Iglesias tiene a Sánchez donde quiere, bloqueado

Iglesias tiene a Sánchez donde quería, bloqueado. Se le ha cerrado la puerta de la aprobación de los presupuestos «progresistas» por decisión de los partidos que aún secundan la rebelión en Cataluña. Sánchez solo tiene dos caminos: prorrogar los presupuestos de Rajoy o elecciones. Cometería un error el presidente si apostara por la prórroga, ya que Podemos lanzaría sus aceradas dentelladas al PSOE a pocos meses de las elecciones autonómicas, municipales y europeas.

Con un Gobierno atado por unos Presupuestos con un mínimo margen de gasto social, sería el momento tan esperado por Podemos de evidenciar ante el electorado de izquierdas, el «conservadurismo» del PSOE que gobierna con unos presupuestos de «derechas». Y autoafirmarse Iglesias, no ya como la auténtica izquierda, sino como la única.

El PSOE ha perdido unos meses preciosos, cuando en junio y julio la mayoría de las encuestas lo situaban por encima del 28%,(ahora es solo el CIS), debería haber convocado elecciones, las condiciones eran idóneas; sus dos grandes adversarios estaban en horas bajas; Un PP debilitado por un proceso electoral interno y Podemos eclipsado por el flamante nuevo Gobierno.

En el primer trimestre de gobierno socialista, el PSOE incrementó su expectativa electoral al tiempo que bajaba la de Podemos. Pero desde octubre, desde que Iglesias ejerce tácitamente de vicepresidente, se han invertido los indicadores. El protagonismo en materias sociales de Iglesias le he está haciendo crecer en las encuestas, pasando del 16.2% al 17,0% al tiempo que baja el PSOE al 26.5%.

Iglesias maniobró para que el PSOE se estableciese en la Moncloa y descartase el anticipo electoral y convenció a Sánchez de que él encontraría los apoyos necesarios para sacar adelante los Presupuestos. Pero lo que piden los separatistas, asumible para Iglesias, no puede serlo por el presidente. Sánchez se encuentra por segunda vez ante una línea roja, la que ya le señalaron sus compañeros de partido tras las elecciones fallidas de 2015. «No nos podemos sentar a negociar con fuerzas políticas que están planteando la ruptura de España», expresó Susana Díaz en el histórico Comité.

El Gobierno ha provocado frustración entre sectores de la sociedad a los que se les había prometido poco menos que el final de la era de la austeridad y el regreso del todo gratis y subidas generalizadas de rentas.

Tanto la UE, como el FMI y la OCDE, advierten que están vigilantes y no permitirán alegrías en el gasto. Por lo tanto las políticas socialdemócratas del siglo pasado, basadas en la expansión del gasto público, no tienen cabida en la Europa del siglo XXI. La crisis fiscal del Estado de bienestar comenzó en 1973 y desde entonces tan solo la socialdemocracia alemana se ha puesto al día. El resultado fue que aligeró la carga fiscal de familias y empresas, creció el consumo y la inversión. Tendrá razón Zapatero. Decía en 2005 que bajar los impuestos era de izquierdas.