La deuda municipal y los pactos elevan la tensión en el debate entre alcaldables

¿Con quién pactará usted tras las elecciones? ¿Cómo garantizará los servicios públicos a tenor de los números rojos en las cuentas? Son dos preguntas que bien podrían resumir las interpelaciones entre los ocho principales candidatos al Ayuntamiento de Zaragoza en el debate que este miércoles organizaba HERALDO y en el que el fuego cruzado ha prevalecido sobre las ideas y los programas.

El primer bloque temático, ‘Problemas y soluciones de Zaragoza’, ha arrancado con ritmo, con el popular Jorge Azcón lanzando uno de sus argumentos fetiche: «Zaragoza es la ciudad más endeudada de España después de 16 años de gobiernos de izquierdas. La solución para no tener facturas en los cajones es tener un presupuesto aprobado». El candidato de ZEC, Pedro Santisteve, ha tomado la palabra para presumir de «un plan de ajuste serio con 311 millones de reducción de deuda» que ha permitido «invertir en derechos sociales».

La socialista Pilar Alegría ha subido el tono con un duro mensaje contra VOX: «Un partido que cree que yo hoy debería estar en la peluquería o arreglándome las uñas por el hecho de ser mujer». Afirmaciones que Julio Calvo, alcaldable de la formación de extrema derecha, ha calificado de «lamentabilísimas» y a las que el PSOE recurriría «para desviar la atención del principal problema: somos la primera ciudad española en deuda per cápita».

Sara Fernández, de Ciudadanos, ha criticado la «falta de servicios públicos de calidad, económicos y de consenso» y ha propuesto «un plan de choque». Carmelo Asensio (CHA) ha lamentado «el talante» poco dialogador de ZEC en esta legislatura, así como el estado de las aceras, zonas verdes y transporte urbano. La podemista Violeta Barba ha pedido «influir en el precio de la vivienda con una bolsa pública suficiente» mientras Elena Allué (PAR) ha lamentado que «ZEC y Podemos» hayan «roto el diálogo», lo que habría derivado en que Zaragoza esté «peor, más abandonada y descuidada que hace cuatro años, con menos ilusión y con menos rasmia».

La segunda vuelta del primer bloque ha mantenido el tono, con los ocho cabezas de lista echándose en cara la crispación de la última legislatura, la falta de acuerdo de cara al presupuesto municipal para el presente curso y la baja ejecución de los anteriores o la continua falta de atención del equipo de Gobierno hacia los acuerdos adoptados por el Pleno.

¿Quién pactará, qué misterios habrá?

Los posibles pactos postelectorales han capitalizado buena parte de las intervenciones, sobre todo en el segundo bloque, que abordaba el futuro de la ciudad. Todos, a excepción del candidato de Vox, han hecho referencia directa o velada al asunto, siendo las caras visibles de PSOE y Ciudadanos las más consultadas por su espectro ideológico de partida.

Azcón, por dos veces, ha recordado a Fernández la cercanías de sus programas y le ha instado a alcanzar un acuerdo para formar Gobierno. La candidata naranja, tras un primer silencio, ha sentenciado que «si todos quieren saber con quién vamos a pactar es porque somos una alternativa de gobierno».

No ha faltado la ración de ambigüedad de Alegría, en la línea que su partido ha tomado en los últimos comicios. Desde la izquierda le acusaban de que estar poniendo las bases de un posible acuerdo con Ciudadanos. Y desde la candidatura popular se le ha echado en cara el apoyo del PSOE a ZEC en 2015 y que aspire a ser «el subalterno de ZEC y Podemos».

Los aragonesistas han introducido nuevos elementos en el debate. Asensio ha acusado al PSOE de entenderse con C’s, «un partido trasvasista» y «con Vox, la extrema derecha», mientras Allué ha criticado a sus oponentes por usar Zaragoza «como moneda de cambio de la DGA». Barba ha espetado a Alegría que «un pacto PSOE-Cs no es progresista» y Santisteve, con sorna, se ha preguntado por qué a él no le preguntan con quién va a gobernar.