Polémica entre los socialistas Page y Calvo: el Gobierno «no puede depender» de los secesionistas

La tormenta entre el Gobierno y algunos barones socialistas por la relación con los independentistas arrecia. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano Garcia-Page, ha insistido hoy en sus críticas y ha asegurado que para buscar una solución al conflicto catalán «no se puede depender de ellos».

Esta es la crítica que está en el núcleo de los reproches que dirigentes como García-Page o el presidente de Aragón, Javier Lambán, han lanzado en las últimas semanas después de que en los territorios haya cundido la «preocupación» por la desmovilización de la izquierda en Andalucía y la pérdida de la Junta. Aunque el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no concede una gran importancia en el resultado al debate sobre la unidad de España y al hecho de que haya accedido a La Moncloa gracias a los votos de PDeCAT y ERC en la moción de censura a Mariano Rajoy, la visión de los barones es muy distinta.

Tanto García-Page como Lambán han defendido estos días la posibilidad de ilegalizar a los partidos independentistas. La vicepresidenta del Ejecutivo, Carmen Calvo, en declaraciones esta mañana a la Ser, ha atribuido estas manifestaciones al hecho de que ambos barones están ya inmersos en la campaña de las elecciones autonómicas de mayo de 2019. «Preparan la estrategia, que es lo que hay que hacer». Pero, ha apuntado, que la «compleja» situación que atraviesa España requiere de pensamiento «más complejo».

Calvo ha defendido que «a los partidos solo se les puede ilegalizar cuando tienen vínculos con la violencia, no por sus ideas». «Al independentismo se le combate con argumentos, diciendo que no hay nada progresista ni nada mejor en la salida de Cataluña del Estado español», ha destacado.

El presidente de Castilla-La Mancha no ha tardado en responder a estas declaraciones. En su opinión, según informa Europa Press, «no se está en condiciones de combatir con el diálogo y con la razón» a los independentistas si el Gobierno «depende de ellos».

«Podremos con todos los que quieren socavar la democracia y la convivencia con mucha serenidad», ha subrayado.

Las elecciones andaluzas han reabierto el debate interno en el PSOE de que no pueden gobernar con los votos de los independentistas, un límite que ya se impuso en el partido a Sánchez tras las elecciones de 2016 y que se vio superado por la posibilidad de alcanzar el Gobierno con la moción de censura. Después de que el nuevo presidente prometiera convocar elecciones de manera inmediata se optó por mantenerse en el Ejecutivo para, con esta proyección, mejorar las opciones electorales del PSOE. La sensación interna ahora entre algunos dirigentes es que el flirteo con los independentistas está haciendo daño a la marca.