El plan de Sánchez para elevar el gasto subiría los impuestos 6.500 millones

El nuevo Gobierno de Pedro Sánchez se enfrenta mañana al mal trago de tener que ir al Senado y hacer de tripas corazón con los Presupuestos elaborados por el anterior Ejecutivo. Por exigencias del guión –el marcado por el PNV para apoyar a Sánchez en la moción de censura contra Rajoy–, el PSOE se ha comprometido a respetar las cuentas del Partido Popular. Y el siguiente paso para ponerlas en marcha es el debate de los vetos en la Cámara Alta, este lunes.

En cualquier caso, la nueva ministra de Hacienda, María Jesús Montero, anunció ayer que no defenderá los Presupuestos confeccionados por su predecesor, Cristóbal Montoro. Aunque el debate estaba previsto para la semana pasada, el PP utilizó su mayoría en la mesa del Senado para retrasar la cita y provocar que fuera la ministra socialista la que afrontara el debate «de unas cuentas que no son las suyas», señaló Hacienda. Desde el ministerio apuntan que la presencia de la representante del Gobierno no es obligatoria, pero que Montero ha decidido comparecer en el Senado. Eso sí, «lo hará no para defender los Presupuestos Generales del Estado de 2018, sino para acompañar su tramitación por el bien de la estabilidad del país».

Otra historia bien distinta serán los Presupuestos de 2019. Una vez salvado el escollo de gobernar con unas cuentas ajenas, el PSOE pretende poner en marcha unos Presupuestos que, con toda seguridad, aumentarán el gasto de manera importante. La primera pista de las intenciones del Ejecutivo se verá en unas semanas, con la aprobación del techo de gasto para el año que viene, punto de partida para que los Presupuestos de 2019 puedan presentarse en tiempo y forma, a finales de septiembre. El año pasado se fijó en 119.834 millones de euros, con un incremento del 1,3%, el primer aumento en cuatro años. No obstante, antes de aprobar el techo de gasto es necesario convocar el Consejo de Política Fiscal y Financiera para acordar con las comunidades autónomas los objetivos de déficit.

Lo que sí es seguro es que el incremento de la factura social que prevé Sánchez tendrá que llevarse a cabo bajo la atenta mirada de la Unión Europea, vigilante de que España no vuelva a desviarse de la senda de estabilidad de las cuentas públicas y reducción del déficit de los últimos años. No en vano, España sigue siendo el país de la UE con un mayor desajuste entre ingresos y gastos, con un 3,1% de déficit al cierre de 2017. Por este motivo, cualquier movimiento del Gobierno de cara a elevar el gasto deberá contar con su contrapartida, vía aumento de los ingresos, para cuadrar las cuentas sin desviar el déficit. Sobre todo, teniendo en cuenta que se prevé una desaceleración del crecimiento para este año y el que viene, desde el 3,1% de 2017 hasta el 2,7% de este año y el 2,4% de 2019, según los cálculos del Gobierno. Esto frenará el consumo, que pasará de crecer un 2,4% en 2017 a un 1,8% en 2019. A esto se suma el aumento del precio del petróleo y del gas, que tendrá un impacto de hasta 8.000 millones de euros en la factura de las importaciones españoles.

Presupuesto alternativo

Aunque los socialistas han aceptado las cuentas de este año, antes de la moción presentaron unas «cuentas alternativas» que bien podrían ser la base de los Presupuestos de 2019. En ese «pseudopresupuesto», el PSOE calculaba un aumento del gasto de 8.000 millones para pensiones, educación, sanidad, I+D, etc, acompañado de un aumento igual de ingresos: 6.500 millones más en impuestos y 1.500 en la lucha contra el fraude fiscal.