Grandes fortunas y jubilados se refugian en Portugal por sus bajos impuestos

Portugal se ha convertido en un reclamo para atraer a jubilados de otros países con un cierto poder adquisitivo, que se dejan seducir por las ventajas fiscales en vigor y, sobre todo, por la flexibilidad del programa NHR, es decir, residentes no habituales (de acuerdo con sus siglas en inglés).

En esos casos, la exención de impuestos o el pago muy reducido están asegurados durante un periodo de 10 años, por lo que las peticiones para acogerse a este plan se han incrementado un 45% en los cuatro últimos años.

Así que cada vez más jubilados españoles se deciden a dar el paso, en sintonía con los de Alemania, Suecia, Francia, Holanda o Finlandia, cuyo gobierno protestó meses atrás por la «competencia desleal» que supone la iniciativa portuguesa. Fuentes jurídicas apuntan que la Comisión Europea ha comenzado a revisar este régimen por su discriminación. En el caso del Reino Unido, las solicitudes se cuentan ya por miles, a causa del pánico a la incertidumbre del Brexit. Las regiones de Lisboa y Oporto concentran a los aspirantes, aunque también el Algarve o Madeira despuntan en el horizonte.

Este régimen ha atraído a miles jubilados que rescatan sus planes de pensiones privados sin pagar un euro a Hacienda. Con estos mimbres, el país ha seducido a personalidades como el exvicepresidente de Coca-Cola, Marcos de Quinto -que de 2018 hasta ahora tenía fijada su residencia en el país luso-, o a la mismísima Madonna, establecida en Lisboa.

Miles de pensionistas

Como ejemplo de las diferencias fiscales, si una gran fortuna ingresa 1,5 millones de euros por rendimientos del trabajo, en España pagará unos 700.000 euros en impuestos, una cuota similar a la que tributará un portugués residente, con tipos de hasta un 48%. Ahora, si se trata de un español acogida al régimen NCR, la factura bajaría al entorno de los 300.000 euros, un 20%. Una distancia de unos 400.000 euros entre un status y otro que se va incrementando con ganancias mayores: hay exención para dividendos, intereses, rentas del alquiler y demás.

Eso sí, Hacienda vigila que verdaderamente la residencia esté localizada efectivamente en el país luso y para ello rastrea desde el consumo de luz o gas hasta si el contribuyente en cuestión está suscrito a periódicos locales, apuntan asesores. «Hay algunas asociaciones con socios de elevado poder adquisitivo y con fondos de pensiones acumulados muy altos que se hallan en fase de trasladar su residencia a Portugal para aprovechar todas las ventajas fiscales de este lado de la frontera», dice a ABC un ejecutivo de un banco español presente en Portugal.

Es el termómetro de la situación que se está ‘cociendo’ en este sentido, a través de fórmulas que pasan cada vez más por el asesoramiento especializado y colectivo. Un síntoma inequívoco de que no se trata de casos aislados.

La embajada de España en Lisboa informó a ABC de que, a fecha 21 de marzo de este 2019, tiene inscritas como residentes a 1.932 personas mayores de 65 años y como no residentes a 62. En cuanto al consulado de España en Oporto, sus cifras oficiales para esa edad totalizan 388 y uno, respectivamente. La curva se dibuja ascendente, amplificada por la cercanía, la calidad de vida y la buena gastronomía que ofrece Portugal.

Según ha podido saber ABC, el perfil de pensionista va desde jubilados de oro de los principales bancos españoles hasta terratenientes y adinerados del mundo rural pasando por inversores con importantes ganancias en Bolsa que ponen rumbo al país luso para enjugar sus impuestos.

Casos concretos

A sus 68 años, Carmen Martínez-Bordiú es uno de los rostros más conocidos que ha dado el salto para aprovecharse de este régimen desde su nueva residencia en Cascais, a 30 kilómetros de Lisboa y erigida en la localidad portuguesa con mayor renta per cápita. Asimismo, el escritor Lorenzo de Médici (último de la histórica dinastía) ha cambiado Barcelona por Azeitao, un enclave a 35 kilómetros de Lisboa donde este italiano «muy español» ha encontrado mayores beneficios fiscales.

El programa NHR existe desde 2009, así que cumple una década y ha sido implementado tanto por los socialistas (que lo pusieron en marcha bajo el mandato de José Sócrates) como por los conservadores del PSD, que no cesaron de incentivarlo cuando Passos Coelho ejercía de primer ministro. Es la contribución de Portugal a la denominada «silver economy» (economía de plata, vinculada a los jubilados), con el aval de que el coste de la vida resulta inferior al que se registra en España, Italia o Dinamarca. El «efecto llamada» ya está aquí.