El FMI baja una décima la previsión de crecimiento de España por la incertidumbre política

La incertidumbre política en España, agravada en los últimos meses por el proceso de independencia de Cataluña, ha acabado afectando a las perspectivas de crecimiento de la economía. España crecerá este año el 2,4%, una décima menos de lo previsto en octubre, frente a los renovados bríos de la economía global, que crecerá el 3,9%, dos décimas más de lo estimado tres meses atrás, según las nuevas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero el Fondo avisa: las actuales condiciones no son la nueva normalidad y hay que aprovecharlas para hacer reformas.

El Fondo ha aprovechado la destacada participación de su directora gerente, Christine Lagarde, en la edición del Foro de Davos de este año para anunciar en la estación alpina sus nuevas previsiones de crecimiento. Y se suma con ellas al mensaje de optimismo que invade por todos los frentes esta edición del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).

España recibe una mención especial, nada honorífica, del FMI en su última revisión del informe de Perspectivas Económicas. En un momento de euforia económica generalizada, con revisiones al alza de las perspectivas para la economía mundial y Europa en particular, España es la única economía desarrollada que ve rebajada sus perspectivas de crecimiento. Alemania, por ejemplo, logra una revisión al alza para 2018 de cinco décimas, igual que Japón. Italia, de tres décimas. «El crecimiento en España, que se ha situado por encima del potencial, ha sido rebajado ligeramente para 2018, como reflejo de los efectos de la creciente incertidumbre política sobre la confianza y la demanda», recoge el informe.

El economista jefe del Fondo, Maurice Obstfeld, en la rueda de prensa se ha referido explícitamente a la crisis catalana y su impacto en la economía española. «Definitivamente la situación en Cataluña explica la rebaja para 2018 pero el entorno exterior, sobre todo el optimismo sobre la eurozona, y los beneficios de las reformas recientes explican la mejora de perspectivas para 2019. Esperamos que la incertidumbre que rodea a España se reduzca y que se encuentre una forma de avanzar», ha explicado.

Cierto es que el impacto del frenazo es controlado: pasa del 3,1% registrado en 2017 al 2,4% este año, y para 2019 la economía crecerá ligeramente más de lo previsto, hasta el 2,1%, una décima por encima de lo calculado en octubre, seguramente bajo la premisa de que la incertidumbre política habrá remitido.

El FMI baja una décima la previsión de crecimiento de España por la incertidumbre política

La velocidad de la economía mundial se acelera, el PIB mundial crecerá este año y el que viene un 3,9% (dos décimas más de lo previsto), impulsado por Europa, Asia y «el impacto de los recientes cambios fiscales en Estados Unidos». El comercio mundial vuelve a crecer por encima del PIB (4,6%) apoyado en un repunte de la inversión, el precio de las materias primas se ha estabilizado y la inflación sigue contenida (1,9%), lo que resta urgencia a la retirada de los enormes estímulos económicos inyectados durante la crisis por los bancos centrales.

Pese a las buenas cifras, Christine Lagarde ha llamado a la calma. «Seria un error que nos sintiéramos satisfechos o complacientes. Lo primero, por los que han quedado atrás. Una quinta parte de los países emergentes y en desarrollo han visto caer su renta per capita en 2017. Lo segundo, porque esta es mayoritariamente una recuperacion cíclica y en ausencia de continuas reformas volveremos a los problemas que desencadenaron la crisis financier. Y en tercer lugar, por la incertidumbre que rodea al sector financiero ante la progresiva subida de los tipos de interés», ha señalado en su rueda de prensa de Davos.

Factores de optimismo

Ante la euforia que se respira con las buenas previsiones mundiales, Maurice Obstfeld se ha apresurado a lanzar advertencias: «Los líderes políticos deben ser conscientes de que el momento económico actual refleja una confluencia de factores que no es previsible que dure mucho». Estamos en el entorno ideal para impulsar las reformas, remata el FMI, porque «la próxima desaceleración llegará más pronto que tarde y será más difícil de combatir».

Pese a las advertencias, hay factores que contribuyen a apuntalar el optimismo. De forma destacada para el FMI la reforma impositiva aprobada por la Administración de Donald Trump, que hará que EE UU crezca un 2,7% este año (frente al 2,3% previsto) y un 2,5% en 2019, muy por encima del 1,9% anterior. Aunque los beneficios a partir de ese ejercicio se diluyen y empezarán a pesar los problemas derivados de un déficit creciente. Asimismo, Japón crecerá medio punto más de lo previsto, hasta el 1,2%, gracias a los estímulos fiscales aprobados por el Gobierno de Shinzo Abe y la mejora del comercio global.

Entre los países emergentes, destacan las positivas perspectivas de Latinoamérica (1,9% este año y 2,6% en 2019), gracias a las mejoras en México y la sólida recuperación en Brasil. También sobresalen países de la Europa emergente, como Polonia o Turquía, enmarcada en esa región, y el estancamiento de Asia en cotas nada desdeñables del 6,5%.