Los editores de los libros de texto han dado marcha atrás tras reunirse con la ministra de Educación, Isabel Celaá, y niegan presiones autononómicas para la elaboración de los libros de texto. Tras una hora de reunión en el Ministerio de Educación, este colectivo da un giro de 180 grados a la posición que mantuvieron en la rueda de prensa del pasado viernes y aseguran que los ejemplos que aportaron son «anecdóticos» y que «la mayoría se remontan a antes de 2001», cuando los textos tenían que supervisarse.
Este sorprendente cambio de actitud le dio alas a la ministra para afirmar con contundencia que «todo ha quedado aclarado como esperábamos y no hay ninguna denuncia por adoctrinamiento en los libros de texto»