El juego y el trabajo

Concluíamos nuestro artículo anterior afirmando que el juego es también una tarea importante y necesaria en la vida del hombre, por lo que deberíamos empezar por definir qué es el juego. El juego es una actividad libre, que bajo unas determinadas reglas, dentro de un marco de espacio y de tiempo delimitado, crea un ámbito de posibilidades de acción e interacción que permite alcanzar el gozo que este obrar proporciona. El juego es fuente de diversión y disfrute para el que lo practica y así, se convierte en uno de los momentos más relevantes de la actividad humana. Y ello sucede, porque el juego permite al hombre ejercitar una acción única y satisfactoria: crear.

Todo juego es, necesariamente, creador de posibilidades de acción dentro del cauce de unas normas y, por lo tanto, facilita la creatividad del jugador. La actividad lúdica somete al jugador a unas reglas determinadas con el fin de posibilitar su libertad y su creatividad. El jugador, al crear, realiza una actividad que le resulta satisfactoria y, en muchas ocasiones, agradable. Las reglas de cada juego no limitan la libre actuación de cada uno de nosotros cuando lo practicamos sino, que nos permiten jugar, precisamente, a ese juego. Por ejemplo,si en el fútbol los jugadores pudieran tocar el balón con la mano, ese juego ya no sería fútbol.

De otra parte, si una persona realiza diversas acciones sin atenerse a ninguna instancia o regla que les dé sentido, tal actividad no supera el plano de la mera agitación, que se define como acción dispersa, inarticulada, falta de unidad y finalidad y, consecuentemente, carece de sentido y significación, por lo que esa actividad no es un juego y, pronto se convierte en actividad aburrida.

El juego pues, exige actitud de diálogo (sencilla y creadora a la par) porque acoge normas y valores para entregarse a una labor creadora: crear juego. Se crea juego cuando se realiza una jugada y paradójicamente también cuando se dificulta y anula la del contrario. (La parada de un portero, el rechace de un defensa…) El juego es una actividad seria y en principio desinteresada en sí misma, porque al que juega lo único que le importa, mientras lo hace, es jugar, independientemente de otras cuestiones. Jugar bien y ganar (superar las dificultades que le plantea el juego, es ganar) y eso es lo que hace, que cualquier actividad, pueda convertirse en un juego.

Por su carácter creador, el juego proporciona una mejora en la persona del hombre. ¿Por qué? Porque al realizar la actividad lúdica desarrolla su capacidad de observación, reflexiona y decide crear jugada y ello desarrolla sus capacidades. Además, si es una actividad deportiva, desarrolla también y mejora sus capacidades físicas. Ello explica que el hombre pueda llegar a tomar completamente en serio una actividad que en ningún momento deja de ser lúdica e incluso, por serlo y en ocasiones, estremece su espíritu y le sobrecoge de emoción. Por ejemplo: cuando marca un gol, o realiza una jugada brillante y decisiva.

El juego se presenta como un acontecimiento dotado de una lógica propia, una normatividad especifica, una finalidad interna. El interés por el juego en sí, implica desinterés respecto a los fines ajenos al mismo, fines o propósitos que pueden adulterar el proceso puramente lúdico. Se puede participar en una actividad lúdica y sin embargo no crear jugadas entonces, simplemente el juego aburre. Jugar implica “poner en juego” posibilidades de acción, ejercitar la libertad. El juego es promocionador de la libertad humana y fuente de gozo.

Esta posibilidad de dar libre expansión a la capacidad creadora, hace viable el despliegue de la personalidad humana, pone al hombre en vías de plenitud y despierta, consiguientemente, en su espíritu un sentimiento peculiar de satisfacción, un sentimiento gozoso de plenitud.

A nivel creador-lúdico, libertad implica actividad autónoma-en -vinculación a realidades que no coartan el poder decisional del hombre, antes lo promocionan. Al vincular los conceptos de juego, libertad y gozo a la actividad creadora, los liberamos del riesgo de ser identificados coactivamente.

Pero, libertad, actividad creadora e incluso gozo lo podemos encontrar también en el trabajo… ¿Qué es pues lo que les diferencia?… Pienso que es, nuestra personal actitud ante lo que consideramos juego y lo que se nos ocurre como trabajo. En el juego buscamos el gozo que su obrar nos proporciona y en el trabajo sólo buscamos la utilidad que nos consigue.

Pero, ¿si en el trabajo nos centramos en lograr el gozo que el realizarlo nos otorga, independientemente de la utilidad que nos pueda proporcionar, no lo estamos convirtiendo en juego? La oposición juego-trabajo ¿no funciona en detrimento de nuestra inclinación por trabajar?… ¿Es posible convertir nuestro trabajo en juego y disfrutar con él, sin perjuicio de la utilidad que para nosotros y los demás procura?… Es más, ¿no realizaremos mejor nuestro trabajo si disfrutamos haciéndolo?…

Me gusta mi trabajo, dicen muchos; disfruto trabajando y además me pagan por ello, dicen otros; yo sólo se trabajar y, si un día tuviera que dejar de hacerlo lo sentiría, porque con mi trabajo creo, sirvo y soy feliz, afirman aquéllos que han encontrado en el trabajo, en los trabajos que realizan, el juego de su vida. Continuará…