Bruselas levanta la vigilancia sobre el déficit de España y pone el foco en Italia

España e Italia se han intercambiado los papeles como quebradero de cabeza de la UE. Si años atrás el temor en Bruselas era que una quiebra de la economía española arrastrara a toda la Unión, ahora es Italia la verdadera preocupación de las autoridades comunitarias. Hoy ha quedado de manifiesto con dos decisiones que ponen bien a las claras este intercambio de papeles. Mientras que la Comisión ha decidido cerrar el expediente por déficit excesivo abierto a España diez años atrás, ha tomado al mismo tiempo la decisión de abrirle uno a Italia por su abultada deuda.

La decisión respecto a España se ha tomado después de que las administraciones públicas redujeran el año pasado su agujero presupuestario hasta el 2,5% del PIB desde el 11% registrado hace diez años. Aunque la decisión todavía debe ser confirmada por los ministros de Economía y Finanzas, España pone fin a una década bajo el brazo «corrector» del Ejecutivo comunitario, que ha marcado la política presupuestaria de tres gobiernos distintos: primero el de José Luis Rodríguez Zapatero, después el de Mariano Rajoy y finalmente el de Pedro Sánchez.

Las cuentas españolas pasarán ahora a estar controladas en el llamado brazo ‘preventivo’, en el que, en lugar del déficit nominal, se tienen en cuenta los esfuerzos estructurales. Es decir, aquellos que se realizan sin tener en cuenta la aportación del ciclo económico.

El camino inverso al español lo va a recorrer a partir de ahora Italia. La Comisión Europea ha propuesto abrir el procedimiento de déficit excesivo a Italia por no haber reducido lo suficiente su deuda pública, que en 2018 llegó al 132,2 % del Producto Interior Bruto. Esa medida, en última instancia, podría dar lugar a sanciones de alrededor de 3.500 millones de euros, equivalente al 0,2% del PIB italiano.