionales sanitarios afectados en Aragón, y ese número corresponde solo a los que sienten síntomas y están en aislamiento, aunque otra cosa es cómo puedan llevarlo a cabo. La asignatura pendiente es que se hubieran hecho tests masivos a la población cuando empezó todo para detectar los casos positivos y aislarlos aunque no tuvieran síntomas. De haberlo hecho, el problema ahora sería mucho menor de lo que es. Cometimos un grave error al decir que la gripe era peor porque mataba a más gente cuando la realidad es que tenemos más herramientas para luchar contra ella y, además, no tiene tanta facilidad de contagio como el coronavirus, ya que este virus hace que seas un mecanismo de transmisión aun sin síntomas y haciendo una vida normal.

–Y eso satura los servicios sanitarios.
–Se decía que solo el 20% de los infectados precisaría tratamiento y presentaría complicaciones. Y un porcentaje de ellos requeriría asistencia mayor pero al final ese porcentaje es más alto porque hay muchos portadores y se necesita ventilación asistida para más gente.

–¿Ese mal abordaje al que se refiere ha sido generalizado?
–No ha sido el adecuado y ha habido disparidad en cuanto a esa falta de tests, que, en todo caso, han escaseado en unos sitios más que en otros. Esos tests necesitan unidades para realizarlos y el problema es que estas requieren doblar efectivos porque cuesta un tiempo llevarlos a cabo. Nos tenemos que responder a muchas preguntas cuando todo esto pase.

–¿La respuesta en Aragón ha estado a la altura?
–A la altura estamos intentando estar todos en la medida de lo posible. Ha faltado protección y material, pero es que las necesidades se han desbordado y no sé qué problemas ha habido en la adquisición de ese material. El personal ha estado mal protegido. Al Colegio de Médicos le ha dolido que hasta el día 26 de marzo no se nos llamara para nada porque creo que estamos ante un problema importante y todos tenemos que estar unidos.

–¿Han pedido explicaciones a la consejería?
–Hay que apoyar con todas las fuerzas y tener en cuenta las opiniones de todos. Eso incluye transmitir las circunstancias de determinados centros en los que faltan mecanismos de protección sobre todo a nivel de asistencia rural en una primera etapa. Se constituyó la cobertura absoluta de este problema desde el 061 y hubo mucho desconcierto. Los pacientes rondaban de un centro a otro sin saber si eran positivos o no y se les aislaba como se podía. Cuando se convenció a la gente de que no acudiera a los centros, los teléfonos se bloquearon y para que no invadieran los hospitales creyendo que estaban infectados había que establecer otros mecanismos. El 061 decía quién se hacía el test y, como no había muchos, se realizaban solo a los que iban con síntomas, pero ¿cuántos hay en casa pasándolo levemente y cuántos están haciendo un aislamiento conforme a la norma?. Debería haber habido mayor comunicación.

–¿Qué iniciativas ha emprendido el colegio?
–Contamos con una lista de más de 250 voluntarios para que el Salud pueda echar mano de ellos. Son unos 150 médicos jubilados, profesionales en activo en la privada y médicos de Primaria. Lo que recrimino a la consejería es que, con 452 sanitarios en aislamiento en su domicilio, conseguimos apartamentos donados gratis para aquellos colegiados con su marido o mujer en tratamiento oncológico y expuestos al virus o que viven con personas de edad avanzada y estaban sufriendo un gran estrés al volver a casa y tomar las máximas medidas de seguridad para no contagiar a los suyos. Pero este sistema pedía disponer de un hospital para positivos, ya que si los que se recluyen en apartamentos dan positivo hay que sacarlos de ahí porque los apartamentos son de dos o tres dormitorios y los que hay individuales se han de reservar por si hay muchos positivos. Pedimos un hotel medicalizado que cumpliera como hospital para el ingreso de positivos sin síntomas graves o recién dados de alta, pero la respuesta de la consejería fue negativa.

–¿Por qué?
–Nos vino a decir que el médico es igual que cualquier otro profesional sanitario, pero yo me tengo que preocupar de mi colectivo. Tenemos más de veinte apartamentos ocupados y extensibles a enfermería. Incluso el director general de un grupo hotelero ya tenía dispuesto el hotel en Zaragoza a coste cero, pero, lógicamente, debía ser la consejería la que moviera el asunto y, al parecer, está ocupada y desbordada y no tiene en cuenta este tema. Incluso teníamos toda la infraestructura incluido el cátering a cargo de alumnos de hasta 3º de Medicina que, con las medidas de seguridad pertinentes, podrían repartir esas comidas. En todo caso, no pierdo la esperanza.

–Las quejas por la falta de protección no remiten…
–Sigue habiendo protestas por la falta de equipos de protección individual (epi), sobre todo donde se considera que los riesgos son menores. Las denuncias van desde ponerse el equipo de un compañero hasta reciclarlos con óxido para esterilizarlos. O usar equipos de agricultores para sulfatar y rociarlos luego con una solución de agua y lejía para esterilizarlos de un día para otro. El material sigue llegando con cuentagotas y nos sorprende el poco conocimiento del mercado chino por parte de nuestras autoridades sanitarias. Porque son capaces de fabricar barato e imitar muy bien pero es un mercado muy peligroso porque no sabe a quién estás comprando y la calidad de los test por ejemplo puede llegar a ser ínfima.

–¿Algún profesional se ha negado a trabajar sin la adecuada protección?
–No conozco casos, aunque es verdad que no estoy a pie de obra. Sé que ha habido gente trabajando con bolsas de basura, guantes de fregar y cinta aislante sujetando. Los profesionales están sometidos a gran estrés pero dispuestos a darlo todo y ayudar donde haga falta.

–¿Cómo valora los aplausos diarios de la ciudadanía a las 8 de la tarde?
–Son una bocanada de oxígeno para quien día a día está haciendo frente a este drama. Es el reconocimiento a momentos tan difíciles y que tanto castigan anímicamente a profesionales. Por fortuna, aquí todavía no se han producido muertes de personal sanitario pero no estamos libres de nada. Los aplausos sirven y apoyan mucho, pero también se dirigen hacia la propia población para decirse que estamos encerrados en casa y que así venceremos. Porque esta batalla o la libramos todos o no la ganaremos o, si la ganamos, será con un precio muy alto.