Elecciones en Irlanda: El Sinn Fein rompe el bipartidismo

Un aire inevitable de cambio se respira en Irlanda. El país más conservador de Europa occidental, el mismo que hace apenas dos años votó a favor de la legalización del aborto, gobernado alternativamente durante casi un siglo por dos partidos de derechas (Fine Gael y Fianna Fail), está a punto de consumar un giro a la izquierda con la irrupción de Sinn Fein.

El viejo partido de Gerry Adams, considerado en tiempos como el brazo político del IRA, ha lavado su imagen y su mensaje con su nueva líder, Mary Lou McDonald, favorita en las encuestas (25%) de unas elecciones celebradas a la sombra del Brexit, pero volcadas casi por completo hacia el interior. Sólo así se explica la caída en desgracia del primer ministro Leo Varadkar (20%), tercero en liza con el partido democristiano Fine Gael, incapaz de capitalizar su éxito en el acuerdo sellado entre Londres y Bruselas.

Pese a su proyección exterior como el emblema de la nueva Irlanda (hijo de inmigrante indio y abiertamente gay), Varadkar es al fin y al cabo el último rostro de un bipartidismo moribundo que toca a su fin. «Hay definitivamente un apetito de cambio en el país, pero tenemos que preguntarnos qué tipo de cambio queremos», reconoció el propio ‘taoiseach’ en la recta final del 8-F.

El único capaz de frenar el avance impetuoso de Sinn Fein parece a estas alturas Micheal Martin, al frente de la fuerza de centroderecha Fianna Fail, con el 23% de intención de voto. Todo apunta a una coalición final entre dos de los tres grandes partidos, con la posibilidad de la entrada de Sinn Fein en el Gobierno o su consolidación como la fuerza incontestable de la oposición.

Tras unos comienzos titubeantes (pinchazo en las elecciones locales del 2019), Mary Lou McDonald ha conseguido afianzarse como la líder del cambio en el partido republicano, pese a ser acusada de subirse a la ola del populismo de izquierdas. Nacida en un barrio acomodado de Dublín hace 50 años, su pasado está totalmente desvinculado del conflicto de Irlanda del Norte que se cobró más de 3.600 víctimas durante tres décadas.

Aun así, el fantasma de la violencia ha perseguido a la líder de Sinn Fein hasta el último momento, forzada a pedir disculpas a la madre de una de las últimas víctimas de los disidentes republicanos, Paul Quinn, asesinado en el 2007. El plan fallido para atentar con explosivos en un ferry el día del Brexit -reinvindicado por el así llamado IRA de la Continuidad- ha vuelto a recordar que la sombra del terrorismo sigue viva a ambos lados de la frontera.

El Sinn Fein ha condenado los brotes de violencia a manos de los grupos escindidos del IRA Provisional que aún siguen activos. McDonald no ha ocultado sin embargo su preocupación por cómo el Brexit puede afectar al proceso de paz. La líder republicana ha convertido la reivindicación de un referéndum de unificación de Irlanda en su bandera política.

Durante la campaña, la atención se ha desviado sin embargo hacia el problema más acuciante que afecta a los irlandeses: el precio de la vivienda. La promesa de construir 100.000 viviendas sociales ha dado a el Sinn Fein un tirón especial entre los votantes jóvenes, los mismos que decidirán el punto de inflexión en la urnas, 22 años después del Acuerdo de Viernes Santo.