El regalo navideño de Messi

Hay jornadas que caen en mal día y a mala hora, en momentos de compras y vigilia de fiestas, camino de vacaciones y después de partidos exigentes, pocas como la que deparó el Barça-Alavés. Atrapado por la resaca del clásico y por la Navidad, el encuentro no merecía atención de los notables del Barcelona. Los duelos sin historia, fáciles de resumir en los goles, requieren de futbolistas con cuentas pendientes como Vidal y Griezmann. Y ambos marcaron en una tarde de tedio marcada por los biorritmos del Barça. La suficiencia azulgrana con el 2-0 provocó el despertar del Alavés y a Messi no le quedó más remedio que intervenir un momento: 3-1

El tanto 50 del capitán en 2019, igual posiblemente que el 40 o el 10, porque sus goles son calcados –la conducción ante el balcón del área, el cambio de ritmo y el tiro de rosca con la zurda ajustado al poste derecho del portero— fue suficiente para acabar con el suspense en el que entró el choque con el sorprendente tanto de Pere Pons. Messi apareció de forma selectiva para poner el tercero y conceder después el tiro de un penalti a Luis Suárez por manos de Martín. El rosarino reivindicaba con su decisión la vida del tridente ante un pálido Alavés: 4-1. La efectividad barcelonista fue tremenda en un partido difícil de pintar para Valverde.

No se sabía muy bien qué esperar de la línea de medios dispuesta por el técnico antes de que empezara a carburar el Barça. El regreso de Busquets, el futbolista que define el estilo del equipo que ganó seis títulos en 2009, homenajeado en el estadio, coincidió con la titularidad de Arturo Vidal, un volante anti Barça. El chileno forma parte de aquellos jugadores fichados por si acaso, para cuando no funciona la ortodoxia y se precisa agitación y vértigo para combatir la paciencia y la calma, el juego técnico y académico que se supone aún se enseña la Masia, representada por Aleñá, el tercer volante dispuesto ante el Alavés.

Aunque la noria de la medular no para de dar vueltas, salió una mezcla inesperada por la ausencia de De Jong y la suplencia de Rakitic. Ambos necesitaban seguramente descanso después de muchos días de tralla por más que les aguardara un avión en El Prat. La expectación era escasa y la mayoría de aficionados siguió el partido a distancia, requeridos por la familia para ir de tiendas, solo pendientes de los goles del Camp Nou. No tardó en llegar el 1-0. Arturo Vidal profundizó para el desmarque de Luis Suárez y su centro mal defendido por el Alavés fue rematado por Griezmann, que sumó su séptimo gol con el Barcelona.

Jugaban los azulgrana muy cómodos y hasta dinámicos, sin sobresaltos ante un adversario inanimado como el Alavés. Los muchachos de Asier Garitano no mostraban ninguna tensión competitiva, sin ánimo ni energía, replegados detrás de un único delantero: Lucas Pérez. El técnico prefirió a un debutante como Javi Muñoz antes que el ariete Joselu y los barcelonistas se defendieron de manera tranquila, al ritmo que demanda un central que necesita minutos como Umtiti. Las posesiones eran largas y los delanteros sincronizaban con los medios sin que el Var entrara a discutir un par de fueras de juego y una falta que irritó a Griezmann.

El absentismo arbitral, la distensión de la grada, la poca competitividad del Alavés y el gol de Griezmann acabaron muy pronto con un partido que parecía muy favorable al Barça. A falta de ambición, superado el cuarto de hora y atrapado el encuentro por la siesta, solo había un futbolista dispuesto a jugar: Griezmann. El francés se ofrecía repetidamente, ajeno a la lentitud del partido, expectante el Alavés con pillar un mano a mano en un descuido del Barça. La mejor ocasión azulgrana llegó después de un córner en contra que propició una transición tremenda que no alcanzó a culminar Messi después que interviniera Pacheco.

Únicamente hay un futbolista capaz de sobrevivir a las jornadas más somnolientas: Arturo Vidal. Jugador de sangre caliente, el chileno reclama partidos, pide ser titular, juega siempre como si le fuera la vida y chuta como pocos en el Barça. A un rebote cazado por Messi y jugado por Luis Suárez, respondió Vidal con un disparo cruzado al poste derecho de Pacheco: 2-0. Los azulgrana, sin embargo, dieron por finiquitada la contienda antes de tiempo, en el descanso, facilitaron la activación del Alavés y provocaron la indignación del Camp Nou.

El equipo de Asier Garitano dispuso de tres ocasiones en cinco minutos y contó un golazo de Pere Pons después de cabecear un centro de Rubén Duarte en un acción iniciada en una posible falta a Busquets. El segundo no llegó por un dedo después de una media salida de Ter Stegen y en un testarazo de Ximo Navarro a la salida de un córner que provocó la rechifla de los espectadores del Camp Nou. El encuentro se puso muy peligroso para los barcelonistas, pesarosos y sin ritmo, aturdidos hasta que compareció Messi para desear felices fiestas al Barça después de recibir de Puyol el trofeo al jugador de noviembre en LaLiga.

El 4-1 avaló el liderato azulgrana y su condición de invicto durante el año en el Camp Nou. Los números hablan en invierno de un equipo cuyo juego despertará en primavera de acuerdo al pronóstico de Valverde.

Barcelona
Ter Stegen, Sergi Roberto (Nelson Semedo, min. 84), Alba, Piqué, Umtiti, Vidal, Aleñá, Busquets (Frenkie De Jong, min. 78), Luis Suárez (Carles Perez, min. 84), Griezmann y Messi.
Alavés
Pacheco, Rodrigo Ely, Martín Aguirregabiria, Ximo Navarro, Rubén Duarte, Wakaso (Joselu, min. 69), Aleix Vidal (Oliver Burke, min. 85), Pere Pons, Manu García, Lucas Pérez y Javi Muñoz (Luis Rioja, min. 52).
Goles
1-0 min. 13: Griezmann . 2-0 min. 44: Vidal . 2-1 min. 55: Pere Pons . 3-1 min. 68: Messi . 4-1 min. 74: Luis Suárez (p).
Árbitro
Mario Melero López

Alba (min. 87), Umtiti (min. 66), Rodrigo Ely (min. 83), Martín Aguirregabiria (min. 73), Wakaso (min. 66) y Aleix Vidal (min. 65).

Estadio:Camp Nou