Palabras y hechos

Javier Lambán llegó ayer a la Moncloa cargado de reclamaciones simbolizadas en un libro-regalo que ilustra la despoblación y el abandono inversor que sufre Aragón. Pedro Sánchez recibió el obsequio con agrado y dedicó a su invitado una buena retahíla de palabras. Ahora hace falta que el presidente del Gobierno responda a la Comunidad con hechos tangibles.

El primer encuentro del inquilino del Pignatelli con el nuevo presidente del Gobierno central, y jefe de filas de su partido (PSOE), le ofreció a Lambán una buena ocasión para que las viejas y las nuevas reclamaciones de Aragón fueran escuchadas con actitud receptiva en el epicentro del poder ejecutivo español. Ahí estuvieron presentes las peticiones de la Comunidad ya bien conocidas: la búsqueda dealternativas a las cuencas mineras ante el posible cierre de la central térmica de Andorra, la necesidad de acometer la limpieza del Ebro o la exigencia de impulsar infraestructuras pendientes, como el Corredor Cantábrico-Mediterráneo y la reapertura del Canfranc. También reclamaciones para paliar el grave problema de despoblación que sufren la mayor parte de la provincia de Teruel y amplias zonas de las provincias de Huesca y Zaragoza.

Sin entrar en muchas concreciones, Sánchez se mostró abierto a la posibilidad de alargar la vida de las centrales térmicas y de cumplir lo que ya pactó el PP con Aragón. Y Lambán le dijo que es meritorio su «esfuerzo» con Cataluña, pero le advirtió que no tiene solución a corto plazo. Poco más. Aragón arrastra un prolongado déficit de inversiones a causa de la escasa sensibilidad presupuestaria que ha habido con la Comunidad desde hace décadas y por las deficiencias del sistema de financiación autonómica. Si el presidente del Gobierno quiere demostrar su compromiso con Aragón debe suscribir acuerdos concretos para potenciar su desarrollo.