Tusk: «No queremos levantar un muro entre la UE y Reino Unido»

Bruselas está lista para el siguiente asalto. Tras definir el acuerdo de salida, tanto política como legalmente, el presidente del Consejo, Donald Tusk, ha presentado este mediodía a los 27 y a los ciudadanos las claves principales de las directrices para la negociación sobre la relación futura entre Reino Unido y la UE. Un texto que será discutido y que los jefes de Estado y de Gobierno deben aprobar a finales de este mes para delimitar el mandato de Michel Barnier.

«El pasado jueves en Londres y el viernes en su discurso Theresa May confirmó que Reino Unido se irá del mercado único, de la unión aduanera y dejará de estar bajo la jurisdicción del Tribunal Europeo de Justicia. Por lo tanto, no es ninguna sorpresa decir que la única posibilidad pendiente es la de un acuerdo de libre comercio. Haremos lo mejor que podamos, como con otros socios como Canadá, pero será sólo un acuerdo de comercio, el primero de la historia que se hace no para reforzar los lazos, sino para lo contrario», ha lamentado el presidente.

El pasado diciembre se activó oficialmente la segunda fase de las negociaciones. La primera era y es sobre el acuerdo de salida. La siguiente, sobre el marco futuro en el que tendrán lugar las relaciones entre ambas partes. Y aunque la última cumbre europea del año dio visto bueno para pasar a la segunda, la realidad es que nada se ha hecho. Londres no ha definido hasta ahora su posición y la UE, atareada redactando los artículos legales sobre el divorcio, perfilaba simultáneamente sus nuevas preferencias y líneas rojas.

Tusk ha propuesto hoy una cooperación cercana, absoluta, en seguridad, en la lucha contra «el terrorismo y el crimen internacional», en los «programas europeos de i+d, educación y cultura y para evitar «las consecuencias absurda que es la interrupción de vuelos entre los dos. Debemos empezar discusiones sobre esto lo antes posible». Así como un tratado comercial sin aranceles . Así lo ha afirmado hoy desde Luxemburgo, en una comparecencia junto al primer ministro Xavier Bettel. «No hay ni habrá ganadores, se trata de minimizar las pérdidas. Somos pragmáticos y proeuropeos. La solidaridad es condición clave para la unidad y la unidad lo es para un buen acuerdo», ha dicho el luxemburgués.

Dentro del lenguaje propio del Brexit, una terminología técnica y oscura sólo para iniciados, la palabra directrices (guidelines) ocupa un lugar destacado. La secuencia de las negociaciones es lenta. Por un lado, los dos equipos se ven las caras cada pocas semanas en Bruselas bajo la tutela de Michel Barnier y David Davis. El británico informa a Theresa May y el francés a la Comisión, al Parlamento Europeo y al Consejo Europeo. Y es el presidente del mismo, Donald Tusk, el que antes o después de cada momento clave presenta en público las directrices.

Formalmente es la hoja de instrucciones que Barnier puede y debe seguir. Los principios filosóficos, las líneas rojas y el paraguas político imprescindible antes de cada avance técnico. Tusk consulta contantemente con las 27 capitales y sus servicios jurídicos y técnicos dan forma. Y los jefes de Estado y de Gobierno deberán aprobarlas por unanimidad en la próxima Cumbre del 22 y 23 de este mes.

«El resultado de las negociaciones debe pasar dos exámenes. Uno, el equilibrio de derechos y obligaciones. La UE no puede dar a ciudadanos los derechos de Noruega con las obligaciones de Canadá. Por el bien de la integridad de la UE, no se puede escoger sólo lo que le gusta. El ‘pick and mix’ [escoger a la carta] para un estado no miembro está fuera de la mesa. No vamos a sacrificarlo, no va en nuestro interés», ha avisado el polaco.