Merkel: «Ningún muro es tan alto o tan ancho que no se pueda atravesar»

Alemania ha escrito en la celebración del trigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín la línea que faltaba en la Historia sobre el fin de la RDA, dando a terceros el protagonismo que por justicia les corresponde. «Sin el coraje y el deseo de libertad de polacos, húngaros, checos y eslovacos no hubieran sido posibles las revoluciones pacíficas en Europa del Este ni tampoco la unidad de Alemania», afirmó ayer el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier.

Se trata de la primera vez que Alemania comparte el reconocimiento de la caída del Telón de Acero con sus socios del Este, lo que políticamente es relevante. Además, Berlín lo ha hecho ante sus homólogos de Visegrado, que por primera vez fueron invitados a los fastos. La canciller germana, Angela Merkel, prefirió poner el acento en otro 9 de noviembre, el de 1938, el inicio del pogromo nazi.

La decisión de invitar a Zuzana Caputova (Eslovaquia), Milos Zeman (República Checa), Andrzej Duda (Polonia) y Janos Ader (Hungría) partió de Steinmeier. No les dio la palabra, pero sí su lugar. Juntos recorrieron el tramo de Muro que queda como memorial, colocaron flores en sus rendijas, visitaron una exposición con las imágenes de aquellos días y, llegada la noche, se sentaron juntos en el concierto que Daniel Barenboim dirigió junto a la Puerta de Brandemburgo. Par darles aún mas relevancia, los restantes países invitados se hicieron representar por sus embajadores o a nivel de ministro de Asuntos Exteriores, como fue el caso de España con Josep Borrell.

Con programas distintos, Merkel se dejó las manos libres para poder nadar a dos aguas. Eso le permitió entrevistarse con el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, el único al que concedió tal privilegio, y sumarse al almuerzo que Steinmeier ofreció a sus colegas en el Palacio de Bellevue. Diplomacia de mantel para pulir agravios y allanar el camino futuro.

Las relaciones de Alemania con los países de Visegrado han sido históricamente complejas y la crisis de los refugiados de 2015 no supuso ningún giro, más bien al contrario. Fueron estas naciones, con Hungría y Polonia a la cabeza, las que más se opusieron a una solución europea a la cuestión migratoria, pero la política es estrategia y Merkel ya prepara la Presidencia alemana en el segundo semestre del año próximo. También en una ampliación de la UE a los Balcanes occidentales.

La presidenta electa de la Comisión Europa y ex ministra de Merkel ya ha hecho suyo el planteamiento. «Si no le damos una perspectiva europea a los Balcanes Occidentales se la dará Rusia, Turquía o Arabia Saudí», dijo Ursula von der Leyen en un discurso en la fundación Konrad Adenauer, próxima a la Unión Cristiano Demócrata (CDU). El primer viaje fuera de la Unión Europea que haga Borrell como alto representante de la Política Exterior de la UE será Kosovo.

Más de 200 actos se han celebrado en torno al trigésimo aniversario de la caída del Muro. Se prendieron velas en memoria de las 140 personas que murieron al intentar superarlo, se descubrieron túneles y recreado el Berlín de la época con proyecciones en los edificios.

«Demasiada gente fue víctima de la dictadura. No les olvidaremos. Recuerdo a las personas que fueron asesinadas junto a este Muro porque buscaban la libertad. Recuerdo a las 75.000 personas que fueron llevadas a prisión por fugarse de la república», manifestó la canciller, para quien «el muro de Berlín es historia y nos enseña que ningún muro es tan alto o tan ancho que no se pueda atravesar«.

Merkel se refirió también al 9 de noviembre de 1938, la llamada noche de los cristales rotos, inicio de una persecución contra los judíos que terminó en genocidio. «El 9 de noviembre, en el que se reflejan de manera especial momentos tanto trágicos como felices, nos recuerda que tenemos que rechazar de manera decidida el odio, el racismo y el antisemitismo», insistió, para culminar: «Ya no tenemos excusas. De nosotros depende la libertad y la democracia... No podemos bajar la guardia. Hay que luchar por los valores europeos».

Y, sin embargo, no está todo dicho porque nada se ha dicho, por ejemplo, de las decenas de miles de emigrantes de países socialistas contratados por la RDA para suplir a los germanoorientales que huían y que tuvieron que regresar a sus países con lo puesto y sin derechos porque la normativa laboral de la República Federal no contemplaba sus casos.

En el año que cayó el Muro en la RDA trabajaban -sin contar con los rusos- unos 200.000 camaradas extranjeros, en su mayoría procedentes de Angola, Cuba, Mozambique, Vietnam y Argelia.Cinco metros cuadrados para vivir, vigilancia continua y racismo. Tanto que en una ocasión Fidel Castro estuvo a punto de romper relaciones con la RDA tras ser informado por su embajador en Berlín, Julio García Oliveras, de que tres trabajadores cubanos fueron agredidos y perseguidos con perros por un grupo de hasta 150 alemanes. «Esto es inaceptable, como antes de la revolución, los dueños de las plantaciones reprimiendo a los esclavos», gritó Fidel. Oliveras se calló otros casos, incluida la muerte de dos jóvenes por las mismas razones.

Según los archivos de la policía secreta de la RDA, en los 40 años de dictadura comunista se produjeron 8.600 delitos de odio con diez víctimas mortales.

Aún queda mucho por escarbar en las ruinas del Muro.