Igualar la baja paternal a la maternal no es una solución igualitaria

Las mujeres y los hombres son dos sexos biológicamente distintos con características, cualidades y necesidades muy diferentes, por lo que una situación igualitaria llevaría a que unos estén en una posición privilegiada respecto de los otros. Es deseable aplicar estrategias para dar a cada uno lo que es justo según sus condiciones, a saber, ser equitativo. Igualando la baja maternal del hombre a la de la mujer no están siendo muy equitativo.

Con ello estamos asumiendo que es semejante gestar, parir y amamantar que el papel fisiológico del hombre, mucho más limitado. No me convence que, al igualar los permisos parentales, se elimine la discriminación laboral entre sexos y, se comparta la responsabilidad en la crianza.

Parece que España pretende estar entre los países más avanzados de la Unión Europea en cuanto a diseñar estrategias de permisos para el cuidado de los hijos. Las diferencias entre los países miembros son importantes. Por ejemplo Suecia cuenta con los permisos parentales más largos de Europa, a la vez de ser paradigma de igualdad, con un 47 por ciento de mujeres en puestos directivos. En España tan solo el 33 por ciento de mujeres ocupan cargos directivos, no obstante en ningún país europeo la mujer alcanza el 50 por ciento en puestos de esta índole. Parece ser que equiparar la baja paternal no garantiza un modelo igualitario.

Muestra de ello son los países nórdicos, en los que no hay un mayor número de mujeres en puestos directivos y de responsabilidad, a pesar de contar con legislaciones que apoyan la igualdad. Por lo que me pregunto que quizás podríamos emplear otras medidas que facilitaran a su vez que la mujer pudiera desarrollar un valioso trabajo intransferible implícito en la maternidad como es la lactancia materna, de la cual, dicho sea de paso, nos beneficiamos toda la sociedad.

Abogo por promover una política fiscal que diferencie entre hombres y mujeres para luchar contra la desigualdad de género, que contribuya a acabar con estereotipos y permita a la mujer que lo desee, hacer un alto en su camino profesional y poder amamantar y disfrutar de la crianza. Al bebé le hace falta la cercanía de ambos progenitores, pero de forma diferente. Durante el primer año de vida es importante que el lactante pueda sentir la de la madre. El estar en sus brazos le permite oír el ritmo de su corazón, lo único que escuchaba en su vida intrauterina, por lo tanto, en contacto con el cuerpo materno durante el amamantamiento se siente tranquilo y seguro, siendo la leche más que alimento. Los primeros seis meses de vida el bebé recibe cientos de estímulos nuevos, y necesita de un periodo de adaptación para acostumbrase a otras personas.

En sus primeros meses necesita de la cercanía de la madre, es la única persona que tiene la capacidad de alimentarlo con su propia leche. Los gobiernos deberían promocionar la lactancia materna de forma más fehaciente por todos los beneficios que aporta a la salud materna e infantil y el consecuente ahorro económico. Es paradójico que tengamos que convencer a los dirigentes políticos de la importancia en invertir en la promoción de la lactancia materna cuando la evidencia actual incide en que sus beneficios dependen principalmente de que esta sea exclusiva durante los primeros seis meses de vida. Aumentando la baja paternal convertimos la crianza en paritaria, pero flaco favor le estamos haciendo a la madre para que pueda continuar amamantando.

Cada vez son más las madres que, sabedoras de la importancia de amamantar de forma exclusiva los primeros seis meses, hacen cábalas para poder lograrlo. Y una vez finalizadas las 16 semanas de baja maternal, recurren a los 15 días de permiso de lactancia para conseguir prolongarla a 18 semanas. Pero restarán aún ocho para poder conseguir las 26 semanas de lactancia exclusiva que recomiendan las sociedades científicas. Por ello algunas madres en su empeño, y en el caso de que la situación se lo permita, unen el mes de vacaciones o incluso las más afortunadas y con sumo esfuerzo logran algún mes de permiso sin sueldo para poder lograr el objetivo de los seis meses de lactancia exclusiva. O en el peor de los casos cuando la economía no lo permite, recurren a pasar horas delante del extractor y rogar que el estrés no interfiera en poder obtener la cantidad de leche que el bebé necesita en su ausencia.

Es imposible que el hombre pueda amantar. Así que espero que antes de equiparar la baja por paternidad a la de la mujer, recapacitemos y primero se logre que la baja maternal sea como mínimo de seis meses. Seguro que se consiguen estrategias para subsanar las desigualdades laborales que esto pueda suponer. En una posterior publicación algunas madres opinarán sobre qué piensan de aumentar la baja paterna sin prolongar la de la mujer.