De Podemos a Vox, todos critican la «utilización» política de la exhumación de Franco

Menos de una hora después de que el coche funerario con los restos de Francisco Franco entrara en el Cementerio de Mingorrubio, en El Pardo, el presidente del Gobierno en funciones anunció una declaración institucional en La Moncloa dondevaloró el proceso y se comprometió a seguir trabajando en la apertura de las fosas comunes que quedan en el Valle de los Caídos y en el resto del país. La exhumación de Franco llegó ayer, 464 días después de que Pedro Sánchez lo prometiese, y aterrizando en plena precampaña electoral para el 10 de noviembre.

«Se da un paso más hacia la reconciliación que solo puede descansar en la libertad y la democracia», manifestó Sánchez ufano, para después expresar que «España cumple hoy consigo misma» porque se «pone fin a una afrenta moral» y a una «anomalía en una democracia europea». Desde Unidas Podemos llovieron ayer reproches por «electoralismo» y el presidente en funciones orientó parte de su mensaje a justificar el procedimiento. «El Gobierno anunció públicamente que lo haría cuando fuese posible», argumentó, «este es el momento, ni un día antes ni un día después».

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, advirtió a primera hora del día en RAC1 que al PSOE no le bonificará utilizar la exhumación «en clave electoral» porque, subrayó, «queda mucho por hacer». Según expresó Iglesias, en el Valle de los Caídos solo había «una momia» porque «los restos de Franco están en las oligarquías y en aparato del Estado». Un mensaje que los dirigentes morados se emplearon en replicar el resto del día.

Sánchez pretende a partir de ahora reconvertir el Valle de los Caídos «en un lugar distinto» y se comprometió para ello a seguir trabajando en recuperar los más de 30.000 cuerpos de víctimas que todavía yacen allí, así como en el resto del país. «Es una infamia que más pronto que tarde deberá ser también reparada, como habrá de serlo igualmente el que existan miles de fosas dispersas por toda nuestra geografía», expresó. «Es una aberración que debemos afrontar con decisión por justicia con dignidad, la España de hoy tiene una deuda con esas familias», añadió. La reubicación de los restos del dictador, anhelo de la izquierda desde hace 44 años, curiosamente sirvió más ayer para distanciar a PSOE y a Unidas Podemos que para unirles en la antesala de la repetición electoral.

PP, Ciudadanos y Vox

El presidente del Partido Popular no quiso entrar al fondo del debate como los dirigentes de Podemos, Ciudadanos y Vox, y continuó con su agenda manteniéndose alejado del asunto. Durante un acto en Valencia de Don Juan (León), el líder del PP, consideró, sin alusión directa a la exhumación, que no es casualidad «hacer coincidir» los preocupantes datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre del año (léase en las páginas de Economía) «con otras cuestiones». Pablo Casado se limitó a parafrasear al historiador Santos Juliá, que falleció anteayer, para valorar la exhumación: «El pasado, pasado está porque, aunque se tenga la obligación de conocerlo, no podemos enredar en sus redes porque ayer no es hoy».

También por la mañana el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, acusó a Sánchez de intentar ocultar uno de los peores datos de empleo en verano desde el 2013. Luego, en un acto de tarde en Madrid, reprochó al Gobierno haber convertido el proceso en un «espectáculo» en los siguientes términos: «¿Realmente alguien piensa que el show de Sánchez y los nostálgicos del franquismo; esa especie de serie B, de serie mala, que hemos visto va a cambiar las prioridades de las familias que no llegan a fin de mes, de los pueblos vacíos…?».

Por su parte, como acostumbran, las declaraciones más agresivas contra el Gobierno llegaron desde las filas de Vox. Santiago Abascal aseguró que «quien remueve a los muertos acaba pagándolo como con la maldición de Tutankámon». La secretaria general del grupo parlamentario, Macarena Olona, y el eurodiputado de Vox, Jorge Buxadé, anunciaron una Proposición de Ley en todos los parlamentos autonómicos para derogar las leyes de Memoria Histórica. Buxadé consideró que buscan implantar «una interpretación de la historia sesgada, basada en el rencor, e intentan generar de nuevo odio entre los españoles». En su turno, Olona dijo que «si así se le permite al Ejecutivo socialista» su «objetivo» será la «derrocación (sic.) de la monarquía» y de la Cruz del Valle de los Caídos que «representa la identidad cristiana de todos los españoles».

Errejón, el tono más amable

El tono más amable lo encontró el PSOE en un potencial aliado que hoy todavía es extraparlamentario: Íñigo Errejón celebró la reubicación de los restos de Franco sin reproches. «Es un día para sonreir» porque «España pone en hora su democracia sacando al dictador», expresó, aunque, eso sí, pidió el traslado del fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera.

Además, Errejón anunció que Más Madrid registró en la Asamblea una proposición no de ley (PNL) para reconvertir el Valle de los Caídos en un «sitio de memoria». Única fuerza benévola porque desde Podemos a Vox, toda la oposición cargó ayer contra la utilización política de la exhumación y su retransmisión.

Criticas que se condensan en las palabras del portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban: «Coronas de flores de la Fundación Franco, banderas franquistas, el himno de la legión y la aparición de Tejero entre aplausos… y todo retransmitido en vivo y en directo. Buen trabajo», ironizó, «lo que iba a ser un acto de reparación se ha convertido en uno de exaltación de Franco».