El independentismo sufre las primeras grietas en su núcleo empresarial

Gran parte de los empresarios catalanes de ideología nacionalista que impulsaron el procés y dieron su apoyo a los planes de ruptura llevados a cabo primero por Artur Mas y después por Carles Puigdemont se desmarcan ahora del independentismo. Sobre todo en privado pero también, y cada vez más en público, los primeros espadas de la economía catalana parece que dan marcha atrás en un momento clave para los partidos soberanistas ante el nombramiento de un nuevo Gobierno.

Es el caso, por ejemplo, de Jaume Roures, socio y administrador de Mediapro; de Ferrán Rodés, presidente del diario Ara; de Sol Daurella, la presidenta de Coca-Cola European Partners, la mayor embotelladora en Europa del gigante de los refrescos; de Eloi Planes, el consejero delegado de Fluidra; de Artur Carulla, el presidente de Agrolimen, el holding propietario de Gallina Blanca, o incluso de Víctor Grifols, antiguo adalid del independentismo y presidente no ejecutivo de la farmacéutica Grifols.

Uno de los más significativos es el de Roures. La Guardia Civil ha situado al fundador de Mediapro en el Comité Ejecutivo que aparecía en el documento denominado Enfocats, considerado la hoja de ruta del procés para la declaración de independencia de Cataluña e incautado en el domicilio de Josep María Jové, número dos del exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras. Roures habilitó un centro de prensa para que el Gobierno catalán informara sobre el desarrollo y el resultado del referéndum ilegal, realizando después un polémico reportaje emitido por TV3 en el que se hacía especial énfasis en las cargas policiales contra la ciudadanía.

Frente a la ruptura

Posteriormente, sin embargo, se ha ido desmarcando de la ruptura unilateral de forma pública en distintos medios. En una entrevista en Onda Cero, quiso dejar claro que «no soy independentista», mostrándose partidario de «hacer un referéndum que se vote en toda España». Y en la misma línea también negó en El Mundo su supuesta vinculación con el procés.

«Me río mucho a veces. Pero también lo encuentro patético. Parece que en este país cuando uno dice lo que piensa hay que castigarlo. No soy independentista», insistió. A raíz sin embargo del informe policial, Hacienda mantiene el cerco a su empresa y ha solicitado a la interventora general de la Generalitat , Rosa Vidal, que entregue toda la documentación sobre los pagos que el Ejecutivo autonómico ha realizado en los tres últimos años a Mediapro.

Especialmente llamativo también es el caso de Ferrán Rodés, presidente del Consejo Asesor para el Desarrollo Sostenible (Cads) de la Generalitat de Catalunya, fundador, accionista de referencia y presidente del diario independentista Ara, y actualmente también bajo la lupa de la Agencia Tributaria por los pagos recibidos de la Generalitat. El empresario, cuya familia ha estado ligada históricamente al grupo de publicidad Havas, ha llegado a escribir un artículo en el periódico que preside y que había defendido a capa y espada la independencia en el que se mostraba tajante frente a los radicales.

«Veo la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) como una trampa colosal, que satisface el independentismo más inflamado, los del tenemos prisa, pero que pone en un callejón sin salida al presidente, al movimiento que lidera y a todos los catalanes», llegó a decir poco después del referéndum. Y eso para reconocer después en círculos privados que ni es independentista ni desea la ruptura con España.

Los Carulla venden el ‘Ara’

Rodés fundó el diario Ara, entre otros, junto con la familia Carulla, la propietaria del grupo Agrolimen, que comercializa, entre otras, la marca Gallina Blanca. Los Carulla han mostrado desde el inicio del procés separatista su apoyo a Artur Mas, significándose así en favor del nacionalismo. De hecho, al igual que ha ocurrido ahora con Rodés, la Agencia Tributaria ha exigido también a la Generalitat que determine los pagos, ayudas y subvenciones realizados a Agrolimen a cambio de su apoyo.

En privado, sin embargo, el presidente de Agrolimen, Artur Carulla, se empieza a desmarcar abiertamente de la ruptura unilateral e incluso está estudiando la venta de su participación en Ara, periódico que, según cree ahora, habría radicalizado su postura y en que controla todavía, según los datos del Registro, casi un 27 por ciento del capital.

Tensión política

La tensión política vivida en los últimos meses en Cataluña provocó asimismo que Sol Daurella, la presidenta de Coca-Cola, haya cambiado de postura. Afín también al mundo nacionalista, entró el consejo de Diplocat, el organismo internacional de la Generalitat encargado de defender el Estado propio más allá de nuestras fronteras en 2016. En enero del año pasado, a pocos meses de que se celebrara el referéndum y ante las críticas recibidas decidió sin embargo abandonarlo.

Todo antes de que, tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución, este organismo fuera liquidado por el Gobierno. «No me consta que Sol Daurella sea independentista, solo trata de impulsar la in- versión extranjera en Cataluña y eso es bueno para España», llegó a justificar Marcos de Quinto, vicepresidente en ese momento de la multinacional norteamericana. En su entorno, tras la celebración del referéndum ilegal, han insistido en esa misma idea, con el objetivo siempre de desvincularla del mundo soberanista, al que sí que sigue en cambio muy ligado su marido, Carles Vilarrubí, cesado de la banca Rothschild por la radicalidad de sus postulados.

Entre el empresariado catalán, hay quien, sin embargo, prefiere ir ahora con cuidado y mostrar posturas algo más tibias. Es el caso, por ejemplo, de Eloi Planes, el consejero delegado de Fluidra, que figura como socio de FemCAT, una organización de marcado carácter independentista, muy crítica con el Estado español. La organización, que ha borrado el listado de sus socios de la página web para que no se les identifique con el independentismo, defiende la superación del Estatut y la Constitución española, siendo muy crítica con el Estado.

Otro empresario de carácter marcadamente independentista en los últimos años ha sido Víctor Grifols, fundador de los laboratorios Grifols, que dejó muy clara su postura ante el expresident Artur Mas. «Siga adelante, no se arrugue», le dijo en 2014 en la preparación de la consulta del 9-N. Ahora, tras llevarse parte del negocio a Irlanda, asegura que si hay una situación de inseguridad jurídica ante una DUI, sacará su empresa de Cataluña.