Santamaría acepta con reparos el debate que reclama Casado

El debate entre los dos candidatos a presidir el PP que quiere organizar el partido se ha encontrado con los reparos de Soraya Sáenz de Santamaría. Frente a la posición de Pablo Casado, que reclama ese cara a cara para confrontar proyectos, la exvicepresidenta ha mostrado este domingo tanto su disposición a acudir a la cita como su preocupación por las posibles consecuencias: la antigua número dos del Ejecutivo está intentando convencer al vicesecretario de que se integre en su equipo, y cree que el debate solo servirá para aumentar la distancia entre los dos, subrayando sus diferencias y recalcando sus discrepancias.

«Lo que hay que abrir es un diálogo sincero para el acuerdo, un diálogo para construir y para unir», ha dicho Sáenz de Santamaría antes de un acto en Madrid en el que se ha cristalizado el apoyo de la dirección de esta Comunidad a su candidatura. «Indudablemente, tengo mucha experiencia en los debates, y no tengo ningún problema con debatir, al contrario», ha añadido, recordando que ya se enfrentó con Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera en la campaña de las elecciones generales de diciembre de 2015. «Pero entre la división y el acuerdo, estoy por el acuerdo. Podemos debatir para acordar, para encontrar todos los puntos de unión, que son muchísimos», ha seguido. Y ha recalcado: «Acepto el debate, pero preferiría un diálogo abierto para el acuerdo. Los debates son para confrontaciones ideológicas con tus adversarios».

«Los debates los decide la comisión organizadora», han recordado fuentes de la candidatura de Casado. «Pablo está dispuesto a debatir con las normas que decida la organización, cualesquiera que sean».

Las posiciones opuestas de Sáenz de Santamaría y Casado son el reflejo de que afrontan los días que quedan para el congreso extraordinario del 20 y el 21 de julio con estrategias muy distintas: «No hemos llegado aquí para hacer lo mismo con los mismos», ha dicho Casado en Fuengirola, donde proseguía su campaña. La exvicepresidenta quiere que el paso de los días sirva para consolidar su posición como ganadora en el voto de los afiliados, convenciendo al vicesecretario de que debe unirse a su proyecto para llegar al cónclave con una candidatura de unidad que no abra más heridas en el PP a menos de un año de las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2019.

Sin embargo, Casado apuesta por convencer a los delegados que decidirán el nombre del próximo líder del PP de que deben darle su apoyo, volteando el resultado del voto popular: «Esto no es un baile de sillas», donde a los compromisarios se les diga «recuerda quién te ha puesto», ha explicado. Y para eso necesita confrontar ideas y propuestas programáticas con Sáenz de Santamaría, a la que ha empezado a atacar para subrayar sus diferencias, culpándola de la fallida estrategia del Gobierno en Cataluña.

Como adelantó EL PAÍS, el presidente de la comisión organizadora del Congreso, Luis de Grandes, ofrecerá a partir del lunes a los dos aspirantes un debate organizado por el PP, en su sede nacional y con acceso abierto a todos los medios de comunicación.

Esa iniciativa supondrá retomar la idea original de un cara a cara entre los candidatos a suceder a Mariano Rajoy, que quedó suspendida en la primera fase de las elecciones internas del PP por el alto número de aspirantes (seis) y la oposición de los favoritos (María Dolores de Cospedal y Sáenz de Santamaría). La organización también impidió que se celebrara en la sede del partido un debate a tres entre José Manuel García Margallo, José Ramón García Hernández y Elio Cabanes, sin aclarar las razones. Dos decisiones que provocaron críticas internas y que ahora se busca corregir.

De Grandes tanteó en su momento a la veterana periodista Victoria Prego para que ejerciera la función de moderadora, y previsiblemente volverá a hacerlo ahora para el cara a cara entre Sáenz de Santamaría y Casado. El sábado fuentes de las candidaturas de Casado y Sáenz de Santamaría ya avanzaron en este diario la disposición de los dos aspirantes a participar en el debate. Sin embargo, algunos de los dirigentes más influyentes del PP recetan ahora un periodo de calma en que esa cita no tiene cabida. En consecuencia, todo queda en manos de los aspirantes, que también podrán influir en el formato a través de sus representantes en la comisión organizadora.