El garrafal error de Historia de Pedro Sánchez sobre la entrada de la España franquista en la ONU

El refranero popular dice aquello de que «cuando habla, sube el pan», para referirse a personas que, lejos de calmar con sus discursos, aumentan el malestar social por sus meteduras de pata. Y eso es lo que suele ocurrir cuando el presidente Pedro Sánchez se sumerge en cuestiones históricas. Si en el pasado atribuyó a San Juan de la Cruz una cita de Fray Luis de León, quien por cierto tampoco la dijo nunca, o aseguró que España le debía un reconocimiento al republicano Manuel Azaña, quien ya fue honrado por el Rey Juan Carlos allá por 1978; ahora el error o la desmemoria histórica de Sánchez ha tenido de protagonista, como no podía ser de otro modo, a Francisco Franco.

Con la exhumación del dictador como telón de fondo, Pedro Sánchez publicó el pasado martes un tuit explicando el porqué, según él, España no entró en la Organización de las Naciones Unidas hasta 1955:

«España no formó parte de los Estados fundadores de la ONU por estar sometida a la dictadura. Hoy cerramos un capítulo oscuro, iniciamos las labores para sacar los restos de Franco de donde han reposado inmoralmente. Ningún enemigo de la democracia merece un lugar de culto»

Aparte de reforzar los discursos revisionistas que dudan de que la Transición cerrara la etapa franquista, el tuit del presidente incurre en varias imprecisiones históricas sobre la fundación de la ONU. La mayor organización internacional creada se gestó, en el verano de 1944, cuando se daba por segura la victoria de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial. Los representantes de estas naciones, Francia, la República de China, el Reino Unido, los Estados Unidos y la Unión Soviética celebraron la conferencia de Dumbarton Oaks para esbozar los propósitos de la organización, sus miembros, los organismos y las disposiciones para mantener la paz, seguridad y cooperación internacional. Al año siguiente, cincuenta naciones firmaron la Carta de las Naciones Unidas que fundó la ONU en la conferencia de San Francisco.

Entre estos 50 países, a los que pronto se sumó Polonia, había estados tan poco sospechosos de ser democráticos como la URSS del dictador Joseph Stalin, la Yugoslavia de Tito o monarquías de corte autoritario como Arabia Saudí, Egipto o Irán. Tanto en su fundación como en años posteriores, los requisitos para ingresar o permanecer en la ONU no tuvieron ninguna relación con la forma política del Estado o el régimen de gobierno de los solicitantes. El objetivo principal del organismo internacional era y es promover el multilateralismo universal incluso entre países totalitarios.

Italia, que se constituyó en un sistema democrático desde finales del conflicto, no pudo entrar hasta el 14 de diciembre de 1955; Japón no lo hizo hasta el 18 de diciembre de 1956; y la República Federal de Alemania hasta el 18 de septiembre de 1973

Como señala Sánchez, España no participó en la Conferencia de San Francisco y no estuvo incluido en los fundadores de la ONU, pero no por ser una dictadura, sino por no haber apoyado a los vencedores de la Segunda Guerra Mundial que dieron forma al nuevo orden mundial. De esta forma, Italia, que se constituyó en un sistema democrático desde finales del conflicto, no pudo entrar hasta el 14 de diciembre de 1955; Japón no lo hizo hasta el 18 de diciembre de 1956; y la República Federal de Alemania hasta el 18 de septiembre de 1973. Todo ello mientras regímenes totalitarios de todo tipo aumentaban las filas de la ONU, hoy conformada por 193 Estados soberanos de los 197 reconocidos en el mundo.

Dictaduras en la ONU

La España de Franco pagó su neutralidad y su no beligerancia activa a favor del Eje con el mismo aislamiento internacional que sufrieron otros países aliados de la Alemania nazi. No solo no fue invitada a la Conferencia de San Francisco ni incluida en el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa, sino que, además, la Asamblea General votó en 1946 a favor de excluir a España de todo organismo internacional y de recomendar a los países miembros la retirada inmediata de los embajadores y ministros plenipotenciarios acreditados ante el gobierno español. La resolución fue aprobada con 34 votos a favor, 6 votos en contra, 13 abstenciones y una ausencia, pero no surtió los grandes efectos deseados. La dictadura capeó el temporal tendiendo puentes con repúblicas hispanoamericanas y países árabes a la espera de las circunstancias internacionales cambiaran.

El general Franco junto al dirigente nazi Heinrich Himmler, durante su visita a Madrid (1940).
El general Franco junto al dirigente nazi Heinrich Himmler, durante su visita a Madrid (1940).

En contra de lo que Pedro Sánchez da a entender en su Twitter, España sí entraría más tarde como dictadura en la ONU. Y es que la Guerra Fría hizo que el gobierno de Estados Unidos y sus aliados europeos cambiaran en esas fechas su actitud para con el régimen franquista, al considerar que España, debido a su situación geográfica y su gobierno anticomunista, sería útil para los planes del «Mundo libre». El 4 de noviembre de 1950, la Asamblea General adoptó la resolución 386, mediante la cual se revocaba la recomendación de retiro de embajadores y ministros acreditados ante el gobierno español al mismo tiempo que se revocaba la recomendación que impedía a España ser miembro de los organismos internacionales establecidos por las Naciones Unidas o vinculados por éstas. La resolución fue aprobada con 38 votos a favor, 10 en contra, 12 abstenciones y ninguna ausencia.

El nuevo contexto abrió el camino para la incorporación de España al sistema pleno de las Naciones Unidas, iniciada en 1951 con la incorporación a organismos adscritos como la UPU (la Unión Postal Universal), la UIT (la Unión Internacional de Telecomunicaciones), la FAO (la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y la OMS (Organización Mundial para la Salud), y finalmente con el ingreso de España a la ONU en 1955.