Nadal suda el pase ante Delbonis

Rafael Nadal, ya en tercera ronda en la que se cita con Pablo Carreño, respira después de un segundo partido en el Abierto de Australia exigente y con mucho desgaste. Físico y mental, pues ante Federico Delbonis, zurdo como él, acusó cierta falta de efectividad y frescura en los momentos clave y no pudo romper el partido a su favor hasta el tercer set, donde accionó el acelerador y ya el argentino no halló manera de controlar su saque, su cansancio y su rendimiento.

Se puso el balear el mono de trabajo en casi tres horas de choque, obligado por el argentino, un tenista atípico, zurdo y con una capacidad tremenda de aguantar con el marcador en contra. Hasta seis bolas de break levantó en el segundo juego del partido, que se fue a más de trece minutos. Y aunque no tuvo ninguna a favor, dejó en el balear un regusto agridulce: en tercera ronda y con un «pero». Porque el español, que controla las estadísticas tras el partido para mejorar para el día siguiente, verá «brillar» ese 3/20 break points conseguidos. Una barbaridad desbaratada porque Delbonis puso todo de su parte para molestar a Nadal, acorralarlo a la esquina y obligarlo a sacar su furia para avanzar en los puntos. Así de labrada su victoria, así de consistente su rival, desbaratado al final de la contienda después de regalar grandes momentos y dejarse hasta la última gota frente al español.

Nadal se animaba en cada punto, consciente de que el argentino se había asentado bien en la pista y que su primer saque le otorgaba un plus de agresividad y también de defensa en las opciones de break que se ganaba. También, que utilizó la zurda para hacerle el daño que no le había hecho en los tres partidos anteriores. Buscó Delbonis con ahínco desequilibrar al número 1 del mundo, sacarlo de la pista con cruzados y rematarlo a media pista. Y lo logró hasta para hacerle sudar, y de qué manera, en un segundo set que solo la mayor experiencia en el tie break hizo que cayera del lado del español.

Nadal, al que todavía le queda ajustar derecha, piernas y frescura de ideas, confesó después que, por suerte, había sabido encontrar las soluciones: «Ha sido una gran victoria, en mi priemr partido de noche, con condiciones diferentes. He tenido muchas bolas de break que no he podido cerrar pero muy contento de que al final haya podido acabar así». Serio su equipo cuando la contienda se apretaba porque no había ejecuciones perfectas cuando Delbonis apretaba hacia el fondo. A pesar de los sudores, el español está en tercera ronda del Abierto de Australia, y se mide con Pablo Carreño en un salto de exigencia con la que encontrar su mejor versión.