Armin Laschet y Friedrich Merz anuncian su candidatura a presidir la CDU en Alemania

La canciller Angela Merkel contará en su gestión de Gobierno con el apoyo de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) independientemente de quien se haga, el 25 de abril, con la Presidencia del partido. Ése es el único punto de coincidencia de los aspirantes a suceder a Annegret Kramp-Karrenbauer en la jefatura del partido. Merkel es intocable. Pese al desgaste de cuatro legislaturas, la canciller sigue siendo la figura política más valorada del país y eso le convierte en el mascaron de proa que necesitan los candidatos para hacerse con el aparato del partido y, llegado el momento, con los votantes.

Tres aspirantes han oficializado candidatura. No se descarta alguna más, pero la del ministro de Sanidad, Jens Spahn no está entre ellas. Consciente de posibilidades frente a Norbert Rötggen, Friedrich Merz y Armin Laschet, el ministro Spahn, ha decidido reservarse y apoyar al candidato que, a su juicio será el ganador, el primer ministro de Renania del Norte Westfalia.

Laschet le hará vicepresidente si se hace con la victoria, según ha revelado en una rueda de prensa en Berlín a la que siguió la de Merz, jefe del grupo parlamentario de la CDU hasta que Merkel se deshizo de él abriéndole las puertas al sector privado. «Vaya, parece que Laschet y Spahn ha formado lo que en el lenguaje económico se llamaría un cartel», afirmó Merz con ironía.

Merz concurrió contra Kramp-Karrenbauer por la Presidencia de la CDU en diciembre de 2018. Pese a haber estado fuera de la política activa durante años, en sólo cinco semanas, este jurista experto en asuntos económicos y excelente oratoria, recabó el 48% de los votos de los delegados, cuatro menos de AKK, como se la conoce en Alemania. Spahn, a quien la canciller metió en el Gobierno para acallar las críticas constantes a sus políticas y dar muestras de su capacidad de integración recabó el 7% .

CORRIENTES DISTINTAS

Unir sus fuerzas a Laschet le permite estar en la carrera sin exponerse a la derrota, pero a éste sólo le une el lugar de procedencia. Ambos son renanos, como Merz y Rötggen por cierto, pero representan corrientes bien distintas. Spahn es liberal conservador; Laschet, de 59 años, un moderado a la sombra de la canciller, a quien trata como amiga desde los años 90. Compartieron en Bonn muchas veladas en el restaurante Sassella, punto de encuentro de la llamada «Pizza connection», un grupo de jóvenes conservadores preocupados por el futuro de la CDU, entonces dirigida por Helmut Kohl.

«Quiero que mi candidatura tenga un elemento integrador», aseguró Laschet en referencia al partido, dividido entre continuistas y neoliberales, y al país. «Ahora se trata de ir más allá de 2021, cuando deberán celebrarse elecciones generales y creo que nuestro equipo es el mejor», dijo el primer ministro renano. Spahn asintió destacando el liderazgo político y personal de quien le ha prometido hacerle vicepresidente.

Merz revelaría poco después un dato interesante. «Propuse a Laschet ser su vicepresidente si él ganaba a fin de formar un buen equipo. Me acabo de enterar de su respuesta», ironizó Merz y agregó que su mano derecha será una mujer. Perder no está en sus planes.

«Creo contar con más apoyos de los que tenía en 2018. En este año y medio conozco mejor el partido por dentro, he asistido a muchos eventos, departido con parlamentarios y líderes que perdieron su escaño porque la CDU no fue capaz de retener sus fuerzas. Hemos perdido en los últimos años 120.000 militantes y cada vez estamos peor en las encuestas», criticó.

Merz, de 64 años, y exponente del ala neoliberal de la CDU, que no la más conservadora en cuestiones sociales, no dijo una palabra mal sonante de Merkel o del continuismo que representa Laschet. En vez de pronunciar la palabra «ruptura», con «la pesada carga» que a su entender lleva la CDU y la gran coalición sobre sus espaldas, habló de «impulso hacia adelante».

«La CDU ha dado estabilidad a este país y Merkel ha sido elegida canciller en las urnas y eso no lo cambiará un nuevo presidente. Pero hay que prepararse para el siglo XXI», sostuvo.

MIRAR HACIA ADELANTE

De agotarse la legislatura, Merkel permanecerá en el poder hasta otoño de 2021. Cuestión distinta es que una vez concluida la presidencia de turno de la Unión Europea, que Alemania ejercerá en el segundo semestre de este año, la canciller se someta a una cuestión de confianza y la pierda para de esa manera convocar elecciones anticipadas. Pero eso es un tema reservado a los cenáculos berlineses y ningún candidato, ni siquiera la CDU, aceptaría públicamente que esa opción está sobre la mesa.

Ahora se trata de mirar hacia delante y, como dijo Merz, devolver a la CDU el perfil perdido. Acotar el espacio por la derecha, marcando diferencias con la ultraderecha populista Alternativa para Alemania (AfD) y los troskistas de la Izquierda. También con Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes. «Somos el centro derecha», dijo Merz, que, a diferencia de Laschet, no habló de política de familia o de la Alemania rural sino de «innovación digital, de política energética, empleo, pensiones y de una mayor visibilidad de Alemania en Europa y en el mundo. «No entiendo por qué la respuesta de Alemania a las reformas planteadas por el presidente francés Emmanuel Macron ha sido tan débil. Yo las apoyaré», adelantó.

Rötggen, el tercer candidato en liza por el momento, tampoco ha cuestionado a la canciller y eso que le dio pasaporte como ministro de medio ambiente. Apodado «más listo que la madre», en referencia a la matriarca del partido, el ahora presidente de la comisión parlamentaria de Asuntos Exteriores, debe a Merkel la experiencia del fracaso. Quiso ser primer ministro en Renania del Norte-Westfalia contra viento y marea y en su empeño logró el peor resultado de la historia del partido en ese land. «De todo se aprende», dijo al presentar su candidatura. Es el favorito en las encuestas internas.

Merkel ha dicho que no se inmiscuirá en la elección. No va a repetir el error cometido con AKK, quemada en la crisis de Turingia, cuando la CDU en este land unió sus votos a los de AfD para aupar a la jefatura del Gobierno regional a un liberal. Se había cruzado una línea roja y AKK fue incapaz de poner orden. Merkel intervino desde Sudáfrica y la CDU de Turingia se puso firme. Los candidatos lo tienen muy presente.