Comienza el «estúpido juego de culpas» de Londres contra Bruselas por el Brexit

No es ni la primera ni la segunda vez que a lo largo de las negociaciones del Brexit el Reino Unido pone en marcha el ‘juego de la culpa’ («blame game») contra Bruselas. Forma parte de su estrategia negociadora, a pesar de que todas las experiencias anteriores muestran que es una pésima idea.

Tras unas primeras horas convulsas de este martes, con varias acusaciones llegando desde Londres y una nueva estrategia mediática centrada en culpar a la UE de rechazar un acuerdo completamente viable y aceptable, la paciencia de Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, se ha agotado y ha enviado un tweet mencionando directamente al primer ministro británico: “Lo que está en juego no es ganar un estúpido juego de culpas. En juego está el futuro de Europa y del Reino Unido, así como la seguridad y los intereses de nuestra gente. ¿No quieres un acuerdo? ¿No quieres una extensión? ¿No quieres revocar (el Brexit)? ¿Quo vadis?”.

El origen

Cuando el pasado miércoles Boris Johnson, primer ministro británico, envió su oferta para mantener la frontera abierta con Irlanda a la Comisión Europea, las indicaciones a los agitadores pro-Brexit del Partido Conservador estaban claras: si Bruselas rechazaba había que salir con todo, había que acusar a la Unión Europea de inflexibilidad, de empujar al país a la salida sin acuerdo.

En la Comisión Europea lo sabían. La oferta que llegó no cumplía con unos mínimos requisitos, era la confirmación de un enorme paso hacia atrás con algunas propuestas sencillamente inaceptables, pero el equipo europeo quería evitar precisamente dar munición política a Johnson, ponerle en bandeja el inicio del ‘blame game’. Y por eso Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, evitó rechazar directamente el acuerdo tras una llamada telefónica con el primer ministro británico. Pero la oferta seguía siendo inaceptable.

Las conversaciones técnicas que siguieron no han sido fáciles. El viernes el equipo negociador de la Comisión Europea, encabezado por el francés Michel Barnier, se deja de rodeos y le dice directamente a David Frost, jefe negociador británico, que para el lunes debe haber un cambio total en la oferta.

Este lunes las conversaciones tampoco fueron bien, Londres volvió a aparecer sin nada nuevo. Barnier y los suyos no pierden la paciencia, pero tampoco le ven ningún sentido a estas conversaciones que no van a ninguna parte. Aun así, insisten en continuar con el diálogo.

El inicio del ‘blame game’

Pero durante las últimas horas la situación ha vuelto al punto de hace una semana. Toca empezar a culpar a la UE. Desde Downing Street han comenzado a señalar que los países que acepten una hipotética prórroga que pueda pedir el Reino Unido se las verán con el Gobierno, y que aquellos que rechacen una prórroga tendrán un trato preferencial en el futuro con Londres. Una extorsión en toda regla, aunque obviando que muchísimos de esos futuros acuerdos dependen de toda la UE, como la política comercial, y que no pueden cerrarse de forma bilateral.

El ‘Spectator’, una publicación conservadora británica, publicaba en el día de ayer una información, supuestamente extraída la oficina de Johnson, en la que se señalaba que se recompensaría al Estado miembro que bloqueara una extensión.

Alrededor de esta filtración han ido llegando otros mensajes referidos a asuntos todavía más espinosos: la puesta en duda de la cooperación en materia de seguridad, incluido con Irlanda, especialmente sensible por la violencia que se vivió y que todavía es palpable en la isla, lo que ha provocado críticas por parte del ministro británico para Irlanda del Norte, que ha calificado de «inaceptable» la posibilidad de no colaborar con Dublín en materia de seguridad. También dejan caer que, de quedarse en la UE durante algún tiempo más hasta que Johnson ganara unas hipotéticas nuevas elecciones, Londres sabotearía completamente a la Unión desde dentro.

La tensión ha pasado a un nivel distinto este martes por la mañana, cuando se abre oficialmente la veda. Tras una llamada telefónica entre Johnson y Angela Merkel, canciller alemana, Downing Street airea un comunicado muy confuso. Primero dice que la llamada “muestr que la UE ha adoptado una nueva posición”, y luego pone en boca de la canciller una frase difícil de creer: “Merkel dijo que si Alemania quisiera salir de la UE podría hacerlo sin problema, pero que Reino Unido no puede abandonar sin dejar a Irlanda del Norte detrás en una unión aduanera y con una alineación completa para siempre”.

El mensaje de la UE no cambia

“Si esto representa una nueva posición establecida, entonces significa que un acuerdo es esencialmente imposible no solo ahora pero siempre. También deja claro que están listos para torpedear el Acuerdo del Viernes Santo”, termina el comunicado. El mensaje se ve con mucha sospecha desde la capital comunitaria: nadie cree que Merkel haya utilizado ese lenguaje y que, ni siquiera en el campo hipotético, haya utilizado como ejemplo a Alemania abandonando la UE. El comunicado es una bomba de relojería, pero, además, no es creíble para los diplomáticos europeos, que consideran que Londres está directamente manipulando las palabras de Merkel.

Además varias fuentes consultadas señalan que la posición no ha cambiado a lo largo del fin de semana, como trata de dejar caer el comunicado británico. El viernes un portavoz comunitario envió un mensaje claro: “Michel Barnier informó a los embajadores ayer, donde los Estados miembros acordaron que la propuesta británica no da una base para concluir un acuerdo”. La oferta no ha cambiado, así que el mensaje de la UE tampoco.

En eso ha insistido la portavoz de la Comisión Europea, que este martes ha señalado que la postura de la UE sigue siendo la misma, mientras que el Gobierno alemán ha señalado que no van a informar de la conversación telefónica entre Merkel y Johnson, que es confidencial, dando así a entender que, además de jugar al ‘blame game’, Londres está rompiendo los mínimos estándares de confianza mutua.

“La posición europea no ha cambiado: estamos trabajando para un acuerdo. Bajo ninguna circunstancia aceptaremos que la UE quiere dañar el Acuerdo del Viernes Santo. El propósito de nuestro trabajo es protegerlo en todas sus dimensiones”, ha asegurado la Comisión Europea, que ha informado de que este martes continúan las conversaciones entre los equipos técnicos, desmintiendo así los rumores de una ruptura de las negociaciones que llegan desde Londres.

“Finalmente el juego de “culpar a la UE” ha comenzado”, ha apuntado Baiba Braze, embajadora letona ante la Unión Europea, reflejando el ambiente que se está viviendo entre los cuerpos diplomáticos europeos en las últimas horas.

El tuit de Tusk, acusando a Johnson de un “estúpido” juego de culpas, anuncia que los próximos días estarán cargados de tensión, y que la cumbre europea que se celebra la semana que viene va a ser de todo menos tranquila. El juego de culpas ha empezado, y como otras veces, Londres lleva las de perder.